Mansiones se compraron con dinero del Cisen, Fovissste y AFI: esposa de García Luna
Nancy Flores
Brooklyn, Nueva York. Con el supuesto cobro de un cheque y un bono obtenidos del ya extinto órgano de espionaje político Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), del seguro de separación individualizado de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), un préstamo del Fovissste y dos créditos bancarios de Inbursa y Scotiabank, es como Cristina Pereyra aseguró que ella y su esposo Genaro García Luna amasaron su riqueza patrimonial. Entre los bienes figura una mansión con alberca y pecera gigante, dos restaurantes de lujo y dos casas de descanso.
Al comparecer como la única testigo presentada por la defensa del exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón ante la Corte federal del Distrito Este de Brooklyn, la mujer afirmó bajo juramento que ese fue el origen del dinero para la adquisición de diversas propiedades inmobiliarias en México. Nada se le preguntó acerca del patrimonio que poseen en Florida, Estados Unidos.
Como si se tratara de una exitosa agente inmobiliaria, Cristina Pereyra aseguró ante los miembros del jurado que mientras su esposo y ella invertían en la compra de terrenos entre 200 mil y 450 mil pesos entre 1997 y 2008, y que una vez construidas las lujosas casas las vendían en varios millones de pesos. Además, en el contrainterrogatorio de la Fiscalía, rechazó haber habitado bienes inmuebles comprados por prestanombres.
La mujer de 52 años de edad –cárdigan café, blusa verde, pantalón negro y tenis morados– intentó convencer al jurado de un esquema de financiamiento con el que es posible adquirir propiedades: los créditos. No obstante, las contradicciones de sus dichos quedaron expuestas durante toda su testificación.
Por ejemplo, Cristina Pereyra afirmó que en el Cisen trabajó tres años [en el sexenio de Carlos Salinas: de 1989 a 1991], pero la extinta dependencia de la Secretaría de Gobernación le pagó “un cheque por los años trabajados” con el cual pagó, en 1994, una parte del costo del primer apartamento de la pareja. Ello, sin precisar los montos ni de la compra ni del cheque. A la par de estos datos, la esposa de García Luna dijo que en 1995 se casó con el ahora imputado de haber conspirado con el Cártel de Sinaloa para traficar cocaína a Estados Unidos.
Para 1997, la pareja vendió ese apartamento. Con ese dinero y un “bono de fin de año” que le pagó el Cisen a García Luna compraron unos terrenos en Paseo de los Cedros, por 450 mil pesos. Un año más tarde, “con los ahorros” del todavía agente del Cisen compraron un local para montar una tienda de artículos de oficina, declaró Cristina Pereyra.
En 2000 –año en el que Vicente Fox ganó las elecciones presidenciales y García Luna comenzó a escalar puestos–, la pareja adquirió una propiedad en Jiutepec, Morelos. A ésta la describió como una casa de descanso para su familia integrada, también, por sus dos hijos. Aunque de inmediato rectificó que su principal propósito era que sus suegros, que ya eran adultos mayores, vivieran ahí. Pagaron entre 300 mil y 450 mil pesos por ese bien, afirmó. “Mi esposo tenía un nivel más alto en su función, teníamos una casa propia y podíamos ahorrar”, respondió a la pregunta de “cómo costearon el pago” que le hizo la propia defensa. Orientada por el abogado defensor, Cristina Pereyra añadió que por esos años vendieron una camioneta Ford Winstar en 200 mil pesos, dinero que supuestamente también se destinó al pago de la casa. Ésta la vendieron en 2004 por 1 millón de pesos, dijo la testigo de la defensa.
Dos años antes, en 2002, la esposa de García Luna aseguró que adquirieron el terreno –por 450 mil pesos– y que después se convirtió en la “casa blanca” de García Luna, con una enorme alberca y un acuario.
Para 2006, la pareja se hizo de otra casa de descanso pero en Cuernavaca, con un crédito del Fovissste, según Pereyra. No obstante, estos préstamos son para vivienda de interés social. Ese mismo año compró otra propiedad en Paseo de los Cedros, por 3.5 millones de pesos, con el propósito de establecer “una cafetería”. En realidad se trata de un restaurante de lujo. “Mi esposo buscó un crédito con el banco Inbursa”, de Carlos Slim, –afirmó la señora. La hipoteca, agregó, alcanzó prácticamente para comprarla y ellos pusieron 40 mil o 50 mil pesos.
Acerca de los ingresos con los cuales supuestamente García Luna iba liquidando los créditos, la defensa sugirió a Pereyra en forma de pregunta: “¿hubo un impacto económico respecto de la salida de García Luna de la AFI?” A lo que Cristina Pereyra dijo: “obtuvo lo que en México se llama seguro de separación individualizada por 2 millones 700 mil pesos”.
En ese tiempo vendieron la casa en Paseo de la Cedros por 2 millones 800 mil pesos, y compraron la casa en Montaña de la Mora por 7.5 millones, con una hipoteca que cubrió 5.8 millones de pesos.
En 2009, vendieron esa casa y compraron la de Monte Funiar, pues según la esposa los medios la acosaban tomando fotografías a su casa, a ella y a sus hijos. Y a estas compras se suman las de los locales comerciales de los negocios de Cristina.
Otras contradicciones
Entre las más claras contradicciones de su testimonio, está el hecho de que Cristina Pereyra aseguró que hacia 2002 o 2003, su “casa blanca” con alberca la rentaba para fiestas infantiles. No obstante, también declaró que en 2001, cuando García Luna asumió la titularidad de la AFI, sus vidas cambiaron pues ahora tenían una escolta de 20 personas y una casa de seguridad, además de que el gobierno de Fox les proporcionaba camionetas blindadas con chofer y guardaespaldas. Operativos de seguridad que se reforzaron cuando asumió la Secretaría de Seguridad Pública, según la mujer. Pero en esa misma época su casa blanca, dijo, la rentaba a otras personas para sus fiestas.
Entre 2006 y 2012, declaró en otra contradicción, ella personalmente atendía el restaurante Los Cedros. Una época que previamente había descrito como muy pesada para su familia, pues sus hijos casi no tenían libertad al estar sujetos a un régimen de protección extremo, con una veintena de escoltas y coches blindados. Situación que los orilló a decidir mudarse a Estados Unidos al término del sexenio calderonista, para que “los jóvenes tuvieran una vida más normal y libre”, según su madre. Actualmente, el hijo mayor tiene 26 años y la muchacha, presente este día en el juicio, 24 años.
Otra contradicción tiene que ver con el “hobby” de García Luna: los autos de lujo. Al respecto, dijo que su pasión lo llevaba a adquirir carros viejos y, junto con uno de sus hermanos, arreglarlos. Incluso lo hacía, según Pereyra, en 2008-2009. Es decir, cuando el súper secretario tenía bajo su responsabilidad encabezar la “guerra” de su amigo Calderón Hinojosa. Así, los autos viejos los convertían en autos clásicos de colección, según lo dicho por la esposa.