Morena: la utopía salinista
Jorge Octavio Ochoa
Él pensó, alguna vez, en crear un nuevo partido, llamado Solidaridad, en la época de la Solidarsnoc polaca. Un movimiento de liberación nacional que desapareciera al viejo PRI con todo y sus tres sectores emblemáticos.
A 36 años de aquello, ese viejo partido está a punto de desaparecer. Hoy entra en el escenario un poderosísimo partido de Estado, que decidirá el futuro de este país sin obstáculo alguno.
Morena tendrá mayoría calificada. Ya no hay poder alguno que se les oponga; no hay ley que, si no les gusta, no puedan modificar o desaparecer. Los fideicomisos, afores o pensiones serán suyas.
Claudia Sheinbaum gana incluso con más votos que Andrés Manuel López Obrador, sin tener, ni de lejos, un poco del carisma y arrastre que éste mantuvo durante más de 20 años. Ella no es ni agraciada, ni simpática, ni amable.
En los próximos días, veremos como se da esta transición, donde el presidente en turno tendrá que ir cediendo el escenario a la presidenta electa. Entonces sabremos si es cierto que AMLO cumplirá su palabra de irse al ostracismo.
De lo contrario, López Obrador empezará un sorpresivo discurso “bolivariano”, para erigirse como líder latinoamericano de las “benditas democracias” de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Haití.
Su partido, Morena, será el factótum desde donde se someterá a juicio político a propios y extraños. Ahora sí, vendrá la persecución política. Taboada, Anaya, Claudio X González tendrán que salir del país.
Se acabó la Suprema Corte. También la ministra Norma Piña tendrá que repensar su futuro político, porque el relevo presidencial se da en medio de un grave litigio jurídico. Ella no tiene ya ninguna red de protección.
Los desacatos a sentencias de la Suprema Corte quedarán en el olvido. El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) puede irse despidiendo o entrar a la simulación.
El INAI se quedó con cuatro comisionados desde el 31 de marzo de 2023, tras la salida de Francisco Javier Acuña Llamas. Es decir, más de un año de desacato, por órdenes expresas del Jefe del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador.
Se mantendrá “bajo reserva” por más de 5 años, toda la información relacionada con el Tren Maya, Dos Bocas, AIFA, Megafarmacia y contratos de medicamentos durante la pandemia.
Los adultos mayores de 60 años que no han movido sus Afores de retiro, tendrán mucho de qué preocuparse, porque indudablemente les serán confiscadas.
Habrá que ver cómo modula Claudia Sheinbaum el ambiente de polarización que prevalece; no de división, porque según los resultados, la abrumadora mayoría quiere que Morena sea el poder absoluto.
Regresa el presidencialismo incondicional, el partido de Estado, el carro completo. Es lo que le gusta a la mayoría y a eso nos tenemos que atener. Sólo queda el morbo de ver, qué tanto soporta Claudia el tonito y la forma en que le ordena aquel.
Guste o no, este nuevo régimen que se consolida el día de hoy, está montado sobre las bases de la corrupción, en el perdón a los inconfesables, el desvío inconmensurable de recursos públicos y lo peor, en proyectos fallidos.
Con la mayoría calificada que hoy tiene Morena y sus aliados, se esfumó el sistema de contrapesos. El Ejecutivo federal decidirá todo. Si Claudia cumple sus promesas, desaparecerán los plurinominales y la Corte será comparsa.
Adiós México. Eso es lo que quiso la mayoría. A partir de ahora nadie tiene autoridad moral de quejarse. El discurso de odio funcionó. Lo deseable es que López Obrador cierre ya la boca. Queda la esperanza de que exista una reconciliación.
Con información de Los Ángeles Press