Elecciones del 2 de junio: ¿Quién y por qué?
Ernesto Villanueva
En estos últimos días de campaña los equipos de las candidatas a la Presidencia de la República (la de Álvarez Máynez no tiene mayor posibilidad de triunfo) han hecho un gran esfuerzo por convencer a los votantes de que son la mejor opción. En ambas candidaturas hay un discurso de polarización y de visión maniquea, para Claudia Sheinbaum el proyecto de Xóchitl Gálvez representa el regreso de los privilegios del pasado, la oligarquía y la corrupción; para Gálvez el proyecto de Sheinbaum representa el autoritarismo, la pérdida de la democracia y la continuidad de la inseguridad. Las cosas, desde mi punto de vista, no son blanco y negro. Veamos.
Primero. ¿Es posible que los ciudadanos voten por Claudia Sheinbaum este 2 de junio, a pesar de las pruebas de que la estrategia de “abrazos no balazos” ha sido fallida (México se ubica en el lugar 133 de 142 en el rubro de orden y seguridad del ranking mundial 2023 del WSJ con una calificación de 0.50, donde 0 es la calificación más baja y 1 la más alta https://acortar.link/ppZHec), el señalamiento reiterado de la escasez de medicamentos y equipos médicos sigue presente, el controversial manejo del covid-19 y la debilidad del Estado de derecho (en el rubro de controles de los poderes, del ranking mundial citado, el indicador más bajo es el relativo a sanciones efectivas a la corrupción de servidores públicos con una calificación de ¡0.27!, cuando el promedio en el mundo es de 0.47 https://acortar.link/nXxX7s) tan sólo por citar algunos ejemplos? Sí y en grandes números por las razones siguientes: a) El ranking mundial de felicidad 2024 que elabora la Universidad de Oxford, la ONU y otras instituciones académicas ubica a México en el sitio 25, y por jóvenes menores a 30 años, el país sube tres espacios para ubicarse en el sitio 22, para los mayores de 60 años México se encuentra en el sitio 33 en un universo de 143 países evaluados. (https://shre.ink/8nb2) El mexicano es razonablemente feliz, es decir se siente a gusto consigo mismo y sus redes de relación; b) La inexistencia del pensamiento crítico, que es la capacidad de analizar y evaluar la información de manera objetiva y sistemática para formar un juicio fundamentado. En el país, en contraparte con los países nórdicos, por ejemplo, se ha seguido el método tradicional de memorizar, de ahí que México obtenga una baja calificación en la prueba PISA de la OCDE basada en problemas de caso, investigación y análisis y c) Los diversos programas sociales que otorga el gobierno federal han generado una lealtad personal con el presidente AMLO, aunque se trate en realidad de programas institucionales establecidos en la Constitución y en la ley. La percepción puede ser – y lo es en muchos casos- mucho más importante que la realidad objetiva.
Segundo. ¿Cómo puede estar México entre los principales países donde sus ciudadanos han declarado ser felices si la realidad objetiva en el país tiene grandes oportunidades de mejora, por decirlo suavemente? La explicación se encuentra en los niveles de percepción sobre uno mismo y las personas que lo rodean, en la capacidad de resiliencia, la existencia de lazos fuertes con la familia y amigos. Los resultados de la encuesta BARE (Bienestar Auto reportado) del INEGI de enero del 2024 ofrecen datos en la misma línea que el ranking mundial de felicidad, toda vez que si bien es verdad que en una calificación de 0 a 10, la inseguridad es un problema claro con el 5.4 de calificación, no ha permeado en los otros rubros medidos: satisfacción con la vida, 8.4, relaciones personales, 8.8; vivienda, 8.6; actividad u ocupación, 8.6; logros en la vida, 8.6; perspectivas a futuro, 8.5; estado de salud, 8.4 y nivel de vida,8.3. (https://acortar.link/lfFDkC). De los datos objetivos hay, por lo menos, un par que abonan a esa percepción: el aumento en números reales del salario mínimo y el incremento de los programas sociales durante la presente administración. La simplificación del discurso presidencial, la polarización de la narrativa, la estigmatización de analistas y medios de comunicación y la observancia selectiva de la ley o debilitamiento del Estado de derecho han afectado, sin duda alguna, la calidad del debate democrático y dividido al país, pero, paradójicamente, han fortalecido una amplísima clientela política que cree lo que dice el presidente, considera que las críticas a AMLO son resultado de quienes han perdido sus privilegios y que los medios desinforman por consigna. La razón y la reflexión han perecido frente a la fe que, por definición, no puede ser cuestionada. Hay que cambiar de paradigma educativo y no hay que inventar mucho. Finlandia ocupa el primer lugar en el mundo al hacer transversal en todas las etapas educativas la transmisión de cuestionar y explicar cómo, por qué y para qué.
Tercero. En consecuencia, el discurso de la oposición y de los críticos, muchas veces con datos y argumentos que sustentan sus afirmaciones, no parece permear en los grupos más amplios de la población que oyen, pero no escuchan de razones y hechos. Por supuesto, la narrativa presidencial y de la 4T no se sostiene en un amplio porcentaje de casos incluso con las propias cifras oficiales menos con los datos duros, pero esta consideración implica un ejercicio de reflexión crítica en los receptores de los mensajes y ello, como se ha dicho anteriormente, no forma parte de las prendas cognitivas de gran parte de la sociedad. De esta suerte, con los datos disponibles hasta este momento la jornada electoral apunta a una apreciable participación ciudadana con un voto muy puntual a favor de la candidata Claudia Sheinbaum quien, por estrategia electoral, ha apostado por ceñirse estrictamente al guion de la continuidad y la defensa de los logros de la 4T. Si, como mucho indica, será Claudia Sheinbaum la ganadora de la justa comicial, soy razonadamente optimista de que, en esa hipótesis, hará un mejor gobierno que el de AMLO, que no privilegiará el 90% de lealtad con el 10% de capacidad como criterio de selección en los cargos públicos (ahí están, como ejemplos, de eficiencia Luz Elena González Escobar, en la parte de administración y finanzas y Omar García Harfuch, en seguridad en la CDMX) y que matizará gradualmente el discurso de campaña sobre el poder judicial y los organismos autónomos constitucionales así como el restablecimiento más pronto que tarde de los aspectos del Estado de derecho a cargo del Ejecutivo Federal. Y creo que buscará más que una economía social de mercado tradicional (Alemania), un régimen basado en el modelo de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) que han equilibrado el libre mercado con la justicia social y lideran todos los rankings mundiales en felicidad, seguridad, prosperidad y Estado de derecho.
Con información de Proceso