Ana Gabriela ¿Qué tan rápido correrá?
Juan Manuel Asai
Se cierra el círculo en torno a Ana Gabriela Guevara. Los juegos de París 2024 terminan esta misma semana y al gobierno de López Obrador le quedan menos de dos meses. Ana Gabriela tendrá que rendir cuentas de los logros deportivos y del dinero que manejó la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte del 2018 a la fecha. Tendrá que transparentar cuentas sus finanzas personales y las de los integrantes del equipo que le ha acompañado.
El presidente López Obrador ha dicho que la única mancha de su sexenio es la de Segalmex. Se apresuró. Hay otras zonas de penumbra como la Conade que ha estado en el radar de la Auditoría Superior de la Federación e incluso de la FGR, SAT, UIF, más las que se acumulen esta semana, que tienen por ahí, se dice, gordos expedientes que se han mantenido archivados porque todo mundo sabe que el presidente la protege.
No se adelantan conclusiones de ningún tipo, la presunción de inocencia cuenta, pero una investigación a fondo es necesaria. No hay veredictos de culpabilidad hay señalamientos de manejos turbios que se parecen, pero no son iguales. Comentan colegas que han seguido de cerca las vicisitudes del deporte nacional que Ana Gabriela y su equipo se aislaron, se pertrecharon, buscan a donde van teléfonos ocultos. Tal vez solo son desconfiados, discretos, o tal vez son alérgicos a la luz y prefieren operar en la oscuridad.
Lo cierto es que AMLO va rumbo a su finca de Palenque y no parece que esté dispuesto a gastar capital político en proteger, seguir haciéndolo, a la velocista sonorense. El capital político de AMLO se usará para cuidar a los consanguíneos del todavía mandatario. Lo anterior en relación al manejo del dinero público. Es seguro que Ana Gabriela ya tiene apalabrados a contadores y abogados del más alto nivel por si requiere de sus servicios.
Con respecto a los resultados deportivos los especialistas tendrán la última palabra, pero al momento de escribir estas líneas México estaba por ahí del lugar 40 de la Olimpiada de París, junto a Corea del Norte, lo que es bastante descorazonador por decir lo menos.
Nadie le regatea el mérito de los atletas que lograron tener nivel olímpico y por lo tanto viajar a París, pero hay que hablar de la capacidad de la organización deportiva mexicana por tener atletas con posibilidades de subirse entrar a las medallas. Eso en cuanto a los resultados, pero desde mi punto de vista lo más criticable de la gestión de Guevara es su pésima relación con los deportistas cuyos intereses tiene que proteger.
Cuando fue nombrada muchos pensaron que por sus antecedentes como atleta de grandes ligas Ana Gabriela tendría una comunicación fluida, hasta entrañable, con los deportistas, pero no. Nada de eso, al contrario. Desde que llegó al cargo los vio como adversarios, como que estaba enojada de tener que distraer recursos en ellos. Altanera y ordinaria su frase más recordada será haber mandado a un grupo de nado sincronizado a vender calzones para juntar dinero para su preparación. Una y otra vez su altivez era premiada por Palacio Nacional porque el presidente nunca vio, no quiso ver, ningún problema, vamos a todo dar le gusta decir, pero la verdad es que no.
Periodistas que cubren de manera cotidiana organismos como la Conade o el Comité Olímpico aseguran que la grilla entre directivos del deporte hace ver como juego de párvulos los jaloneos en San Lázaro. Si la grilla fuera una disciplina deportiva, dicen, México nunca se bajaría del pódium.
Con información de Crónica