PRI, ¿ruptura, simulación o estrategia?

Rosy Ramales

La postura de la bancada del PRI en el Senado de la República en contra de ampliar la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, es totalmente opuesta a la postura de la bancada del mismo partido en la Cámara de Diputados, donde la priista Yolanda de la Torre presentó la iniciativa ex profeso que gustosamente abrazó Morena.

¿Ambas posturas priistas qué reflejan?

¿Una fractura real en el PRI, donde uno o varios grupos (comandados por senadores) no respaldan las decisiones, ni la moneda de cambio para la impunidad del presidente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”)?

¿Una sólida madurez de senadores y senadoras priistas a prueba de cañonazos que velan por el bien del país o, en su caso, por la sobrevivencia de su partido?

¿La libertad de votar en conciencia cada uno de los senadores y cada una de las senadoras priistas?

¿Un doble juego maquinado desde la cúpula priista? ¿Una estrategia? Dar el pase en la Cámara de Diputados a las iniciativas presidenciales o aquellas abrazadas por Morena para conseguir beneficios de toda índole, pero frenarlas en el Senado de la República.

Como sea, el caso es que a falta de consenso entre las bancadas, el Pleno del Senado suspendió la discusión del proyecto para ampliar la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, y avaló devolver el dictamen a las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, Segunda, que presiden los senadores Eduardo Ramírez y Rafael Espino.

 Y se argumentó que “el objetivo de regresar el dictamen es replantear el texto del proyecto elaborado y trabajar sobre uno nuevo, que logre el consenso de los Grupos Parlamentarios”. 

La devolución del dictamen tampoco significa la derrota de la bancada de Morena y aliados, sino más bien parece una estrategia para ganar tiempo con el fin de “convencer” a más diputados de oposición para conseguir la mayoría calificada requerida para su aprobación.

O en su caso, efectivamente replantear el proyecto para alcanzar el consenso y, en consecuencia, tal votación.

Así que el líder del Grupo Parlamentario de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal Ávila, tampoco ha sido derrotado aún. En diez días se discutirá nuevamente y entonces se verá. El zacatecano es bastante hábil, y suele hacer jugadas maestras, a menos de que ahora se encuentre frente a la excepción.

En cuanto al tiempo y consenso, algo manifestaron el PAN y el PRD en un comunicado conjunto:

“Por el bien de México, nuevamente proponemos que, en parlamento abierto y escuchando a expertos y especialistas en la materia, construyamos una verdadera estrategia y modelo de seguridad pública civil, que logre disminuir la creciente violencia e inseguridad en el país y que, como lo mandata la Constitución, en situaciones específicas pueda contar con el acompañamiento de nuestras Fuerzas Armadas. Tenemos tiempo suficiente para hacerlo, ya que el plazo vence a finales de marzo del 2024.” 

Claro, ya no sería el planteamiento original de la “4-T”, ni en términos de la iniciativa de la diputada priista Yolanda de la Torre. Y entonces sí, se habrá impuesto la oposición.

EL SENADO, EL DIQUE 

Si los senadores y senadoras de oposición fuesen en serio y mantienen su postura de rechazo a la aprobación de ampliar la permanencia de las Fuerzas Armandas en tareas de seguridad pública, el Senado de la República jugaría su papel de equilibrio y de dique a las decisiones del partido en el poder: Morena. 

Por lo menos de aquí al 2024, año en que habrá elecciones para renovar las cámaras del Congreso de la Unión, jugándose nuevamente los partidos políticos la mayoría.

Por lo pronto, Morena y aliados no tienen la mayoría calificada para aprobar sobre todo reformas constitucionales; tampoco la tiene la oposición. De ahí la necesidad de construir acuerdos y consensos entre los Grupos Parlamentarios, particularmente el Senado de la República donde el partido guinda la tiene más difícil porque los senadores priistas a veces no siguen la línea de su dirigencia nacional.

Entonces, si la oposición en la Cámara de Senadores se mantiene en su postura, difícilmente pasarán lisa y llanamente las iniciativas presidenciales, ya sea en su papel de cámara de origen o de cámara revisora. Quizá pasen, pero con modificaciones en consenso.

Y ya viene la reforma electoral.

¿Y ESTÁ SALVADA LA ALIANZA “VA POR MÉXICO”? 

Eso sí es todo un acertijo. Porque está vista la existencia de cierto grupo de priistas que emulan mucho a la “Chimoltrufia”, ‘así como dicen una cosa dicen otra”.

Ahí está el ejemplo, en la Cámara de Diputados.

Indicador Político

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