Corrupción, la metástasis en la salud pública
José Gil Olmos
Una de las principales responsabilidades de un gobierno es la salud pública, esto es, darle a la población la certeza de que serán atendidas sus enfermedades, urgencias y requerimientos más apremiantes de salud, sobre todo a 66 millones de mexicanos que adolecen de seguridad social. Este gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, deja un hoyo negro por escándalos de corrupción en los contratos, decisiones erráticas y ocurrencias que, en lugar de ser corregidas de fondo, siguen generando problemas, sobre todo en la compra de los medicamentos.
La errática decisión de López Obrador de sustituir el Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) costó al erario 545 mil 900 millones de pesos, que fue el presupuesto que recibió entre 2019 y 2022.
Pero el desastre no quedó ahí, sino que se ha extendido a la famosa Mega Farmacia Bienestar con la que se quiso paliar la pésima distribución de medicamentos, sin reparar el enorme socavón de la corrupción en la compra a sobreprecio de los medicamentos.
En aras de la política de austeridad, el remedio salió peor que la enfermedad, pues con la intención de distribuir de manera más equitativa los recursos públicos y de generar ahorros, el sistema de salud sigue siendo golpeado con una falta de distribución y la compra a sobreprecio de los medicamentos destinados a los pacientes, hospitales y unidades médicas.
Además, en algunos casos las terapias que se utilizan son más costosas que lo que deberían ser por la utilización de insumos con un costo elevado, pudiéndose usar insumos con un menor costo, pero con la misma seguridad y eficacia para el paciente.
A esto en las instituciones le llaman sustitución terapéutica, que tendría que evaluarse.
De acuerdo con datos del sector público y de la industria farmacéutica, por ejemplo, para tratar pacientes con artritis reumatoide activa de intensidad moderada a grave, se utilizan dos productos: Tocilizumab y Abatecept. El primero en dos presentaciones, cuyo costo promedio es de unos $2,700 pesos por unidad, y el Abatecept, con un costo de $8,200 pesos por unidad. Entre ambos productos se compraron para los años 2023 y 2024, 225 mil 358 piezas con un importe de más de 800 millones de pesos.
Si en lugar de comprar Abatecept se hubieran comprado solamente Tocilizumab, se habrían podido ahorrar más de 200 millones de pesos, sólo en ese tratamiento.
Muy similar es el caso de dos productos que se utilizan para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica EPOC, como son Tiotropio, en dos presentaciones, con un precio promedio cercano a los $282 y una combinación de Indacateron con Glicopirronio con un precio de $160.
Entre ambos medicamentos se compraron, para 2023 y 2024, más de 2 millones 400 mil envases, llegando a un importe de más de 620 millones de pesos. Sin embargo, si se hubiera comprado solamente la combinación de Indacateron con Glicopirronio se habría podido ahorrar más de 235 millones de pesos en la atención de los mismos pacientes, con la misma seguridad y eficacia.
Otro ejemplo más es en el tratamiento de los pacientes con fibrosis pulmonar; para ellos existen dos posibles medicamentos, Nintedanib, con un costo de $33,038.28, o Pirfenidona, con un costo de $9,400.00; sumando ambos productos, se tienen contratadas poco más de 30 mil unidades, para 2023 y 2024.
Si tomaran la iniciativa de comprar únicamente el producto de menor costo, Pirfenidona, habría para el sector salud una disminución en el gasto de más de 280 millones de pesos.
Un caso más es el tratamiento de la osteoartritis de rodilla. Para este padecimiento se usan, entre otros, una solución a base de hilano, con un precio de $1,422.44, o una solución a base de hialuronato de sodio con un precio de $579.15. En la forma en que se compró, y ya que las instituciones están dando prioridad al uso de hilano, se están gastando más de 930 millones de pesos. Si en su lugar se hubiera utilizado únicamente el hialuronato de sodio, se hubiera podido tener un ahorro de más de 550 millones de pesos.
Otro caso relevante es que solamente en dos productos que se utilizan para la artritis reumatoide con respuesta inadecuada a FARMEs tradicionales, como son Etarnecept y Golimumab, pasaríamos del gasto actual en esos dos productos (152 mil piezas entre ambas terapias) de más de 630 millones de pesos a que si sólo se usa Etarnecept, se podría alcanzar un ahorro de más de 413 millones de pesos.
También muy delicado es el caso del Bocentan y Macitentan. Actualmente entre ambos productos el sector salud gastará entre 2023 y 2024 casi 470 millones de pesos; el Bocentan tiene un costo de $439 y resulta que el Macitentan tiene un precio de $32,324 y aun así, se compra mucho más Macitentan. Si se comprara y atendiera a todos los pacientes solamente con Bocentan, el sector salud tendría un ahorro de más de 460 millones de pesos.
Por cierto… Resulta que en un estudio de mercado en curso –la IM-7 de Birmex”– tan sólo para abasto del IMSS e ISSSTE están por comprar casi 5,000 piezas de un producto para la Fibrosis Pulmonar, denominado Nintenadib, donde, al precio vigente, serán más de 160 millones de pesos de esta compra, esto a pesar de que como ya se señaló, hay un producto para un tratamiento, también para la fibrosis pulmonar, con costo casi de una cuarta parte, y donde se pueden ahorrar, manteniendo la seguridad y eficacia del tratamiento. De llegarse a concretar esa compra, y se acumula a lo ya comprado de este producto, habrán gastado en exceso casi 400 millones de pesos sólo en la atención de ese padecimiento.
La pregunta es dónde está la austeridad o el cuidado de los recursos y si la próxima administración del Gobierno federal habrá de poner orden.
Con información de Proceso