Disidencias en Morena: democracia o autoritarismo

Alejandro Jiménez

Está a prueba el talante democrático o autoritario de Morena. El momento es interesante, pues definirá cuál es el rumbo que tomará esa organización política: hacia el viejo priismo hegemónico, o hacia una nueva forma partidista, de izquierda. O se clausura el futuro o se allana.

El rechazo de un buen número de mujeres legisladoras de Morena al dictamen de la Sección Instructora para desechar el desafuero del diputado Cuauhtémoc Blanco, y los esfuerzos que realizan para revertirlo muestran que puede haber disidencia dentro de los acuerdos y que hay disposición entre las mujeres morenistas de en verdad enarbolar una bandera de género que haga honor a aquello de que “llegamos todas”.

Como reaccione la alta burocracia de Morena nos dará pie para entender de qué lado de la historia se va a colocar ese partido. De momento operó el autoritarismo vertical de defender a un personaje impresentable, protegido hasta la ignominia por el propio ex presidente López Obrador. Hoy las legisladoras morenistas dicen que ya basta, que todo tiene un límite.

En el mismo canal de la inconformidad morenista se encuentran los esfuerzos por rechazar, desde adentro del propio partido, las incorporaciones de personajes ajenos a la lucha morenista y que hasta hace poco abominaban de la 4T, pero que por circunstancias políticas, casi ciricenses, se volvieron guindas, debido a un pragmatismo poco ético pero funcional.

Yúnez, Murat, Lavalle, por mencionar sólo los más mediáticos lastimaron con su llegada al partido a la militancia de base que se la pasó décadas luchando contra ellos.

La cara visible de este movimiento de resistencia es María de los Ángeles Huerta, ex diputada de Morena, quien organiza el llamado Movimiento Nacional de Organizaciones del Pueblo en Defensa de la 4aT. Ella ha escrito en estas páginas:

“Sólo quienes luchamos tantos años contra una mafia que estaba en el poder, sabemos lo que significa ver que nuestro gobierno de izquierda –-recubierto en una demagogia incomprensible en torno a un pragmatismo a todas luces innecesario en estos momentos– ha permitido que hoy arriben al poder, con toda la impunidad a cuestas, gente sin principios ni lealtades como Lavalle, Yúnez, Monreal, Gallardo, Murat, Jara, Durán, Salgado y un sin número de otros nefastos nombramientos que hoy ya invaden las filas de un gobierno que aspiraba a una transformación de la sociedad y a terminar no sólo con la impune corrupción, sino también con los cacicazgos mafiosos que por tanto tiempo gobernaron antes las filas de los gobiernos del prianato y hoy del morenato”.

Y esa inconformidad no la manifiesta desde el rompimiento con el partido, sino desde la convicción personal de que los ideales no se negocian.

Hemos visto cómo Adán Augusto López ha protegido y ensalzado a Yúnez, cuyo voto sirvió para que la reforma Poder Judicial prosperara. No sólo se revirtieron cargos contra él, sino que se le premió con una de las comisiones más importantes del Senado.

Morena no se fracturará con estas disidencias, pero sí definirá moralmente su futuro. Disciplina vertical a ultranza o sano debate interno.

Con información de El Financiero

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