La desestabilización de Sinaloa

Álvaro Aragón Ayala

¿Quién es o quiénes son los responsables de evaluar la información que aparece en los medios de comunicación nacionales y estatales, de decodificarla o “desentrañarla”, de valorar el impacto que tiene en la sociedad y en los círculos políticos para prospectar lo que pudiera venir? ¿Se cierne o no sobre Sinaloa una conspiración para su desestabilización política o la conjura ya está en curso?

Miguel Badillo, periodista y director de la revista CONTRALÍNEA, publicó un artículo sobre los presuntos oficios que llevaron a la captura de dos capos sinaloense y la atribuye a una “traición” orquestada por el gobernador Rubén Rocha. Aunque la narrativa, que involucra a otros personajes, es inverosímil, la clave para descifrar “la intención” de la información radica en que su autor es un comunicador cercando a Andrés Manuel López Obrador y la revista es una de las financiadas por el Gobierno de la República.

De la nota difundida por Miguel Badillo, cargada de medias verdades y mentiras, se deduce el interés que tienen personajes políticos no identificados por generar un clima de incertidumbre en Sinaloa; es decir, la operación de clanes políticos de la Ciudad de México metidos en un complot para incendiar Sinaloa y posibilitar la caída del gobernador.

Debido a su diferendo con los directivos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, lío alentado por grupúsculos que “satelizan” en el entorno de Rubén Rocha y maman del presupuesto estatal y que le apuestan a que el conflicto nunca termine, el mandatario estatal generó un clima de miedo y de falta de credibilidad gubernamental que le son adversos y que, de persistir, pudiera provocar que la futura presidenta Claudia Sheinbaum pida su desafuero, que se la arme juicio político o que se desaparezcan los poderes en Sinaloa.

Sí, exacto, eso se desprende del contenido del artículo de Miguel Badillo. Información similar, sobre “la traición”, circula en otros medios de comunicación nacionales, artículos que son retomados por algunos periodistas sinaloenses que no publican el nombre del gobernador. Sin embargo, la información original de donde se elaboran otras notas, cayó en poder del presidente López Obrador y en manos de Claudia Sheinbaum, quien sigue de cerca las denuncias contra funcionarios estatales presuntamente vinculados a los poderes fácticos armados.

Antes, los “asesores” y los “grillos” jubilados de la UAS que lo alimentan de mentiras, le calentaban la cabeza al gobernador acusando a Héctor Melesio Cuén Ojeda de todo lo negativo que se publicaba de Sinaloa, de su administración y de la dinastía Rocha Ruíz, lo que desencadenó una cacería gubernamental despiadada contra el ex rector y fundador del Partido Sinaloense. Hoy, Cuén Ojeda no está. Fue asesinado ¿A quién o a quienes culparán ahora de los ataques? A alguien tienen que señalar ya que viven de la intriga.

La influencia de Miguel Badillo en la Presidencia de la República y en los altos niveles de Morena y la penetración en la esfera federal de CONTRALINEA, revista financiada por el lopezobradorismo, son motivos suficientes para que Rubén Rocha considere que el enemigo de Rubén Rocha no radica en Sinaloa, que nunca ha radicado ni radicó, y que el pleito que le cantó a Cuén Ojeda fue comprado y derivado de una pésima “asesoría” política, legislativa y jurídica. Los verdaderos adversarios del gobernador anidan en la Presidencia de la República y en Morena y la deducción más lógica es que lo quieren destituir ¿O no?

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