Húerfanos, o el closet de la salud mental en las familias mexicanas
Edgardo Bermejo Mora
1. La obra teatral Huérfanos, del dramaturgo británico Dennis Kelly, es un contundente thriller psicológico que nos sumerge y tensa en las complejidades de, la lealtad familiar, frente al quebranto de la salud mental de nuestros seres queridos. Es también una mirada severa a los excesos de la xenofobia, el racismo y la violencia urbana, propias de nuestro tiempo.
Desde su estreno en 2009 en el Traverse Theatre de Londres, esta pieza capturó la atención de la audiencia y la crítica británica, hasta consolidarse como una de las obras más provocadoras del teatro contemporáneo de cámara en el Reino Unido. Que haya llegado a México, gracias a la traducción y adaptación de Roberto Cavazos, y a la puesta en escena de Angélica Rogel, es un gran acierto.
El texto original de Kelly se desarrolla en un ámbito doméstico que se convierte en el escenario atroz y trepidante de una creciente tensión psicológica. Todos hemos vivido la pesadilla del edén familiar transformado de pronto en un infierno.
Helen y Danny, una pareja que celebra en la intimidad de una cena la próxima llegada de su segundo hijo, son interrumpidos por la inesperada llegada de Liam, el hermano de Helen, quien aparece cubierto de sangre y en algo parecido a un estado de shock. Este suceso desencadenará una serie de revelaciones y decisiones morales que expondrán los prejuicios, temores y oscuros secretos que se esconden en el sótano mental de los tres personajes en acción.
La obra se plantea preguntas difíciles sobre cómo las circunstancias pueden distorsionar nuestros valores más certeros, y hasta dónde estamos dispuestos a llegar para proteger a quienes amamos.
La intensidad emocional del texto y su pertinencia social fueron en su momento elogiados por la crítica británica. The Guardian calificó la obra como “una exploración brutalmente honesta sobre los límites de nuestra empatía”, subrayando “la capacidad de Kelly para diseccionar las zonas grises de la moralidad contemporánea”; The Independent destacó a su vez la forma en que el dramaturgo utiliza un espacio escénico reducido para crear un microcosmos claustrofóbico, “donde las emociones se amplifican y las verdades reprimidas emergen con dolorosa claridad”.
En Huérfanos la violencia no solo está presente como un hecho externo, sino también como una fuerza que transforma la dinámica entre los personajes. Asistimos a la ambigüedad moral de Liam, la evolución de Helen como un personaje atrapado entre el deber familiar y su propio sentido de justicia, y la pasividad cómplice de Danny. Tres retratos inquietantemente y realistas de los dilemas éticos que enfrentamos como individuos, y como sociedad, frente a las desgarraduras y las consecuencia de la enfermedad mental.
Dennis Kelly es uno de los dramaturgos más destacados de la escena contemporánea británica, conocido por abordar temas complejos y a menudo oscuros en sus obras. Nacido en 1970 en Londres, Kelly creció en un entorno católico de clase trabajadora, experiencia que ha influido notablemente en su perspectiva y en los temas que explora en sus textos.
Su trabajo incluye piezas teatrales como DNA, Taking Care of Baby y The Gods Weep, además de su aclamado musical Matilda. Este último le valió un reconocimiento internacional y múltiples premios, incluido el Tony a Mejor Libreto para un Musical. Las obras de Kelly se caracterizan por su habilidad para explorar los matices de la condición humana, el poder de las relaciones interpersonales, y los dilemas éticos que surgen en situaciones extremas.
2. La reciente adaptación de Huérfanos en el Foro Shakespeare de la Ciudad de México, protagonizada por Itari Marta, Antonio Vega y Roberto Cavazos, ofrece una lectura renovada y relevante para el contexto de nuestro país, en el que los problemas de salud mental siguen siendo en muchos casos materia de silencio y ocultamiento, envueltos en una mezcla de vergüenza y estigma. Amén de una estructura médica y hospitalaria sumamente precarias para su atención.
La dirección de Rogel aprovecha al máximo el espacio íntimo del Foro Shakespeare para enfatizar la claustrofobia emocional que experimentan los personajes. Las paredes del escenario parecen cerrarse sobre ellos, reflejando el aislamiento y la alienación que muchas familias mexicanas enfrentan al lidiar con las crisis de salud mental de sus integrantes.
Este enfoque también permite que la obra dialogue con el contexto social mexicano, donde los recursos para tratar trastornos mentales suelen ser limitados y el apoyo institucional escasea. La adaptación no solo presenta al hermano que ha atendado contra la vida de una persona inocente como una figura trágica, sino que también invita al público a reflexionar sobre el costo emocional y ético de ignorar o minimizar estos problemas dentro del ámbito familiar.
En México, las dificultades para acceder a servicios de salud psiquiátrica son notorias, especialmente para quienes viven en condiciones de pobreza o marginación. Según datos recientes, el país cuenta con menos de cuatro psiquiatras por cada cien mil habitantes. Los prejuicios en torno a la salud mental siguen siendo un obstáculo significativo, que perpetúan la idea de que buscar ayuda es un signo de debilidad o motivo de vergüenza. Esta falta de comprensión no solo afecta a quienes padecen enfermedades mentales, sino también a sus familias, que suelen enfrentarse al aislamiento y la incomprensión social.
Uno de los puntos más altos de la producción mexicana es, sin duda, el talento del elenco. Itari Marta ofrece una interpretación llena de matices, equilibrando la fortaleza y vulnerabilidad de una mujer atrapada entre su lealtad a su hermano, a su esposo y a su doble maternidad. Antonio Vega aporta una presencia contenida y calculada, que explora la pasividad como una forma del pasmo, hasta caer atrapado en las redes de la complicidad. Roberto Cavazos logra una actuación visceral y febril, que transmite la angustia y confusión de un hombre atrapado en sus propias contradicciones, odios y mentiras. La química adulterada que surge entre los actores es palpable, y refuerza la sensación de intimidad y conflicto que la obra requiere para impactar emocionalmente a la audiencia.
La temporada, que concluye el próximo 29 de diciembre de 2024, es una oportunidad imperdible para experimentar una de las piezas más relevantes y emocionalmente intensas del teatro contemporáneo.
Con información de La Crónica