Presionan a la FGR desde el Senado de la República para que de carpetazo al “caso Cuén”

Álvaro Aragón Ayala

La investigación sobre el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, fundador del Partido Sinaloense y diputado federal electo, registró un impasse, una especie de “estancamiento” derivado de las presiones políticas que se ejercen sobre el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, para obligarlo al “cierre” de las pesquisas o a que desvíe el curso de las indagatorias.

Los investigadores de la Fiscalía Federal también enfrentan obstáculos para sacarle la verdad a la ex Fiscal Sara Bruna Quiñónez Estrada, quien montó una trama policiaca-gansteril para tergiversar las investigaciones del homicidio y no encuadrarlo en el rango de crimen político, y proteger -plantea una de las hipótesis- a los autores intelectuales del asesinato.

Sara Bruna Quiñónez, clave para la FGR en el armado del rompecabezas de la investigación federal, desapareció de Sinaloa. Se “esfumó”. Sus allegados divulgaron la versión de que “estaba muy enferma”, con cuadros sintomáticos de Alzheimer y Mal de Parkinson y arrebatos de estrés. El último reporte que se tiene de ella en la Fiscalía es que “se atiende de sus males de viejita”.

Alejandro Hertz Manero recibe presiones de Senadores de Morena para que cierre el caso, que lo “congele” o desvíe la atención y le advierten que ni se le ocurra llamar a comparecer al Senador Enrique Inzunza Cázarez, quien aparece en una lista de funcionarios públicos que desataron contra Cuén Ojeda una furiosa campaña de linchamiento, persecución política y judicial que derivó en el asesinato.

Enrique Inzunza le apostaba al exterminio del ex Rector y promovía la desaparición del Partido Sinaloense y llamaba a los militantes y dirigentes de este partido “lacras” y “enemigos de Estado”. El Senador proyecta convertirse en candidato de Morena a la gubernatura de Sinaloa en el 2027 y consideraba un serio rival político a Héctor Melesio Cuén Ojeda.

La investigación del crimen apunta al “móvil político”. Cuén Ojeda era considerado un estorbo por Enrique Inzunza y también por el gobernador Rubén Rocha Moya en su proyecto de tomar por asalto la Universidad Autónoma de Sinaloa. Les molestaba el liderazgo natural y dinamismo político del fundador del PAS.

Héctor Melesio Cuén, en sus podcasts, denunció que el verdadero crimen organizado, no estaba en las calles, sino que operaba en el Tercer Piso del Gobierno Estatal. A su vez, furiosos, Inzunza Cázarez y Rocha Moya lo acusaban de ser el autor de las revelaciones de corrupción y nepotismo gubernamental que aparecen todavía en el portal cartelrocharuiz.com.

El ex Rector también interpuesto en la Fiscalía General de la República y la Auditoría Superior de la Federación, desatando la ira del mandatario estatal, varias denuncias sobre el tráfico de obras públicas en el gobierno del Estado, el cual calificó como “carrusel de obras”, que consistía en la triangulación de pagos o “moches” en las que aparece la constructora Chocosa, propiedad de los hijos del gobernador.

Enrique Inzunza, quien amenazó con desaparecer el Partido Sinaloense, acusaba a Cuén Ojeda de ser el responsable de la difusión de un video en el que se observa, al Senador, masturbándose, y también le echaba la culpa de que se hayan divulgado, en plena campaña electoral, las denuncias por delitos sexuales que le interpuso la Jueza de Control Ana Karina Aragón Cutiño. Las querellas están vivas.

SARA BRUNA, LA PIEZA DE INZUNZA Y ROCHA

Después de 22 días del asesinato de Héctor Melesio Cuén, la mañana del 16 de agosto Sara Bruna Quiñonez Estrada anunció su “renuncia voluntaria” al cargo de Fiscal General de Sinaloa, luego de que la FGR encontró una serie de inconsistencias en la “investigación” del homicidio.

Sara Bruna fue colocada por Enrique Inzunza en la Fiscalía Estatal después de que el gobernador Rubén Rocha procesó la “renuncia” de Juan José Ríos Estavillo en venganza porque recibió de la Jueza de Control Ana Karina Aragón Cutiño la denuncia por delitos sexuales contra Enrique cuando este fungía como presidente magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Sinaloa.

En su tarea de “Fiscal carnala”, Quiñónez Estrada intentó consolidar la hipótesis de que Héctor Melesio Cuén fue asesinado en un fallido despojo de una camioneta en la que era trasladado. Recreó incluso su “teoría” con un video grabado en una gasolinera en donde, dijo, se desarrolló el atentado criminal.
Al tomar las riendas de la investigación, la Fiscalía General de la República le restregó en la cara las siguientes irregularidades:

1.-Los empleados de la gasolinera La Presita no escucharon los cuatro presuntos disparos que habrían acabado con la vida del exrector de la UAS.

2.-Las imágenes de la cámara de seguridad difundidas por la FGJ de Sinaloa no permiten confirmar que Melesio Cuén iba en la camioneta atacada.

3.- No hay mecánica de los hechos del crimen.

4.-No se procesó criminalísticamente el lugar de los hechos y la camioneta.

5.-No hay peritajes relacionados con las manchas de sangre encontradas en la zona de carga de la camioneta.

6.-No se cumplieron las medidas necesarias para preservar el cuerpo y, contrario a los procedimientos para este tipo de crímenes, se procedió a la pronta incineración del cuerpo.

7.- El cuerpo de la víctima tenía un hematoma en la cabeza.

8.- A pesar de que en el video sólo se aprecia un disparo, el cuerpo de Héctor Melesio Cuén tenía cuatro disparos en las piernas.

La FGR está tomando la declaración de funcionarios de la Fiscalía Estatal, policías y peritos involucrados, médicos y enfermeras del Hospital CEMSI y del SEMEFO, pero la pieza clave, Sara Bruna Quiñónez Estrada, se hace “ojo de hormiga”, en tanto el Fiscal Federal Gertz Manero recibe presiones del Senado para cierre el caso.

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