El burro y su clientela política
Beatriz Pagés
Después de la exitosa marcha ciudadana del 13 de noviembre, el presidente ha decidido convertirse en jefe de campaña de su partido político.
Al ver que millones de mexicanos repudiaban su reforma electoral sintió que era urgente salir a poner un alto a la “marea rosa” para impedir que la ola de simpatía creciera y contagiara a sus seguidores.
El burro, entonces, decidió convocar a su clientela política para salir a las calles y demostrar que sólo él y su partido cuentan con la suficiente fuerza para ganar las elecciones en el 2024.
López Obrador sabe que su reforma electoral está muerta. Sabe que hombres y mujeres libres exigieron a la oposición matarla y que los partidos votarán en contra de una iniciativa inconstitucional y autoritaria.
Pero, el burro al escuchar los aullidos del lobo decidió tomar medidas para evitar que sus ovejas huyeran. ¿Qué hizo? Convocar a una marcha de acarreados para hacer creer que él y su gobierno son invencibles.
La marcha oficial, la del gobierno para aplaudir al gobierno dejará ver el uso y abuso que hace el régimen de los más pobres. Les pagará y amenazará -como hacían los reyes- para que arrojen incienso a un autócrata con delirios de grandeza.
López ya tomó la decisión de tocar los tambores de guerra en contra de los mexicanos. Ya partió al país en dos. Llama “pueblo” a sus aliados y enemigos del “pueblo” a sus adversarios. Busca provocar una lucha sangrienta entre hermanos para montar su trono sobre los muertos.
Es el primer presidente que se subleva en contra de sus gobernados. Se quedó atrapado en la protesta, en los pozos petroleros y sigue sin entender lo que significa moral y políticamente ser presidente.
Utiliza los recursos públicos para armar una asonada en contra de los ciudadanos que se atrevieron a disentir y a poner un alto a su intento de asaltar al INE. López pretende vengarse de quienes echaron a perder sus planes dictatoriales.
Y se vengará con una marcha falsa e ilegítima, más parecida a un carnaval donde gobernadores, alcaldes y legisladores de Morena harán las veces de aplaudidores para curar el ego herido de su jefe el presidente.
Pretende utilizar la bufonada del 27 de noviembre para convertir su derrota legislativa en una victoria de masas. El burro dirá a sus ovejas reunidas en el Zócalo que los diputados de Morena salvarán los intereses del pueblo mediante un Plan B.
Y el Plan B consiste en que los roedores de Morena en la Cámara de Diputados presenten modificaciones a las leyes secundarias para carcomer recursos al INE, debilitar la autonomía del instituto y destruir su estructura administrativa.
Las masas escucharán el rebuzno del burro y aplaudirán su heroicidad. Sólo que la “marea rosa”, el pueblo verdadero, el que salió a defender la democracia sin recibir un solo peso, una amenaza o una extorsión ya habló, y dijo no al dictador.