Desempleo ‘encubierto y extendido’ en México

Víctor Piz

En su conferencia matutina de este viernes, el presidente López Obrador presentó una gráfica que ubica a México como el quinto país con menor tasa de desempleo.

Sobre la tasa de desocupación, que el INEGI reportó de 3 por ciento en agosto, con un número de desempleados de 1.8 millones, AMLO bromeó al decir “miren, es para tirar aceite, para presumir”.

Ciertamente, el mercado laboral en México sigue mostrando fortaleza y la tasa de desocupación se ubica en mínimos históricos.

En los primeros siete meses del año se registraron aumentos continuos de la población ocupada.

De diciembre de 2022 a julio de 2023, la población ocupada en el país creció en 1.5 millones de personas, mientras que la desocupada aumentó en 274 mil.

Sin embargo, con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo publicada esta semana y que incluye tanto a los trabajadores formales como a los informales, de julio a agosto la población ocupada disminuyó en casi 270 mil personas.

Por su parte, el número de desocupados o desempleados descendió en cerca de 119 mil de un mes a otro.

A estas cifras se agregan otras medidas de desempleo, como los que se ubican fuera del mercado laboral, pero están disponibles para trabajar.

Prácticamente 61 millones de personas conforman la población económicamente activa y 39.8 millones, la no económicamente activa.

Dentro de la PEA, 59.2 millones se encontraban ocupadas y 1.8 millones –como se indicó arriba– estuvieron desocupadas en agosto.

De esta categoría, población no económicamente activa, 5.3 millones se declararon disponibles para trabajar.

A esta población disponible también se le conoce como ‘desempleo encubierto’. Son personas que no buscaron trabajo, pero aceptarían uno si se los ofrecieran.

Las restantes 34.5 millones de personas declararon no estar disponibles para trabajar.

Los 5.3 millones que se declararon disponibles para trabajar, pero no llevaron a cabo acciones para hacerlo, constituyen el sector que eventualmente podría participar en el mercado laboral, según el INEGI.

Si la población disponible fuera considerada como población desocupada, el resultado sería lo que algunos analistas definen como ‘desempleo extendido’, con un número de personas de 7.1 millones y una tasa del orden de 10.7 por ciento.

Obvio que una tasa de desempleo extendido de doble dígito es muy superior a una tasa de desocupación de 3 por ciento.

Además, la población subocupada, que cuenta con una ocupación, pero tiene necesidad y disponibilidad de trabajar más horas, fue de 4.7 millones en agosto.

La suma de los desocupados, los disponibles para trabajar y los subocupados da como resultado 11.8 millones de personas.

Otra dimensión del mercado laboral muestra que, de las 59.2 millones de personas ocupadas, 2.4 millones “contribuyeron de manera directa a los procesos productivos, pero sin un acuerdo de remuneración monetaria”.

Dicho de otra manera, no reciben remuneración por su trabajo.

Por si fuera poco, persiste una elevada informalidad laboral en México.

De las personas ocupadas, 26.5 millones cuentan con una ocupación formal, pero 32.7 millones tienen una ocupación informal.

Estas personas están en situación de vulnerabilidad, ya sea porque laboran en condiciones informales o porque su relación laboral no es reconocida por sus patrones.

La tasa de informalidad laboral es de 55.2 por ciento, lo que quiere decir que está representada por más de la mitad de la población ocupada en el país.

Entre las entidades federativas con mayor tasa de informalidad destacan Oaxaca (80 por ciento), Guerrero (78 por ciento) y Chiapas (76 por ciento).

Fomentar el empleo formal es el desafío más importante para el cierre de la administración.

Si bien se vale ‘presumir’ que la tasa de desocupación en México está en niveles históricamente bajos, es evidente que aún existe un déficit en la creación de empleos formales.

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