África, el otro escenario en el que se libra el pulso entre Rusia y Occidente
Mientras Rusia está aislada en Occidente por su invasión a Ucrania, el canciller ruso Sergei Lavrov caminó por la alfombra roja por cuatro países africanos en su gira por el continente.
Su visita es una muestra de que Moscú todavía tiene la fuerza diplomática para desafiar a Occidente a través de los gobiernos africanos, pues estuvo en Egipto, Etiopía, Uganda y Congo.
La mayoría de las naciones de ese continente, incluidas Nigeria y Kenia -las potencias económicas de África occidental y oriental respectivamente-, votaron a favor de una resolución de la asamblea general de la ONU en marzo que condena la “agresión” rusa y exigiendo su retirada de Ucrania.
Sin embargo, casi la mitad de todas las abstenciones (17) vinieron de África.
Los países en esta lista incluyen Sudáfrica, que se siente en deuda con Moscú por su apoyo en la lucha contra el Apartheid, y Uganda, que asumirá en breve la presidencia del Movimiento de los Países No Alineados, un organismo mundial formado durante la Guerra Fría por países que querían evitar verse atrapados en la rivalidad entre las potencias occidentales y el bloque comunista.
En una conferencia de prensa con Lavrov, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, reiteró su posición de neutralidad frente al conflicto en Ucrania. “No creemos en ser enemigos del enemigo de alguien”, dijo.
África, un objetivo común
Para Lavrov, la visita fue importante para contrarrestar las afirmaciones de que Rusia está “exportando hambre” a África.
Ante el aumento global de los precios de los cereales, responsabilizó de ello a las sanciones impuestas a Rusia por parte de naciones occidentales.
Sin embargo, no ofreció ayuda a los países africanos para amortiguar los efectos de la crisis económica.
Eso contrasta con el anuncio de EE.UU. de una ayuda de US$1.300 millones para frenar el hambre en el continente, o la iniciativa de la Misión de Resiliencia para la Agricultura y la Alimentación (FARM) liderada por Francia para ayudar a la agricultura africana.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, realiza su propia gira por África esta semana, con Camerún, Benín y Guinea-Bissau en su agenda.
“Algunos nos culpan por decir que las sanciones europeas son la causa de la crisis alimentaria mundial, incluso en África. Es totalmente falso. Los alimentos, como la energía, se han convertido en armas de guerra rusas”, dijo Macron en Camerún el miércoles.
En contraste con esa opinión, Lavrov aseguró que la crisis alimentaria comenzó con la pandemia, pero reconoció que la “situación en Ucrania afectó adicionalmente al mercado de alimentos”.
Al visitar Egipto, el canciller señaló que los exportadores de cereales rusos cumplirían sus compromisos.
La economía de Egipto depende más de Rusia que la de muchos otros países africanos. Alrededor del 80% de sus importaciones de trigo provienen de Rusia y Ucrania, mientras que un tercio de sus turistas extranjeros son rusos.
Moscú también ha hecho un acuerdo para la construcción en Egipto de una planta de energía nuclear que tendrá un costo de US$26.000 millones.
Tradicionalmente, el comercio de Moscú con África se ha centrado en el ámbito militar, desde la venta de rifles automáticos hasta aviones de combate.
Más recientemente, se han desplegado mercenarios rusos en Malí y República Centroafricana para ayudar a las fuerzas gubernamentales a sofocar las insurgencias.
Durante su gira, Lavrov también se centró en la cumbre Rusia-África que se celebrará en Etiopía en octubre y donde se podrían firmar acuerdos comerciales y de Defensa para fortalecer las relaciones.
Pisándole los talones en las giras está Michael Hammer, el enviado especial de EE.UU. para el Cuerno de África, que también visitará Egipto y Etiopía, mientras que la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, estará en Uganda y Ghana la próxima semana.
Occidente desea dejar una buena impresión y tal vez recordar a los países africanos que ofrece mucho más en materia de comercio y ayuda.
BBC News Mundo