Catalina Esparza Navarrete: de las torres más altas se han caído…
Benjamín Bojórquez Olea
La arrogancia desmedida de la subsecretaria de Planeación Educativa en Sinaloa, Catalina Esparza Navarrete, continúa dando de qué hablar, ya que no conforme con ostentar dos jubilaciones una de UAS y la otra del UPES, cuenta, además, con otro cargo de jefa de Sector, cargo tan codiciado por todo maestro o maestra, mi pregunta es, ¿cuándo atiende los dos cargos, o bien, es compatible con sus horarios laborales?
No entendemos como no se ha dado cuenta la titular de la Sepyc, Graciela Domínguez Nava, pues este tipo de personajes afectan la imagen pública de dicha dependencia gubernamental, peor aún, desdeña la credibilidad y transparencia en la función pública, lo cual, Catalina Esparza continúa engatusando a su jefa, con el aditamento, de cuidar sus propios intereses personales. Vaya joyita tienen en Sepyc.
En la secretaria de Educación nadie puede ver a esta servidora pública mencionada, todos coinciden que su autoestima está demasiado elevada. De esta forma, su prepotencia tiende a faltar al respeto y a menospreciar a sus compañeros a su alrededor.
Catalina Esparza Navarrete, tiene objetivos totalmente distintos, desplazar a quien tenga a su derecha, su conducta dentro de dicha secretaría de Educación genera división, se la lleva peleando con quien se sienta y quien no se sienta a un lado de su escritorio. En pocas palabras, le quedó grande el cargo. Qué triste es tener juguete nuevo y no poder divertirte a lo grande; no sabes para que sirve ni cómo se usa; no sabes ponerle las pilas ni puedes echarlo andar; no has leído adecuadamente las instrucciones. Quien te lo regaló no te dijo que este “juguete” es sumamente delicado y que, si no lo tratas con tacto, con delicadeza, se te puede romper entre los dedos; mira nada más, te lo dieron hace poco y ya lo tienes hecho pedazos.
Lo cierto es que crees que es completamente tuyo, cuando hay amigos y amigas a tu alrededor que también quieren disfrutar de sus cualidades, de sus atributos. ¡Ah, qué Catalina! Creíste que te iban a regalar una dulce y tierna muñeca, una pequeña Barbie que te llenaría de sueños, de ilusiones, de momentos gratos e inolvidables. Pero no fue así, fue todo lo contario. Te regalaron una yegua salvaje, enfurecida, brava, que desconoce hasta a su propia creadora; no es nada fea, es hermosa, es esbelta y atractiva, pero pocos pueden domarla. Para lograrlo, por supuesto, hay que tener inteligencia y sabiduría, acompañada de carácter, fuerza, coraje, entusiasmo y, sobre todo, humildad; este “juguete” tiene mucha potencia, una endemoniada patada. Quienes te lo regalaron, tus benefactores, no te dijeron que el “juguete” es sumamente peligroso por donde quieras verlo; hubiese estado bien que te alertaran: Todos van a querer arrebatarte tu pequeña yegua. Por si no lo sabes, aunque es nuevo para ti, ese mismo “juguete” ya lo han acariciado otras personas, ya ha pasado por otras manos, así que no te creas eso de que eres la única dueña.
Además, por si no te has dado cuenta, tiene fecha de caducidad (lee la letra pequeña); te va a durar tan solo un tiempo, así que, si no lo aprovechas te quedarás sin nada, sin “juguete” y sin amigos. Por ególatra, por sorda. Señora Catalina, permite expresar lo que pienso: los juguetes son para compartirlos, de nada sirve abrazarlos y atesorarlos para uno mismo cuando hay decenas de amigos y amigas con los que te puedes divertir a lo lindo.