México en ruinas, catástrofe o reconstrucción

Gabriel Quadri de la Torre

Es difícil calificar la destrucción salvaje y generalizada que ha sufrido México en los últimos cinco años. Nunca en la historia nuestro país había sido deliberadamente desmantelado, ni los electores habían tenido la posibilidad de dar continuidad o de detener y revertir una catástrofe. Este régimen ha tenido, entre todos sus innumerables fracasos y despropósitos, como rasgo prominente, la destrucción compulsiva y sin reemplazo de la institucionalidad del Estado mexicano. Las motivaciones detrás de ello quedan para la siquiatría clínica, o para una sicología política especializada en la demencia populista.

Lo más perverso, es que una proporción considerable de los ciudadanos votarán por mantener y profundizar la tragedia, en razón de haber vendido su voluntad y su voto a cambio de dádivas y subvenciones masivas del gobierno, o de haber caído presa de mentiras y muletillas hipnóticas, y de un rencor insondable codificado en odio y fanatismo por un liderazgo carismático, vulgar, amoral, y sin escrúpulos. Aunque el inventario de la devastación es abrumador, es importante ahora, intentar un breve pero escalofriante esbozo:

Fueron saqueados los Fondos de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, y de las Entidades Federativas. Fueron destruidos el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), pilar de la Reforma Educativa y de la calidad de la educación pública; el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (INIFED), a cargo del mantenimiento y construcción de escuelas; el Instituto Nacional de Desarrollo Social; el Instituto Nacional del Emprendedor; el Consejo de Promoción Turística de México; ProMéxico; Financiera Rural; la Policía Federal; Gendarmería Ambiental; Guardia Costera; Administración Nacional de Aduanas (entregadas a las Fuerzas Armadas); Agencia de Investigación Criminal; Fideicomiso para la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad; y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Fueron eliminados de manera delirante el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco; así como las Zonas Económicas Especiales; el Sistema Consolidado de Compras de Medicamentos; la Reforma Educativa y las Escuelas de Tiempo Completo; la Reforma Energética y la transición a energías limpias; y, 25 Normas Oficiales Mexicanas en materia de Salud. De la misma forma fue desaparecido el Programa PROSPERA para el combate a la pobreza extrema; el Seguro Popular (lo que dejó sin servicios de salud a más de 30 millones de personas); Estancias Infantiles; Subsidios a la Vivienda Social de CONAVI; Programa de Empleo Temporal contra incendios forestales; Programa de Fortalecimiento para Seguridad (FORTASEG); y Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia; además de numerosos otros programas. Fueron desvalijados y destruidos igualmente el Fondo de Desastres Naturales; el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento; el Fondo de Cambio Climático; el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine; el Fondo Metropolitano (para inversión en zonas metropolitanas); el Fondo Minero (para el desarrollo de regiones mineras); y el Fondo para Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, entre otros muchos. Fueron desaparecidos multitud de Fondos para la Investigación e Innovación Científica y Tecnológica, así como más de 30 Fondos Mixtos de Fomento a la Investigación Científica en entidades federativas, y más de 20 Fondos Sectoriales de Investigación que cubrían temas tan variados y fundamentales como energía, forestal, agua, seguridad, educación, aeroespacial, y medio ambiente, entre muchos más.

En su embestida brutal contra la ciencia, el presidente López canceló los fideicomisos de los Centros Públicos de Investigación que permitían autonomía y desarrollo multianual de proyectos. Entre ellos destacan los fideicomisos del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada; del Colegio de la Frontera Norte; del Centro de Investigación y Docencia Económica; del Colegio de Michoacán; del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social; del Colegio de la Frontera Sur; del Centro de Investigaciones en Óptica; del Centro de Investigación en Matemáticas; del Instituto Mora; del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste; del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica; y numerosos más.

De llegar a ganar el oficialismo este 2 de junio, el presidente López ha impuesto una agenda final para culminar la destrucción, mediatización o captura total de la institucionalidad democrática de México. Expresamente, están en la mira la Suprema Corte de Justicia; el Sistema Nacional Anti-Corrupción; Instituto Nacional Electoral (INE); Consejo Nacional de Población (CONAPO); Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR); Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales; Instituto Federal de Telecomunicaciones; Comisión Federal de Competencia Económica; Comisión Nacional de Hidrocarburos; Comisión Reguladora de Energía; Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social; Instituto Nacional de la Pesca; Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores; y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua; además de muchas otras entidades. Este es el saldo de la barbarie, y su siniestra agenda de continuidad. Para la Oposición, podrá ser una indispensable agenda de reconstrucción nacional.

Con información de El Economista

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