Los riesgos del holgado triunfo del oficialismo
Francisco Garfias
Morena y aliados alcanzaron una mayoría calificada —dos tercios de los legisladores— en la Cámara de Diputados y muy probablemente en la de Senadores. Eso coloca a Claudia Sheinbaum en la posibilidad de plantear una agenda disruptiva.
La primera mujer que será Presidenta en la historia de México podrá reformar la Constitución y realizar reformas que AMLO no logró concretar por no contar con esa mayoría calificada.
El Presidente anunció ayer que muy pronto va a hablar con Claudia de su plan C, porque la nueva Legislatura inicia el 1 de septiembre y él termina sus funciones a finales de ese mes.
El plan C incluye reformas al Poder Judicial para, entre otras cosas, elegir en urna a jueces, magistrados y ministros de la SCJN; eliminar órganos autónomos como el Inai o la Cofece o militarizar los mandos de la Guardia Nacional.
Otros “riesgos clave” de la mayoría calificada que tendrán Morena y sus rémoras es el debilitamiento de la Suprema Corte de Justicia, el deterioro fiscal; relaciones desafiantes con Estados Unidos si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, según Eurasia, consultora dedicada a detectar riesgos políticos para los inversionistas alrededor del mundo.
Por lo pronto, los resultados fueron recibidos con nerviosismo en los mercados. El peso cayó 4.40%, cosa que no sucedía desde el 2020, y la Bolsa Mexicana de Valores perdió 6.1 por ciento. Los primeros discursos de la virtual candidata presidencial electa incluyen el compromiso de gobernar sin distingo para todos los mexicanos —no sólo a los que la apoyaron— y hacerlo “en paz y en armonía”.
Suena como el abandono de la política de polarización que caracterizó este sexenio, pero no olvidemos que cuando AMLO asumió la presidencia, en 2018, dijo algo similar y así nos fue.
* Ya que estamos. La SCJN le tendió ayer la mano a Sheinbaum. En una carta de felicitación, firmada por los 11 ministros, le dicen que su elección es un hito en la historia del país por ser la primera mujer que encabeza el Poder Ejecutivo federal.
Y agregan: “Desde el Poder Judicial federal reiteramos la importancia, para nuestra democracia constitucional, del diálogo abierto y honesto entre poderes y nuestra mejor disposición para responder en conjunto a las demandas de justicia de la ciudadanía”.
Pero está por verse si el plan C no se atraviesa en este intento de reconciliación entre poderes.
* Fue una paliza de época en las elecciones federales y locales del 2 de junio. No tengo la menor duda de que el aparato del Estado tuvo mucho que ver en la arrastrada que le dieron a la coalición PAN-PRI-PRD, pero no sólo eso. El resultado refleja la crisis por la que atraviesan los otrora poderosos partidos políticos. Ni juntos le hicieron cosquillas al nuevo partido dominante.
Claudia le sacó 31 puntos a Xóchitl. Morena y aliados tendrán la ya mencionada mayoría calificada en el Congreso de la Unión. El oficialismo ganó seis de las ocho gubernaturas en disputa y la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Le quitaron Yucatán al PAN, que era uno de sus bastiones.
El país quedó pintado de guinda. La coalición Morena-PT-Verde gobernaría 24 estados: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
El PAN, cuatro: Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro. El PRI, dos: Coahuila y Durango. Y MC otros dos: Jalisco y Nuevo León.
* Releo el desplegado que hace dos semanas publicaron 250 integrantes de la comunidad cultural en apoyo a Xóchitl. Enrique Krauze, Enrique Serna, Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda y Federico Reyes Heroles, entre otros.
El texto decía que el gobierno de AMLO y su partido pretenden extender la deriva autoritaria durante el próximo sexenio —algo así como un maximato—, lo que significa una grave amenaza para la democracia.
Y advertía:
“Ello implica la continuidad de la corrupción política y una creciente inseguridad que ha dejado buena parte del país a merced del crimen organizado”.
El aviso está dado. Luego no hay que quejarse.
* Sobre la posibilidad de un maximato, AMLO dijo ayer:
“Que quede claro, que se oiga bien y que se escuche lejos: terminando mi mandato me jubilo y no vuelvo a participar en ninguna actividad pública política, ni asistiré a ninguna conferencia, no voy a asistir a ningún acto académico, no voy a asistir a ningún acto político…
“No aspiro a ser líder moral ni jefe máximo ni caudillo ni mucho menos cacique; yo me voy a Palenque entregando la banda presidencial y me despido, me retiro, me jubilo”.
¿Usted le cree? La respuesta está en las manos de Claudia.
Con información de Excélsior