Mauricio Vila, corcholata panista 2024 de AMLO y Claudia Sheinbaum
Carlos Ramírez
Pasado mañana domingo que rinda su cuarto informe, el gobernador yucateco Mauricio Vila Dosal hará su presentación formal como la primera y más importante corcholata presidencial panista del presidente López Obrador para el 2024, avalado por su alianza con la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum Pardo, la principal precandidata de Morena.
Con un saldo más de pasivos en seguridad y derechos humanos, el gobernador Vila prácticamente ha abandonado los asuntos yucatecos en Mérida y se ha asentado en Ciudad de México, donde tuvo una presentación del brazo y por la calle con Claudia Sheinbaum, un dato que representó el principal indicio del beneplácito presidencial para que Vila sea el candidato presidencial panista para competir con la jefa de gobierno capitalino en 2024.
Un pequeño dato ilustra las prioridades del gobernador Vila: a los artesanos de Chichén Itzá los ha reprimido sin miramientos, pero con el apoyo y el beneplácito Sheinbaum y López Obrador realizará una gran exposición artesanal en el Zócalo de Ciudad de México como una forma de reafirmar sus prioridades: la manipulación de trabajadores manuales yucatecos para comenzar a tener una presencia de carácter nacional desde la plancha el Zócalo capitalino.
Los asuntos de Yucatán han quedado en manos sobre todo del poderoso y temible secretario de Seguridad Pública, Luis Saidén Ojeda, quien arrastra una larga lista de represiones y violaciones de derechos humanos como una forma de mantener bajo control las cifras de seguridad. El dato más importante es que la carta de presentación del gobernador Vila es justamente el bajo grado negativo de las cifras oficiales de seguridad, pero con irregularidades que se están acumulando en organizaciones civiles de defensa de los derechos humanos. Aquí en las páginas de El Independiente se han documentado las denuncias de cómo se ejerce la estrategia del toletazo impune contra delincuentes para bajar las cifras de inseguridad.
El dato de la alianza estratégica del gobernador panista Vila con los planes de administración del proceso de sucesión presidencial del presidente López Obrador se reveló el pasado 18 de diciembre cuando el mandatario yucateco firmó un acuerdo turístico con la jefa de Gobierno de Ciudad de México, aunque aterrizados solo en la utilización de espacios gubernamentales capitalinos para la promoción de la figura del gobernador de Yucatán.
El trasfondo de la alianza Vila-López Obrador se comenzó a desarrollar justo cuando el PAN estaba terminando de amarrar una segunda vuelta de la alianza Va Por México con el PRI y el Partido de Los Chuchos, en la lógica de que el nuevo impulso de la coalición opositora está tomando en serio una confrontación de choque frontal contra el proyecto sucesorio del presidente de la República que encabeza nada menos que la jefa de gobierno capitalino.
Las imágenes sonrientes de Sheinbaum y Vila causaron estragos y molestias en el seno del PAN, sobre todo porque la actual dirigencia panista de Marko Cortés ha sido insistente en potenciar la figura de Mauricio Vila como uno de los más importantes precandidatos presidenciales panistas, inclusive por encima de la fuerza política de Santiago Creel Miranda, presidente de la Cámara de Diputados y uno de los más importantes aspirantes a la candidatura presidencial.
El reparto de candidaturas en la alianza opositora quedó ya fijado: el PRI tiene prioridad en las candidaturas a gobernadores de Estado de México y Coahuila, a cambio de cederle al PAN las de la presidencia de la República y la Jefatura de gobierno de Ciudad de México. En este escenario se vio con malos ojos las sonrisas y alianzas políticas del gobernador panista Ávila con la morenista Sheinbaum, dejando la impresión de que con ese acuerdo y esas fotografías Vila recibió el beso del diablo que estaría afectando su credibilidad panista en la lucha por la candidatura presidencial panista de 2024.
La presencia fija de Vila en Ciudad de México representa el abandono de sus funciones como gobernador yucateco en el Palacio de Mérida y manda el mensaje de que estaría jugando en la cancha de López Obrador-Sheinbaum-Morena en el proceso todavía en marcha de sucesión presidencial en Palacio Nacional, mientras la dirección política del PAN sigue pasando penurias para poder mantener la alianza tripartidista en la candidatura presidencial.
Este contexto fija a Vila como la corcholata de López Obrador en el PAN.
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