La verdad sobre los “abrazos y no balazos” (2)
Leopoldo Mendívil
Como le prometí ayer, general –porque supongo que usted ostentará el más alto rango militar–, hoy continúo con mis comentarios al informe publicado por Crisis Group bajo el título “El laberinto de los generales: crimen y militares en México” (24/05/2024).
OBJETIVOS SIN SUSTENTO. Como ha sido costumbre con la 4T, los objetivos que ha propuesto son atendibles y hasta loables, pero a la hora de la instrumentación “la puerca tuerce el rabo”, diría mi abuela.
El informe indica que, inicialmente, la 4T planteó “un enfoque progresista y holístico para abordar la inseguridad”, distinto a la guerra contra las drogas, “que muchos observadores, incluido Crisis Group, han compartido. Sin embargo, desde el principio, los críticos señalaron que el plan carecía de detalles sobre las medidas prácticas necesarias para alcanzar los objetivos”.
En una de esas, el actual gabinete de seguidad detalló las medidas faltantes y por razones obvias no las difundieron; pero para serle sincero, no se ve por ningún lado una directriz. De hecho, me pregunto qué discuten en la reunión que sostienen todas las mañanas.
LAS FRANQUICIAS CRIMINALES. En los medios se habla, básicamente, de cuatro o cinco cárteles, pero estos son las grandes corporaciones, las cuales se sustentan en “grupos predominantemente pequeños y medianos, al igual que células locales, que operan bajo el nombre de grupos más grandes, compiten por el control tanto de los negocios ilegales como de la extorsión de negocios legales”.
Permítame ser pragmático y hasta cínico. Cuando los cárteles se dedicaban a la droga, el costo para la ciudadanía era pequeño; de vez en cuando se balaceaban unos a otros y hasta ahí. También penetraban los giros negros para tener una tajada de la prostitución y controlar el narcomenudeo.
Ahora, esas bandas menores son las que extorsionan a toda actividad productiva existente y a lo largo de toda la cadena; además de la inseguridad que coloca a la gente, tiene un costo económico elevado para el resto de la población. Esos en cuanto a lo que pagan, porque faltan otros: valdría la pena que preguntara, mi general, cuántos negocios han cerrado por no poder enfrentar la extorsión, así como cuántos empresarios pequeños han sido asesinados por no pagar la cuota.
Las pérdidas económicas, sociales y humanas son inconmesurables y se traducen en ganancias gigantescas para las bandas. Bien dijo un malandro a Crisis Goup que las drogas “no es más que la punta de la chingadera”.
LO IMPORTANTE ES QUE NO SE NOTE: Mire nada más, mi general, lo que un delincuente comentó en entrevista: “El trato que tenemos con ellos (la Guardia Nacional) es que evitamos toparnos con ellos para que no tengan que hacer nada”. Ahora que no siempre pasa desapercibida la actividad criminal, pues las bandas suelen disputar una plaza o un sector económico, como ahora ocurre en Chiapas. Los enfrentamientos calientan la plaza y atraen la atención de los medios, lo cual molesta sobremanera al inquilino de Palacio Nacional y ahora entiendo por qué.
“La persistente cobertura mediática de la violencia puede provocar el despliegue de tropas,” dice el informe, generando “un nuevo ciclo de manejar la crisis”. El punto pareciera no ser resolver la crisis, sino mantener lo peor fuera de los medios.
LA INTELIGENCIA. Guacamaya Leaks nos dejó ver que por labores de inteligencia, la SEDENA no para, lo cual nos llevó a preguntarnos cómo la usaban, si es que la usaban. El informe reporta que “a menudo no se aprovecha la abundante información de inteligencia sobre las estructuras y actividades de los grupos criminales, ya que las redes informales buscan en cambio proteger a grupos ilegales e individuos específicos. Los comandantes militares entrevistados señalaron que es extremadamente arriesgado compartir información de intelgencia durante operaciones conjuntas con otras instituciones, incluidas otras ramas de las fuerzas armadas, dado el riesgo de que puedan verse comprometidas. En con- secuencia, habitualmente se abstienen de hacerlo.”
Patético, ¿no le parece? Y eso nos lleva al siguiente punto.
LA CORRUPCIÓN. Mire, que la policía estatal sea cooptada, no me extraña nada; ganan poco como para arriesgar la vida y no suelen tener una formación cívica o un compromiso con los valores. Pero uno esperaría más de las Fuerzas Armadas; por lo menos así nos lo ha vendido la 4T.
“Un agente delincuencial de cuello blanco afirmó en entrevista: ‘Ahora tienes que negociar todo con los militares, y pueden ser bien cabrones. Pero al final del día’, añadió, ‘siempre ha habido generales patriotas y generales bisneros, y el chiste es darse cuenta quién se presta a chambear y quién no’ ”.
Hay corrupción, mi general, porque hay impunidad; hay impunidad porque no se respeta el Estado de derecho. Esa es la triste realidad.
Ojalá, mi general, usted encuentre la salida del laberinto en el que los ha metido el crimen organizado.
Con información de Crónica