El discurso feminoide de Feliciano y la apasionada entrega de los diputados 

Álvaro Aragón Ayala 

La comparecencia del gobernador Rubén Rocha Moya ante los diputados del Congreso Local con motivo de su Primer Informe de Gobierno estuvo a punto de caer en el deslucimiento por la frivolidad del diputado presidente de la Junta de Coordinación Política, Feliciano Castro Meléndrez, la sumisión-control de los legisladores hipnotizados por las dietas del poder, por el espacio-tiempo de los discursos y la ronda de preguntas y respuestas. 

En el ejercicio de rendición de cuentas, volvió a tirar pa’l monte Feliciano Castro con su discurso rosa, afeminado, que pronunció como si se encontrara en el pulpito de una Iglesia, contoneando “el humanismo solidario” y “el amor al prójimo, el amor a los otros”, los otros que “nos dan plena existencia”, perorata que ya cobró carta de residencia morenista en la LIV Legislatura.  

Las cursilerías de Feliciano y la graciosa entrega de los diputados disciplinados al proyecto de la 4T, revelaron, otra vez, la sumisión de los legisladores del PRI y del PAN, unos controlados por Ricardo Madrid, pieza clave del gobernador, y la otra por Roxaña Rubio, enlazada a su alter ego Adolfo Rojo y a Alejandro –El Diablo- Higuera, secretario particular de Rubén Rocha.   

La comparecencia duró ¡más de 5 horas! El trabajo informativo de Adriana Ochoa del Toro, directora de Comunicación Social del gobierno estatal, impidió que la agenda del gobernador se perdiera en el vació del tiempo-aire o que fuera devorada por el pruritoperiodístico inclinado a destacar el discurso feminoide de Feliciano Castro o por el abandono de los invitados especiales del recinto legislativo. 

Quienes se quejaron de la larga duración de la comparecencia del gobernador “no entienden la naturaleza del legislativo”, justificó Feliciano Castro llevándose entre las patas al propio Rubén Rocha Moya quien precisó que el ejercicio de rendición de cuentas “pudo haber sido más ágil y menos tedioso”. Lo “pesado” del encuentro ocasionó que algunos asistentes se retiraran del Congreso para ir a atender asuntos personales.  

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