El ODS 6.2 sobre saneamiento del agua no se cumplirá en 2030, advierte especialista de la UNAM

El cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6.2 sobre saneamiento del agua para 2030 está en riesgo, alertó Blanca Jiménez Cisneros, embajadora de México en Francia e investigadora titular del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM. Para abordar este desafío, consideró fundamental la formación de ingenieras e ingenieros con un perfil híbrido, que incluyan habilidades en gestión política, participación social y liderazgo.

Durante el ciclo de conferencias “Investigadoras pioneras del Instituto de Ingeniería”, en la UNAM, Jiménez Cisneros destacó que, además del tratamiento y reutilización del agua residual y lodos fecales, es crucial controlar los contaminantes emergentes como insecticidas, cosméticos, productos de aseo, fármacos y plásticos, los cuales requieren procesos de gestión y disposición más complejos.

En el auditorio José Luis Sánchez Bribiesca de la Torre de Ingeniería, Jiménez Cisneros indicó que 3.5 mil millones de personas carecen de saneamiento seguro, 1.9 mil millones no tienen acceso a servicios básicos, 545 millones disponen de un servicio no mejorado y 419 millones practican la defecación al aire libre. Además, 2.7 mil millones de personas requieren un manejo seguro del lodo fecal, cifra que podría aumentar a 5 mil millones para 2050. “El ODS 6.2 no será cumplido para 2030”, afirmó.

Consecuencias del saneamiento inadecuado

El deficiente acceso al saneamiento genera problemas de salud, como la transmisión de enfermedades (cólera, disentería, tifoidea), afecta el desarrollo físico y provoca la muerte del 5% de la población en países de bajos ingresos. También implica riesgos de seguridad para mujeres y niñas, quienes pueden ser víctimas de violencia al practicar la defecación al aire libre.

A nivel ambiental, casi todos los ríos y lagos de África, Asia y América Latina están contaminados, afectando los océanos. En el aspecto económico, el saneamiento deficiente representa una pérdida del 2.5% del PIB global, que en algunos países asciende al 7.2% debido a muertes prematuras, costos de salud, menor productividad y epidemias.

Innovación en saneamiento y nuevas estrategias

Para enfrentar estos desafíos, Jiménez Cisneros enfatizó la necesidad de transformar la infraestructura y los modelos de gestión del agua y saneamiento. Planteó un enfoque de saneamiento inclusivo en ciudades, donde todos los habitantes tengan acceso equitativo a estos servicios. Además, propuso la implementación de programas de urbes inteligentes que permitan la recuperación y reutilización del agua dentro de los edificios, reduciendo el consumo hasta en un 75% en espacios comerciales y un 45% en residenciales.

Asimismo, destacó la importancia de soluciones verdes, azules e híbridas, como la restauración de ríos y humedales, así como el aprovechamiento de los fondos verdes para financiar proyectos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero a través del tratamiento de agua.

La experta subrayó que las plantas de tratamiento y el saneamiento básico deben ser vistos como infraestructura para la recuperación de recursos dentro de la economía circular. El agua tratada puede ser utilizada en riego, agricultura, restauración ambiental e industria, incluso para consumo humano, lo que permitiría que la infraestructura se perciba como un sector productivo y generador de ingresos.

Necesidad de ingeniería híbrida y equidad de género en la ciencia

Jiménez Cisneros insistió en la urgencia de formar ingenieras e ingenieros con habilidades múltiples, capaces de liderar en política, economía y gestión social. Además, propuso integrar el saneamiento en la planeación de cuencas y fomentar la innovación tecnológica en el sector.

Durante la sesión, la directora del II, Rosa María Ramírez Zamora, destacó que estas conferencias permiten visualizar el trabajo necesario en la institución y su impacto en el país. Por su parte, Elena Centeno García, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, señaló que México, pese a ser la segunda economía de América Latina, está rezagado en la participación de mujeres en la ciencia, con solo el 33% de investigadoras, comparado con el 61% en Venezuela.

“Hay un gran talento desperdiciado para resolver problemas como el del saneamiento”, concluyó.

Con información de El Economista

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