El surrealismo de la 4T
Leopoldo Mendívil
Ya no sabe uno dónde hay más surrealismo y más falacias, si en la Cámara de Diputados o en la mañanera. Ayer, los morenistas dieron un gran espectáculo de escenas surrealistas.
Primero, la mayoría morenista aprobó en la Cámara de Diputados el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, incomprensiblemente negándose a etiquetar una bolsa para la reconstrucción de Guerrero. No se entiende la acción si el presidente dice contar con 61 mil millones de pesos para tal fin, a menos de que no quieran que haya observancia y tansparencia sobre el gasto… O que no existan los millones…
Las siguientes escenas surrealistas se dieron en la mañanera de ayer.
Va la segunda. El inquilino de Palacio Nacional acusó a la presidenta de la Suprema Corte de la Nación, la ministra Norma Piña, de sostener un “doble discurso, una doble moral” por no entregarle los 15 mil 800 millones de pesos de los fideicomisos del Poder Judicial de la Federación (PJF) que, según él, ella le prometió. Releo la carta de la ministra Piña y no encuentro tal promesa; lo que ella ofreció fue platicarlo y considerarlo como una “alternativa”, al tiempo que hizo patente su obligación de proteger los derechos de los trabajadores del PJF.
La recriminación presidencial no venía al caso porque hace dos días, una juez de distrito concedió un amparo a la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito para que el Poder Ejecutivo no disponga de los fideicomisos, pues hacerlo iría “en detrimento de los derechos adquiridos en materia de trabajo y seguridad social” de los trabajadores del PJF. Los recursos están congelados y el presidente lo sabía.
El cuarto acto de surrealismo fue levantar la declaratoria de emergencia en Guerrero. Habrá qué ver cómo define Protección Civil una “situación de “emergencia”, porque todavía no hay agua potable en la mayor parte de la zona; la basura no se ha podido retirar, dado su volumen; la energía eléctrica todavía no llega a la mitad de los hogares, aun cuando la CFE ya levantó los postes; los hospitales no han sido medianamente rehabilitados; y apenas se han repartido 263 mil despensas.
AMLO suele tergiversar datos, hechos y dichos para abonar a su narrativa; no me extraña. Lo que no entiendo es cómo llegamos a este punto en que por lo menos la mitad del país se traga las mentiras del presidente para justificar su proceder.
El politólogo Moisés Naim, quien ha estudiado los recientes gobiernos populistas del mundo, afirma que el fenómeno de las “grandes mentiras” surge en países con tres características: corrupción descontrolada, criminalidad extendida y economía emproblemada. ¿Les suena familiar?
Tales circunstancias provocan el desplome de la esfera pública como espacio para un debate racional de los asuntos públicos. La gente ya no quiere saber más de la realidad y prefiere refugiarse en las creencias. Nada de que un ciudadano analice –aunque sea de manera básica- las causas con los efectos; prefiere las “grandes mentiras” que simplifican la realidad, señalan a un culpable de los males e ilumina al benefactor que trae soluciones. ¿Les suena familiar?
La narrativa a través de “grandes mentiras” no es un invento de López Obrador, pero eso sí, es un mago para manejar esta herramienta comunicativa. A esta forma de gobernar, que va más allá del populismo tradicional, Naim le llama “antipolítica” y augura que ninguna democracia puede sobrevivir a ella cuando las “grandes mentiras” se repiten machaconamente, todos los días, y el ecosistema de las redes sociales las refuerza. ¿Les suena familiar?
El riesgo adicional para nuestro país es que con el advenimiento de las campañas electorales, la falsa narrativa muy probablemente se incremente, provocando daños enormes a nuestra frágil democracia.
¿Cómo combatir la antipolítica populista? Naim indica que hace falta “una gran cantidad de voluntad política, creatividad jurídica (para obligar a la rendición de cuentas), innovación tecnológica (para el manejo de las redes) y un periodismo penetrante y serio”.
No sé ustedes, pero yo –como muchos mexicanos- estoy harto de mentiras y disputas que solo hunden al país.
Me pregunto quién de ustedes está dispuesta a dar la batalla.
UNA JAURÍA LLAMADA ERNESTO…
Es el documental del multipremiado Everardo González y producido por N+ Docs, Animal de Luz y Artegios, el cual a través de una cadena de miradas individuales compone a un personaje colectivo: un joven que en un momento dado tiene acceso a un arma, comete un homicidio y, de pronto, se vuelve parte del engranaje del crimen organizado.
El mosacio de testimonios dentro del largometraje conforman una imagen tan real como escalofriante del eslabón más débil de la delincuencia, que lo mismo es víctima que victimario.
Además de lo relevante de la temática, la técnica de filmación es muy interesante. No se pierdan su estreno el día de hoy.