Sinaloa: el “caldo de cultivo” para las manifestaciones. Claudia sostiene a Rubén Rocha

Álvaro Aragón Ayala

El estrés/terror que provoca la crisis de seguridad en Culiacán y otros municipios de la zona centro y sur de Sinaloa funciona como una “onda expansiva emocional”. Si al miedo se le suma la incertidumbre que ocasiona la virilización de los sucesos de violencia y la relatoría/creencia de que con la salida del gobernador Rubén Rocha Moya cesará la matazón, los levantones y el robo de vehículo y la perpetración de otros delitos, entonces se estaría de frente a un escenario perfecto para organizar/fabricar manifestaciones públicas.

La alharaca civil-política opositora llama, pues, a la dimisión del mandatario estatal, sin embargo, no existe ningún diagnóstico certero de la iniciativa privada, ni de los politólogos ni sociólogos ni de los especialistas en crimen organizado ni del gobierno federal, que arroje que la licencia o renuncia de Rubén Rocha, en caso de suceder -lo cual es impredecible-, pudiera terminar con la presencia del crimen organizado en Culiacán y en Sinaloa ni con el diferendo sangriento de los dos grupos armados que generan la sicosis colectiva.

Sinaloa, salvo prueba en contrario, no atraviesa por una crisis generalizada, total, de inseguridad pública, ni de una parálisis sistematizada de los sectores productivos -primario, secundario y terciario-. La violencia se encapsula en sectores de la capital de Sinaloa y otros cuatro municipios, y escala en Mazatlán, aunque sin provocar la inmovilización del sector turístico y restaurantero y comercial del puerto y las sindicaturas. Empero, la propaganda periodística nacional pinta a Sinaloa en estado de colapso total.

Es innegable, entonces, que la “onda expansiva emocional” que provoca la violencia en Culiacán alimentada por la propalación de noticias trágicas, funestas, de asesinatos y levantones, y la virilización de la narrativa de que el gobierno de la Cuarta Transformación tiene la culpa del estallamiento de la violencia en la capital del estado, cuyos habitantes vivieron por décadas ajustados a la naturaleza de la “pax narca”, crea el caldo de cultivo para organizar protestas públicas.

El material indispensable para intentar incendiar Culiacán -no Sinaloa ya que el fenómeno no alcanza para masificar la generación del caos-, son las familias a quienes les han asesinado o “levantado” algún pariente -el reporte es de más de 800 muertos y más de 900 desaparecidos-; los propensos “a jalar” a una manifestación son aquellos a los que les han robado vehículos motrices -más de mil 200, arroja el reporte-, y a quienes, a causa del miedo y las bajas ventas, han cerrado sus negocios y se han quedado sin empleo.

El “caldo de cultivo” propicio para detonar manifestaciones contra el gobierno de Rubén Rocha lo constituye así el sector de los afectados directos o colaterales de la escalada de violencia y los alcanzados por la “onda expansiva emocional”, quienes enganchados por los efectos de la publicidad que pondera las acciones de los grupos criminales viven encerrados o desarrollando sus actividades bajo estrés extremo.

También hay otros segmentos de la población proclives a la movilización contra el gobierno de Rubén Rocha y se localizan en sectores en los que el quehacer gubernamental de la 4T los mantiene a raya, alejados de los beneficios del Poder y del presupuesto estatal y de los dineros de los ayuntamientos. Se hallan en los grupos de Morena aplazados o aplastados y personajes visibles del PRI y el PAN y otros partidos. En esos estratos de la población se alimenta la idea de que solución estriba en la licencia/dimisión de Rubén Rocha Moya.

Sin embargo, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció ya la lectura de que, cuando menos por las dos manifestaciones registradas la semana pasada en Culiacán, no tiene planes de pedirle la renuncia a Rubén Rocha: “Nosotros, nuestra labor es ayudar como gobierno federal, a proteger a las familias de Sinaloa, ese es nuestro trabajo, nuestra labor, había ahí algunas columnas como si fuera como antes, en donde el presidente decidía a quién ponía, a quién quitaba. Esa no es la labor del gobierno federal, la labor del gobierno federal es apoyar a las familias de todo el país, construyendo la paz”, puntualizó.

Desde el salón Tesorería, precisó que la violencia en ese estado se desató tras la aprehensión del cofundador del Cártel de Sinaloa, Ismael – El Mayo- Zambada en Estados Unidos, por lo que sostuvo que pedirá al gobierno de Donald Trump más detalles sobre este arresto para proceder a actuar sin injusticias.

“Estamos trabajando en Sinaloa, hay que decir y recordar las razones por las cuales se desató esta ola lamentable de violencia en Sinaloa, hay que recordarle y, en su momento, cuando haya la posibilidad de que se siente bien el gobierno del presidente Trump y que tengamos una relación más fluida, pues vamos a seguir insistiendo en esta explicación de cómo fue que se dio esta detención en nuestro país, que es el origen de esta ola de violencia”, explicó.

“Y decirle al pueblo de Sinaloa que estamos trabajando todos los días, que sabemos y lamentamos la situación que están viviendo, pero que no sólo es una preocupación, es una ocupación permanente”, añadió.

Rubén Rocha Moya permanecerá entonces en el gobierno de Sinaloa en medio de un ambiente adecuado para que la sociedad civil/opositores políticos organicen protestas públicas, y la respuesta masiva de apoyo de su grupo político, la estructura gubernamental y de Morena  a su ejercicio de gobierno. La violencia y sus secuelas entraron a un proceso de politizacion y de medición de fuerzas. La sociedad se polariza…

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