El premio en el Congreso para un gran traidor
Francisco Rocha García
Y cómo reconocer es de caballeros que portan los pantalones bien puestos, es casi imposible que el diputado Ricardo Madrid acepte que es morenista, cuando la rechifla en su contra que selló su afiliación y recibimiento tras traicionar al PRI, todavía resuena en los oídos de los sinaloenses.
El premio para el gran traidor, que se enteró de que su compañera Concepción Zazueta soltó en llanto después de la burla que provino de los asistentes al acto de Claudia Sheinbaum Pardo, y que lo difundió como reguero de pólvora para exhibirla, lo materializó el domingo pasado con su reelección como presidente de la Mesa Directiva en el Congreso del Estado.
En la práctica, este legislador que cubre de pena a todos los integrantes de la Cámara, sigue la línea de los morenistas desde que rindió protesta, aunque formalmente no estuvo inscrito.
Eso es lo que le hace un militante auténtico, porque son los hechos los que cuentan y no los papeles que se firman. La versión es que ya está dentro de Movimiento de Regeneración Nacional, desde que se presentó al evento del Figlostase.
Hay inclusive, quienes sostienen que es activo desde antes.
¿Por qué negar la Cruz de su Parroquia?
Porque todos sus comportamientos son producto de lo burdo de los estilos con los que actúa.
¿Qué se puede esperar de alguien como él?
Eso. Venderse al mejor postor con tal de estar en la cumbre de los privilegios políticos y económicos.
Sin importarle nada.
Su reelección asi lo patentiza como resultado de la maniobra lodosa que operó también el tristemente y célebre Feliciano Castro Meléndrez, titular de la Junta de Coordinación Política, que promovió la creación de un grupo plural como farsa, para que repitiera en el encargo.
Mucha razón jurídica tiene el priista Luis de la Rocha al acusar que ambos personajes destrozan la legalidad para conseguir componendas. Y mucha responsabilidad cargan las mujeres que juntas suman 23 en el Poder Legislativo y que con 21 votos, se negaron la posibilidad de dirigir la Mesa Directiva que quedó en manos de nuevo de un maquinador.
Precisamente cuando se dicen defensoras de los derechos de las damas y de la igualdad por las que mayorías de este sector luchan cada minuto de su vida. No hay dónde esconder esa contradicción, que debiera no registrarse en lo que es la más alta tribuna del estado.
Ricardo Madrid se ganó un espacio en la historia, en las hojas de un libro que no conoce el pundonor.
Dios libre a Sinaloa de una reelección más de diputados.
Dios libre a los ciudadanos, de que se cumplan los deseos de un amplio segmento de los legisladores morenistas, que hacen votos para su reelección. Sobre todo de aquellos que arribaron a la sede por la vía plurinominal y que sin hacer algo provechoso para el pueblo, repitieron en sus curules y que hay un alto riesgo de que vayan por su tercer periodo.
Los electores no quieren resentir tres años de penitencia más. De observar a figurines que se retacan las bolsas de dinero por los privilegios de los que gozan, sin hacer algo positivo.
Y que complementariamente, se burlan de la gente.
Hay muchas pruebas de que no estuvieron a la altura de lo que demanda la ciudadanía.
Episodios vergonzosos de confrontación y escándalo, rubricaron sesiones y pleitos dentro y fuera de su círculo de acción.
El orgullo lo traen tan arriba que el gobernador Rubén Rocha Moya, les pidió que les den oportunidad a otros, porque no son dueños del poder como ellos lo consideran, de manera arrogante.
Algunos más, entre damas y caballeros, pretenden alcaldías, diputaciones federales y hasta senadurías.
Seguramente no miden sus alcances, porque como diputados no supieron lo que apuñaron y tienen en sus manos para hacer el bien, y no el mal, como lo acostumbran. Que desgracia para los pobladores.
Los mal pagadores de Movimiento Ciudadano.
Una mal pagadora más resultó ser Celia Jáuregui, que se acomodó en el Congreso del Estado con los votos de Movimiento Ciudadano y cree que por el hecho de pasarse a Morena, será la abanderada a la Presidencia Municipal de Mazatlán.
Cierto que no hizo mucho como legisladora y se sumó al bloque de los que se sacaron un trienio sabático con el puesto de elección popular.
Martín Heredia es uno de los innombrables que se encuentra en el ojo del huracán y para cubrirse rogó una transferencia para que se le admitiera entre los morenistas. El quebrado empresario no tiene nada que ofrecer, más va en la búsqueda de lo que ni le pertenece ni le pertenecerá.
Cuando tuvo la posibilidad de demostrar su capacidad en una posición pública gubernamental, se perdió en la nada y así sigue.