El alcalde de Culiacán y el cementerio a cielo abierto

Álvaro Aragón Ayala

En Culiacán no paran los crímenes. Todos los días aparecen muertos dando la impresión de que la capital de Sinaloa es un cementerio a cielo abierto. La seguridad pública es un fracaso. La policía transmite miedo y actitudes sospechosas porque no cumple realmente con sus funciones de prevención y vigilancia.

Otra vez, para seguir con la cadena de violencia, un hombre asesinado balazos y atado de sus extremidades fue localizado la noche de este viernes al sur de Culiacán.

A las 22:30 horas de ayer cuando se reportó el hecho al 9-1-1, en donde se informó la presencia de un cadáver en un camino de terracería, el cual conduce a la carretera internacional México 15 y se encuentra en el fraccionamiento Alturas del Sur.

Elementos de la Policía Municipal y Policía Estatal Preventiva acudieron al sitio, donde se encontraron a un hombre sin vida aparentemente ejecutado a balazos, quien a simple vista se apreciaba que estaba atado de manos y pies, con cinta canela que cubría su cara.

Debido a las condiciones en las que fue encontrado se desconoce su identidad, pero se sabe que es un hombre de aspecto joven, que investiga con un pantalón de mezclilla negro y una camiseta gris tipo polo.
Agentes investigadores de la Fiscalía General del Estado se encargaron de realizar las diligencias correspondientes, donde encontraron casquillos percutidos de arma corta, por lo que presumen que haya sido asesinado en el sitio.

El alcalde Juán de Dios Gámez Mendívil adoptó una posición valemadrista ante la explosión del crimen y la violencia en la capital de Sinaloa, callando como momia, feliz de que las críticas se desvíen a otras autoridades y de que se monten distractores mediáticos y que se invente que es uno de los mejores alcaldes de México.

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