Tonterías del INE
Leo Zuckermann
En lugar de estar concentrados en organizar las mejores elecciones de la historia del país, el Instituto Nacional Electoral (INE) se dedica a la muy loable labor de censurar.
El gran escritor Jorge Ibargüengoitia hablaba del “poder de la cadenita” en nuestro país. Denle a un mexicano el control de una cadena para el acceso de una entrada e inmediatamente se convertirá en guardián celoso de su soberanía, complicando un ingreso fácil y rápido.
Denle ustedes una prohibición a un burócrata y la ejercerá a cabalidad sin ningún tipo de miramiento o sentido común.
Desde la reforma electoral de 2007, los partidos le otorgaron al INE la facultad de “regular” los contenidos en los medios de comunicación, so pretexto de tener una contienda más equitativa. De esta forma, los partidos pueden quejarse de que algo les parece disparejo en los medios y ordenar su prohibición y/o sanción.
En otras palabras, hicieron del INE una institución censora.
¿Y qué hace un mexicano cuando le dan la posibilidad de censurar?
Siguiendo la teoría de Ibargüengoitia, usa la cadenita.
Resulta indignante seguir las decisiones de la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, que tiene la posibilidad de determinar expeditamente qué hacer con las querellas que presentan los partidos. Sería cómico si no es por lo trágico de estar gastando dinero de los contribuyentes para resolver estupideces.
En un país donde no se investigan los homicidios, tres consejeros dedican su tiempo a resolver si un político puede asistir o no a mesas de debate durante el periodo electoral. No es broma.
PAN, PRI y PRD presentaron una queja al INE por la presunta adquisición de tiempo en radio de cuatro políticos morenistas que participaban en mesas de debate en Fórmula. En lugar de echarle un telefonazo a la estación y averiguar si así era, la susodicha Comisión censuró a los involucrados.
En una medida cautelar, ordenó suspender las participaciones de César Cravioto, candidato a diputado federal; Citlalli Hernández, aspirante al Senado; Antonio Attolini, candidato a diputado local de Coahuila, y Gerardo Fernández Noroña, aspirante a senador por el PT, en los programas de Azucena Uresti, Joaquín López-Dóriga y José Cárdenas, en Radio Fórmula.
Advirtieron los consejeros del INE que sus intervenciones constituían una sobreexposición que vulneraba la equidad en la contienda.
Según el consejero Arturo Castillo, la potencial conducta infractora aplica a “la participación regular en espacios radiodifundidos, no así las entrevistas que se puedan presentar de manera espontánea o aislada. En modo alguno esta Comisión de Quejas y Denuncias, creo yo, podría prohibir las entrevistas por sí mismas, esto es parte de la libertad periodística, del derecho a la información del electorado”.
No, pues muchas gracias. Sí se pueden hacer entrevistas, pero no participaciones regulares en comentarios o mesas de debate.
El chiste se cuenta solo.
La queja de la oposición, supongo, es en venganza porque Morena había reclamado que la senadora que pretende reelegirse, Lilly Téllez, dejara su espacio semanal que tenía en el programa de Ciro Gómez Leyva, también en Fórmula. Siempre solícitos, los censores de la Comisión de marras así lo ordenaron. Y va Lilly para afuera.
Al candidato de Morena al Senado en Sinaloa, Enrique Inzunza, no le gustó lo que dijeron en un programa de la radio de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Punto Universitario, Mesa de Análisis. Se quejó ante el INE y la Comisión de Quejas le dio la razón porque no se había cumplido con los principios constitucionales de neutralidad, imparcialidad y equidad en la contienda electoral.
Gravísimo que el INE pretenda meterse con lo que se dice en programas de debate.
¿En serio?
¿Hasta allá pretenden extender el poder de su cadenita?
Obviamente, todos los afectados por estas censuras se han quejado amargamente. Y tienen razón. El INE está atentando contra el derecho a la libertad de expresión.
Lo que no dicen los afectados, militantes de los partidos, es que son éstos los que presentan las denuncias y le dieron el poder de censor al INE. Ahí sí guardan silencio. Los morenistas celebran la censura a Lilly Téllez y la amonestación a una mesa de análisis de una radio universitaria. Pero refunfuñan cuando le hacen lo mismo a Cravioto, Hernández, Attolini y Noroña.
La hipocresía es similar con el PAN, el PRI y el PRD.
Y el INE, censura tras censura, aparece como el más estúpido de todos.
Con información de Excélsior