UAS: diputados planean boicotear el arranque del ciclo lectivo 2024-2025

Álvaro Aragón Ayala

Como si su misión fuera crear más conflictos para derrumbar a Rubén Rocha Moya, quien está atrapado en una aguda crisis sin parangón, los diputados de Morena y sus aliados tránsfugas del PRI y del PAN, orientan todos sus esfuerzos para convertir a la Universidad Autónoma de Sinaloa en el agente de agitación que le pegue en la línea de flotación al gobernador: intentan, pues, boicotear el inicio del ciclo escolar universitario 2024-2025 y generar violencia.

Es verdad: actuando como enemigos de Rubén Rocha -los juegos del Poder cambiaron radicalmente a partir del 25 de julio-, los legisladores buscan transmutar a la UAS en una “olla express” y obligarla a que explote y que salga la plaza pública a demandar la salida del gobernador. Ante la agresión, la comunidad universitaria y los directivos de la UAS actúan con bastante prudencia y no se dejan enganchar por los diputados que le apuestan al pleito callejero.

Exactamente, los legisladores llaman “jefe político” al gobernador, pero, o están metidos en un juego perverso para hacerle el mayor daño posible, o bien no alcanzan a dimensionar el alcance de sus acciones. No se puede esperar menos, pues son tan soberbios, ambiciosos y estúpidos que tiraron a la basura el exhorto del presidente Andrés Manuel López Obrador para que por la vía del diálogo y a la reconciliación se solucionara el diferendo gobierno estatal-UAS.

Los diputados de Morena y los traidores del PRI y el PAN optaron por continuar con sus discursos falsos y sus ataques mediáticos contra los directivos de la UAS y, violando la Ley General de Educación Superior y la Constitución, insisten en “reventar” la autonomía de la Casa Rosalina. Con peroratas simplonas, mentirosas y tramposas, amenazan con meterse al campus a imponer su ley: el plan es tomar con un asalto legislativo y la violencia a la Universidad.

Esta semana, los diputados Feliciano Castro, el “humanista” preso por asesinato en 1974 en la cárcel de Aguaruto; Sergio Mario Arredondo, yerno de Jesús Aguilar Padilla -ingresó a la esfera pública por la ruta del clásico “braguetazo”-; Manuel Luque, el fúnebre; Adolfo Beltrán Corrales, conocido promotor del vicio; Gloria Himelda Félix Niebla, de claras tendencias gubernamentales, intentarán desarrollar al margen de la ley una “consulta universitaria” para, según ellos, “reformar” la Ley Orgánica de la Universidad.

Los legisladores instrumentalizaron a alumnos y maestros del Cobaes, la Universidad Politécnica, la Universidad “Autónoma” de Occidente, el Conalep, trabajadores del Gobierno Estatal y de los ayuntamientos, activistas y dirigentes de Morena, con el objetivo de que, mediante la violencia, irrumpan en el campus uaseño para colocar urnas, esperando una reacción agresiva de la comunidad universitaria para decirse agraviados, atacados, y vestirse como víctimas de los directivos de la Casa Rosalina.

A contracorriente de los planes de los diputados, está muy claro que jurídicamente, ni legislativamente ni constitucionalmente, poseen facultades para realizar “consultas universitarias” mucho menos para reformar, de manera unilateral y caprichosa, la Ley Orgánica de la UAS; esa es potestad de su Consejo Universitario y de sus órganos colegiados. Ninguna ley otorga “poderes” al Congreso Federal ni a las Legislaturas Locales para que consulten o promuevan reformas a los estatutos internos de las universidades.

En la Constitución y la Ley General de Educación Superior el Poder Legislativo Federal incorporó una fórmula general que protege y autoriza únicamente a los universitarios normar las nuevas circunstancias de la vida universitaria. Esto significa el derecho y la facultad para elaborar o modificar sus Leyes Orgánicas ampliando el margen de maniobra legislativa de las instituciones y acotando la injerencia de los Poderes Legislativos, uno federal y los otros estatales.

Significa que, de acuerdo a la ley, las Universidades Públicas Autónomas no quedaron supeditadas a los caprichos, presiones ni ambiciones externas de los gobernadores o los caciques locales que sueñan con controlar las universidades públicas. La legitimización de los procesos de reforma a las Leyes Orgánicas Universitarias únicamente se alcanza con la decisión exclusiva de los universitarios para enviar o someter a los Poderes Legislativos cualquier tipo de reformas.

Entonces, si los diputados no tienen facultades para realizar una “consulta universitaria” ¿Cuál es la jugada? Boicotear el arranque del ciclo escolar, agitar para generar desestabilización, y “picarle la cresta” a la comunidad uaseña y a los directivos de máxima casa de estudios para que salgan a la calle a protestar y a que pidan la renuncia del gobernador, y luego operar con los medios de comunicación para que divulgan que la UAS cayó es un estado de barbarie.

Que narren, pues, que la Universidad es factor de agitación e inestabilidad y culpar a sus directivos de ser los causantes de la crisis que enfrenta Rubén Rocha, sólo que la jugada es muy descabellada e imprudente y puede provocar, si es que la UAS se engancha en un pleito callejero, entonces sí la caída del gobernador, quien en estos momentos no soportaría la presión universitaria que se sumaría a los apremios del gobierno de los Estados Unidos, de los grupos de poder de la ciudad de México y de la coerción de la prensa nacional e internacional que exigen su cabeza.

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