Nueva fase ofensiva de Trump: estrategia del caos limitado y la “lista de Marco”

Jorge Retana Yarto

En México se estaría desarrollando una nueva ofensiva de la administración de Donald Trump, conocida como caos controlado. Detrás de ella estarían agencias como la CIA, con el objetivo de desestabilizar al gobierno de Sheinbaum y someterlo a los intereses de ese país. De acuerdo con “la teoría del caos”, los propios ejecutores controlan las acciones para que no se desborden; por ello, puede aplicarse a un conflicto en especial, a un sector de actividad en particular, a un grupo político o a un gobierno en sus expresiones específicas sobre alguna o algunas materias

Una infinidad de acusaciones, sospechas, historias turbias inventadas, acciones encubiertas, y mucho más son parte de la forma como se acompañan las acciones abiertas de gobierno, diplomáticas, conversaciones oficiales, y otras, que fabrican los organismos de inteligencia y seguridad de Estados Unidos (CIA, DEA, inteligencia militar, principalmente). Por ello, es una hipótesis factible que alguna de esas agencias pudo haber elaborado la llamada “lista de Marco [Rubio]”, en un contexto en que las relaciones y tensiones con México prosiguen; lo cual, por cierto, han hecho cientos o miles de veces en América Latina. Dicho listado no debería sorprendernos ni alarmarnos, sino ser materia de análisis para comprender su naturaleza y dirección política.

La lista –difundida en inglés y español, y que ya fue desmentida por el Departamento de Estado– tiene todo el perfil de una filtración oficiosa a la prensa nacional. Por ello y por la forma en que está redactada –de manera sinóptica y enfatizando nombres e imputaciones en forma clasificada– tiene la huella evidente de los organismos de inteligencia, y de los “maestros del caos”. El supuesto central es que salió de las oficinas y archivos del secretario de Estado, Marco Rubio, y tiene especialmente un tono afirmativo (como si aludiera a hechos confirmados) y punitivo; en suma, desestabilizador.

En todo ello podemos apreciar claramente la mano de los “maestros del caos” dentro de un entorno con diversas acciones, que tienen tres objetivos claros y precisos para la desestabilización nacional: a) preservar en la táctica de abrumar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum (se agregó en estos días la propuesta de fijar un impuesto de 5 por ciento a las remesas, como parte del paquete fiscal del presidente Donald Trump) con movimientos erráticos y cambiantes que es la forma en que se desarrolla una ofensiva sostenida contra su gobierno en distintos frentes; b) se aglomeran acciones coordinadas que no dan tregua a la presidenta de México: la familia del Chapo Guzmán, fuera del control del gobierno mexicanocruzó la frontera con maletas y con dinero, para pactar la entrega de los restantes miembros no encarcelados aún con el gobierno de Estados Unidos, siempre bajo la expectativa o promesa de información altamente clasificada sobre cómplices mexicanos; b) llamadas telefónicas sin acuerdos, para presionar la coyuntura política mexicana y a la presidenta Sheinbaum con “peticiones inaceptables”; c) golpear el proyecto de la 4T en un aspecto crucial: la elección de jueces, magistrados y ministros para renovar el Poder Judicial; d) acreditar al nuevo embajador de EU en México, quien tiene dentro de sus haberes curriculares ser especialista en operaciones encubiertas.

Una hipótesis bastante plausible es que al rechazo de la presidenta Sheinbaum ante las “peticiones inaceptables” por parte del presidente Trump –en una llamada telefónica de días anteriores–, siguió la difusión de la “lista de Marco”, que empezó a cristalizarse en acciones como el retiro de la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, lo cual debemos relacionar con la aparición del nombre de su esposo como sospechoso de vínculos con el narcotráfico en dicha lista, además de golpear al gobierno federal y al partido en el poder. Generalizarlo en la prensa nacional, dando a conocer nombres e imputaciones, tiene el objetivo de sembrar dudas y sospechas sobre ellos. A algunos periodistas y medios se les proporcionó “la exclusiva”, a otros se les ha enviado por distintas vías.

Una segunda hipótesis: no es casual que el nuevo embajador de EU aparezca en la perspectiva de convertirse en una pieza estratégica dentro de la concepción del caos, como vía de desestabilización nacional; y que opere, conjuntamente, con otro personaje maestro intervencionista: el “zar para la frontera con México”, Tom Homan.

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Ofrezco un ejemplo más que ilustrativo de aquello a lo que me refiero con los “maestros del caos” y “la estrategia del caos”, en ciernes en México no para derrocar al gobierno –como se aplicó en otros países–, sino para someterlo.

¿Cuál es su perfil?: “sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo. […] En la dirección del Estado, crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante propiciaremos […] la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas (como) innecesarias”, etcétera (Alen W Dulles [director de la CIA, 1953-1961], “The Craft of Intelligence”, 1963, Audiolibro).

Pero la teoría del caos en manos de la CIA tiene una doble dimensión de aplicabilidad conforme al objetivo estratégico: se implanta en forma generalizada para derrocar a un gobierno, o bien en forma acotada para desestabilizarlo y lograr concesiones importantes, es decir, someterlo y ganar la voluntad de sus principales líderes. En este segundo caso, hablamos de una formulación teórica llamada “la teoría del caos controlado”, en la cual, los propios ejecutores controlan las acciones para que no se desborden; por ello, puede aplicarse a un conflicto en especial, a un sector de actividad en particular, a un grupo político o a un gobierno en sus expresiones específicas sobre alguna o algunas materias.

No siempre se expresan tales operativos –abiertos o encubiertos, regularmente mixtos– con ese nombre, pero las formulaciones detalladas por el director de la CIA supra citado son la base teórica y práctica que se sigue como guía de acción, aplicada contemporáneamente para diferentes casos.

La teoría del “caos” y del “caos controlado” tiene su anclaje en la geopolítica. La aplican los organismos de seguridad e inteligencia que tienen ya un mayor nivel de elaboración en sus concepciones y políticas estratégicas, para obtener logros relevantes en las relaciones y conflictivas presentes entre Estados, regularmente mediante operaciones encubiertas de sus agentes más especializados.

Steven R Mann, experto en política exterior de Estados Unidos (político y teórico  miembro del servicio exterior de EU, ha sido  experto en temas de la ex Unión Soviética y Asia del Sur, en asuntos energéticos y operación desde “centros de crisis”, se retiró en 2009), que participó en el desarrollo de muchos de los actuales “puntos calientes” de “caos controlado”, como se les llama durante el desarrollo de tales operaciones en varias partes del mundo, habló abiertamente de la necesidad de utilizar “el aumento del nivel de la crítica en términos muy firmes”, enfilándose hacia un “caos controlado” para asegurar y promover los intereses nacionales de los Estados Unidos (Vladímir, Prav, PIA, 5 de enero de 2020)

La idea principal que se deriva de los pensamientos de Steve Mann es llevar el sistema o régimen político de un país a un estado de “criticidad política”. Entonces dicha estructura –dadas ciertas condiciones preexistentes– entrará inevitablemente en el caos y la “transformación”. S Mann también escribió: “dada la ventaja de Estados Unidos en las comunicaciones y la creciente capacidad de movilidad global, el virus (en el sentido de una infección ideológica) será auto replicante y se expandirá de forma caótica. Por lo tanto, nuestra seguridad nacional será preservada”. Desestabilizas para hacer más fuerte la preservación de tu propia seguridad nacional, como mecanismo de “corrección política” de lo que no cuadra o funciona para los intereses nacionales de EU.

Aquí se habla muy seriamente de “niveles de crítica”, cuando se trata también y sobre todo de operaciones “topo”, encubiertas, como parte de distintos medios, instrumentos y técnicas empleadas.

Ahora bien: observar la plena sincronía con el planteamiento del exdirector de la CIA, Allen W Dulles, al establecer algunos de los medios para la obtención de objetivos: “desideologización de la población”, “desechar el lastre de valores existentes, y sustituirlos por un conjunto propio”, “pérdida de control sobre la economía”, “actos ilegales de movimientos supuestamente espontáneos” que pueden ser “religiosos”. Estas fórmulas llevaron a las “revoluciones de color” y a los cambios de régimen en Oriente Medio, “las primaveras árabes”, y en África (derrocamiento de Gadafi). Un dato ampliamente significativo y simbólico: “el Parlamento de Irak aprueba una resolución pidiendo al gobierno cancelar la solicitud de asistencia de EU y poner fin a la presencia de sus fuerzas” (5 de enero de 2020, PIA).

La teoría, práctica y planes de “caos controlado” tiene su soporte en “la reforma a la conciencia de las masas, sus visiones del mundo. En buena medida equivalentes a una operación de guerra psicológica” y sometimiento por manipulación, o incluso como ha sucedido en algunos países, tomando el control del gobierno o el territorio del país concernido que, en su “caos nacional”, expresan la huella de estas operaciones de la gran potencia del norte (ídem). Los Maestros del Caos.

En consecuencia, nadie en el mundo ha formulado, diseñado planes y ejecutado acciones de esta naturaleza para la consecución de objetivos geopolíticos, cada vez con herramientas tecnológicas más sofisticadas, o combinadas con medios tradicionales. Y uno de los espacios nacionales y/o regímenes políticos en donde, con más fuerza, se aplican en gobiernos nacionales que profesan “el lastre de principios ideológicos” como el nacionalismo o soberanismo, como le llaman ahora.

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Dentro de algunos o muchos años se conocerán con detalles los planes actuales formulados por el gobierno de Donald Trump para desestabilizar al gobierno de Claudia Sheinbaum , al hacer uso de las técnicas que le han dado contenido táctico y estratégico a la teoría del caos, aplicada en su actual relación bilateral con México. Así ha sucedido desde la década de 1950 en adelante en nuestra subregión continental.

La política del gobierno actual de Trump sobre México tiene todo un conjunto de asuntos bilaterales, los intereses nacionales vitales, a veces convergentes, la mayoría de las ocasiones hoy, divergentes y en colisión, en su trayecto errático; pero posee una base objetiva: EU necesita a México en diferentes aspectos relevantes de la interdependencia económica ante una competitividad de su aparato productivo en retroceso, ante su gran retador estratégico: la República Popular China. Asimismo, necesita a nuestro país para combatir al narcotráfico regional y a las organizaciones criminales que lo estructura y desarrolla desde hace varias décadas. Para esos objetivos es claro que les estorba un gobierno nacional con un programa transformador –en sentido del progreso social y soberanista–. Eso le obstaculiza para usar los atributos y activos mexicanos para sus propios fines, para lo cual necesita un margen grande, no de una actitud colaborativa, sino de sumisión.

Por ello nuestra hipótesis es la de que está en ciernes, pero quizá, en marcha un plan de caos controlado diseñado por las agencias de inteligencia, conforme a sus activos, técnicas y personal especializado, recursos tecnológicos, etcétera, para debilitar al gobierno de Claudia Sheinbaum, no para derrocarlo.

¿O pensamos torpemente que porque el presidente Trump llama “encantadora” a nuestra presidenta es incapaz de aprobar un plan de este perfil, conforme a la muy ilustrativa y prolongada experiencia latinoamericana? Craso error. El gobierno estadunidense está en un proceso de reconstrucción competitiva y de debilitamiento de sus retadores estratégicos y acelera el paso en todos los frentes. En México hay ausencia de este tipo de análisis eminentemente cualitativo.

De allí que las acciones dirigidas a México, son erráticas, sus políticas contradictorias, sus discursos de doble vía, expresan esa concepción y disposición dual, confrontada consigo misma, de conciliación o colaboración y de golpeteo, por ello generan: el retiro de aranceles perjudiciales, pero se aplican otros necesarios que pegan fuerte en el sector externo de México, se recibe con beneplácito a “los 29 líderes criminales” entregados a EU, pero se formulan “solicitudes inaceptables” y si no se obtienen por parte del presidente Trump, entonces se producen filtraciones que revelan aproximadamente en general en qué consistieron tales “solicitudes”, y se crea una campaña en la prensa nacional para sembrar la duda, la desconfianza y sospecha sobre una serie de líderes del primer círculo de poder de la presidenta Claudia Sheinbaum, a dos semanas de una elección trascedente para el programa de la 4T –la elección judicial–, pero aún, más allá, hacia el cuadro y dinámica nacional.

Cualquier información que no pase por la oficina de la Presidencia, sea oficialmente conocida o que curse por las secretarías que integran el gabinete de seguridad, no es ni será reconocida, es absolutamente normal la respuesta, pero el rol de los analistas de fondo es desvelar lo oculto, lo cotidiano no reconocido, lo que parece demasiado especulativo, e integrarlo racionalmente. Pero es parte de la realidad.

Por ello, algunos politólogos sudamericanos presentan y estudian esta teoría, como actualizada a través de la “guerra híbrida”, como es el caso de la Asociación de Ciencia Política del Paraguay, en un congreso llamado “30 años de Democracia”; en dicho evento analizaron cómo EU ejerce la teoría del caos promoviendo el “terrorismo”, como herramienta de dominación. Y en el análisis de los maestros Carlos Alberto Pereyra Melé y Juan Martin González Cabañas, podemos leer: “la teoría del caos y la guerra hibrida son conceptos complementarios y funcionales en el marco de las guerras de cuarta generación, y que estas han sido aplicadas” en distintos países y regiones del planeta. Desarrollan después la relación entre “conflicto y caos” y de allí a “las guerras y el conflicto interestatal”, así, ellos se refieren a la teoría del caos aplicada en forma generalizada, no a la teoría del “caos controlado” que tiene una aplicación más circunspecta (Dossier Geopolítico, Universidad Comunera, 24-26 de julio de 2019).

La “lista de Marco [Rubio]” parece la carátula de un informe de investigación confidencial que fue filtrada intencionadamente, sin ningún detalle, pero al traer nombres –por cierto, mencionan a cuatro generales en activo y en retiro, pero esos nombres no aparecen–, por ello cuando hay medios que lo presentan como un “mecanismo de sanción confidencial”, aprovechando algunos hechos de la coyuntura, como la retirada del visado a la gobernadora de Baja California, yerran. Es una filtración de prensa, posiblemente dentro de un plan de desestabilización del gobierno de la doctora Sheinbaum, en esta coyuntura de elección judicial de por si conflictiva por el mecanismo particular de votación y su carácter inédito, más otros que enuncié al inicio de este texto.

Quien no lo entienda así, no sabe nada de teorías, operaciones desestabilizadoras y de múltiples experiencias latinoamericanas. Las imputaciones pueden o no estar probadas, lo importante es el impacto en el propio primer círculo del poder presidencial, y lo hicieron desde EU en distintas ocasiones contra el gobierno de AMLO, y la oposición carroñera les tomó la palabra “narco presidente”. Ahora, con la presidenta Sheinbaum señalan que “le tiene terror a los grupos narcoterroristas y no se atreve a combatirlos”; decir eso frente a los operativos militares permanentes en un tercio del país que ha desplegado el actual gobierno, es una estupidez mayúscula, pero lo importante no es la racionalidad o veracidad de la acusación, sino el efecto desestabilizador posible.

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Todas las operaciones encubiertas se niegan por los planeadores y ejecutores, especialmente cuando la consecuencia es colar efectos de caos (no es lo mismo que desorden), del caos inducido se inicia la recomposición de la realidad. En la historia de estos procesos realizados por EU, las agencias de inteligencia diseñan y ejecutan (incluyendo la inteligencia militar), y pueden negarlo la presidencia, el Departamento de Estado o de Justicia, etcétera, porque encubren, niegan, disimulan o aparentan, la coordinación y cohesión debe ser perfecta, incluso cuando hay crímenes o muerte u otros efectos. Lo negarán siempre.

No olvidar que entre los aparatos de inteligencia de distintos países, puede estarse desarrollando una “guerra soterrada”, aunque puede haber también colaboración, o alternadamente, ambas.

Y desde luego, los objetivos se sustentan en un marco legal nacional de Estados Unidos, como recordó la presidenta Sheinbaum y como se expresa en el documento mediático de referencia llamado la “lista de Marco [Rubio]”. Las imputaciones criminales hechos a 44 funcionarios mexicanos pueden estar en curso de investigación, pero no comprobadas, la actitud del gobierno de EU sería totalmente otra. Siembran la apariencia de que “van con todo” con el ejemplo de la cancelación de visas, que está muy en su potestad soberana, y si quieren dan una explicación la dan y si no, no, aunque hay asuntos bilaterales que atender, pero el impacto de momento es lo fundamental. Estamos en desplantes de una guerra psicológica.

Hay una serie de medios con audiencia relativamente acotada, que han salido a decir que el gobierno estadunidenses confirmó la existencia de la lista con imputaciones diversos a lideres políticos y funcionarios de gobierno en México. Armando Guzmán ha reiterado que el departamento de Estado confirmó que dicha lista no existe, incluso comentó en Radio Fórmula, que la respuesta fue por escrito. Pero en las imputaciones contra el presidente López Obrador, el Departamento de Justicia negaba cualquier investigación, y las agencias de inteligencia seguían alimentado la especulación al respecto, filtrando notas al The New York Times y la prensa mexicana. Ello es así por la naturaleza misma de las operaciones encubiertas de desestabilización, de caos controlado, que pasan por distintas etapas progresivas, y se conocen por dos o tres altos directivos del gobierno. Esto es lo fundamental que debe entenderse. Lo pueden negar cien veces y el plan sigue adelante.

Y afirmamos esto con cierta certeza, porque en estos días quedará acreditado en México el nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ronald Douglas Johnson, egresado de la National Intelligence University, ex embajador en El Salvador, oficial del ejército retirado, integrante de la inteligencia militar, pasó a retiro en 1998 con el grado de coronel, y fue enlace de Ciencia y Tecnología con la CIA y con el Comando de Operaciones Especiales (operaciones encubiertas) de EU, desde Tampa, Florida (Arteaga, Ernesto, Prensa Gráfica, 18 de octubre de 2019.)

Cuantas veces lo entrevistaron antes de llegar a México dijo que no se descartaba una operación sobre México y contra los cárteles del narcotráfico.  Constituye una pieza maestra en la estructura posible de la operación de un plan de caos controlado, de ser el caso de la necesidad de avanzar en esa perspectiva estratégica para México. Aprecien la convergencia de hechos y acciones, no hay casualidad, hay sincronía operativa. Seguramente en el gabinete de seguridad nacional se está tomando nota. Una máxima que aprendí es que la inteligencia siempre se actualiza y realiza con la última tecnología. Ronald D Jonhson es también experto en los usos tecnológicos en las acciones de inteligencia.

Hay que entender en toda esta explicación, que las agencias de inteligencia y seguridad en EU tiene un margen de acción propia dada la naturaleza de sus funciones, lo más relevante lo debe aprobar el congreso o el presidente (el derrocamiento de un gobierno), pero algunas cosas las deciden motu proprio.

Consideramos que la mejor manera de contener esta operación es que el propio gabinete de seguridad encabezado por el secretario Omar García Harfuch inicie confidencialmente una carpeta con investigaciones sobre los enlistados para evitar cualquier sorpresa al respecto. Lo peor que puede suceder en México es que se esté investigando a funcionarios mexicanos de alto nivel y aquí ni siquiera se enteren las autoridades de que puede haber algún tipo de vínculo criminal de ellos.

En todos los gobiernos nacionales hay investigaciones con inteligencia política y criminal hacia el interior del propio aparato de Estado, nunca puede descartarse este tipo de vínculos delictivos, más aún cuando en México el prolongado pacto de impunidad de la clase política pudo engendrar un gran criminal del narcotráfico transnacional como Genaro García Luna y otros muchos más encerrados en EU y México, así que, como evento extraordinario, de haber responsables, no estaría presente como tal. Más vale, de ser el caso, encontrarlos responsables desde México, pero también, desde aquí en su caso exonerarlos, Lo peor son las sorpresas que toman desprevenido y causan estragos políticos.

Esta lista fue desde mi perspectiva un primer aviso de la ruta que se está siguiendo del otro lado de la frontera, las agencias estadunidenses lo hacen siempre y con todos los gobiernos con quienes se considere necesario, así parezcan formalmente como sus grandes alados, porque en caso de encontrar algo importante, eso les da un gran margen de acción política, de presión diplomática, de tensión e intimidación y hasta de amenazas. Ha sido así varias veces en diferentes gobiernos, se están negociando varios temas y EU tiene una lista negra que le ofrece ventajas en cualquier tema sobre su vecino corrupto. La historia enseña mucho.

Jorge Retana Yarto*

*Licenciado en Economía con especialidad en inteligencia para la seguridad nacional; maestro en administración pública; doctor en gerencia pública y política social. Tiene 25 años como docente de licenciatura y posgrado; exdirector de la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional, del CNI.

Con información de Contralínea

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