Sinaloa: lúgubre futuro económico (2)
Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta
Las finanzas públicas, como en ninguna otra dimensión de la economía resienten la sentencia maltusiana de las necesidades crecientes y los recursos escasos. Sinaloa no es la excepción, máxime los principios de austeridad que rigen en su presupuesto altamente federalizado (88 por ciento). De esa guisa, se impone la necesidad de contar con profesionales altamente capacitados en la cultura macroeconómica para la gestión de nuestro desarrollo económico y no personajes improvisados y cortos de miras.
La innovación y la creatividad no es exclusiva de la gestión empresarial o no debería de serlo. Siempre he sostenido que el pensamiento político y empresarial eficiente se nutre de ideas alternativas, de reflexividad, de la teoría de las opciones y en particular del experimentalismo económico democrático y progresista.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cuenta con recursos para el fondeo de negocios empresariales y de economía social, que cumplan con lo que se denomina proyectos con las 3 Us: que las inversiones privadas o público privadas se decanten por obtener utilidades para los accionistas ( sine qua non), utilidades ambientales y comunitarias o sociales.
Por su parte el Banco Mundial también tiene un departamento especializado en los negocios a que me he referido: la Corporación Financiera Internacional o IFC por sus siglas en inglés. Todo esto lo sé de primera mano porque ahí trabaje como asesor/ consultor del Director para México y el Caribe del IFC, a la sazón el italiano Dr. Roberto Albisseti. Y no es anuncio comercial, es solo para el contexto. No hablo de oídas.
mbas instituciones tienen oficinas en la CDMX, y no es nada difícil acceder a una cita con los directivos de esas instituciones financieras internacionales.
Por las anteriores razones me escuece ver que el secretario de Economía no tenga las luces altas para mirar más allá de sus narices. La tarea que tiene encomendada es de primerísima necesidad social y política, pero no riñe para nada, con un doble movimiento, y que, aunque trabaje en un gobierno, con un asentó humanista, eso no le impide elaborar planes y programas que incentiven la inversión local en Sinaloa. Una política social no se contradice, sino todo lo contrario, con una necesaria promoción del desarrollo empresarial en ambos ámbitos de la economía sinaloense: en el terreno privado y en el social (cooperativas y sector ejidal). Basta de una economía dual exclusivista y en beneficio de los más aventajados.
Por décadas Sinaloa ha caminado por una economía dual, la de vanguardia (los empresarios más avanzados) y los de la retaguardia: los pequeños empresarios y el sector social. El gran sociólogo francés Pierre Bourdieu, acuñó la categoría sociológica del “ Habitus” para significar que las costumbres, la cultura y los usos sociales determinan la personalidad, la visión y la acción de una persona y una sociedad. Javier Gaxiola Coppel y otros que lo han precedido en el cargo, les es sumamente difícil comprender y acometer nuevas visiones y acciones alternativas de política económica por que están condicionados profundamente por su “Habitus”. Y lo anterior no es una exclusividad del presente gobierno, es de larga data y con un alto énfasis neoliberal en el peor sentido de lo que entraña esta denominación.
En el año 2002 tuve la oportunidad de ir a la feria mundial del Seafood, en Bruselas, Bélgica con el objetivo de ver los mercados de mariscos en Europa, para la exportación de camarón que cosechaba en varias granjas de Sinaloa. El stand de México era el más insignificante de toda la feria. Palidecía ante los aparadores de Colombia y Costa Rica, no se diga de Escocía o Inglaterra. En Sinaloa desde esos ayeres luchábamos por darle valor agregado al camarón: pasar de exportarlo en bloques de cinco libras, a maquilarlo congelado IQF, es decir congelado individual para que cuando quieras comer camarón no tengas la necesidad de descongelar toda la marqueta.
De aquella fecha para acá, no ha sucedido nada, más que un retroceso no solo industrial sino en términos de producción, sobre todo en la captura. En Costco tú puedes encontrar camarón en las condiciones antes descritas, incluso más barato que el mercado Garmendia en Culiacán, pero tristemente no es camarón procesado en Sinaloa, la mayoría es importado, así como los excelentes filetes de tilapia que ahí puedes encontrar y que aquí no podemos producir por qué simplemente nuestros operadores de políticas económicas, ni entienden del asunto y ni les interesa ¿O han oído hablar ustedes que Javier Gaxiola Coppel se pronuncie al respecto?.
Tenemos 600 kilómetros de costas, de uno de los mares más productivos del mundo: el mar de Cortes. Poseemos miles de hectáreas de bahías y marismas para la maricultura de bivaldos (almejas y ostiones) con enormes ventajas relativas por la riqueza de nuestras aguas estuarinas, sin embargo estos asuntos no están en el ánimo de nuestro secretario de Economía, que hace un esfuerzo poco creíble cuando habla de economía social.
Recientemente ha desarrollado un programa de cría de gallinas coloradas para la producción de huevos libre pastoreo, sin embargo, como dice el gran economista Joseph Stiglitz, ganador del premio Nobel de Economía, si esas acciones no van acompañadas de una labor extensionista, que consiste en enseñar a maximizar esa producción, de nada sirve por que los proyectos abortaran. Siglitz en su libro “El malestar en la globalización” refiere un caso similar de huevos de libre pastoreo en un país de Africano que fracasó rotundamente por la falta de un “ knowhow” adecuado a las circunstancias.
Es de explorado análisis político que el sustrato y fertilizante del enorme negocio del crimen organizado es la pobreza y la falta de oportunidades de la gente menos tiene en comunidades rurales y en las colonias populares. El desarrollo económico no es un adorno para las políticas sociales sino su vector más importante. Competir con la industria del crimen generando oportunidades de prosperidad para los excluidos es una cruzada y un compromiso moral, no un divertimento de juniors que han llegado al poder gracias a los apellidos, pero sin mérito alguno. Ahí están las consecuencias.