México gasta más en medicamentos por la falta de acceso a servicios de salud

Dulce Soto

Los mexicanos gastan más dinero de su propia bolsa en la compra de medicamentos, pese a que el país no se encuentra entre las naciones con los precios más elevados de fármacos.

Esto se debe por el bajo poder adquisitivo, los salarios precarios y un sistema sanitario que deja sin cobertura a 39% de la población.

Los precios de los medicamentos en México son competitivos. Un estudio delCentro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) mostró que una canasta de cinco fármacos básicos alcanzó un costo de 331 dólares en México, apenas 2% por arriba de los 324 dólares que promedió la región. Sin embargo, el gasto de los mexicanos es mayor por la inversión y horas de trabajo que se requiere para adquirirlos.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país con el mayor gasto de bolsillo en salud. Del total invertido en este rubro, 41% se financia con sus propios ingresos y seis de cada 10 pesos los destinan a productos médicos.

A esto se suma que 50.4 millones de personas no tienen acceso a servicios de salud públicos o que, ante las carencias del sistema, prefieren atender sus problemas médicos en consultorios privados o se automedican, explica Gilberto Castañeda, del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

“Esto se debe a la falta de cobertura del Estado. Cuando decae el sistema de seguridad social, porque desgraciadamente esto ha sucedido desde hace ya varios sexenios, la gente no quiere ir a la seguridad social porque sabe que muy frecuentemente hay desabasto. Entonces se va a lo privado y ahí es donde empezamos a ver que el mercado empieza a tener movimientos importantes, cada vez más crece el sector privado”, dice.

De acuerdo con el Coneval, México duplicó la población que enfrentó carencia de servicios de salud, al pasar de 20.1 millones de personas sin acceso en 2018 a 50.4 millones en 2022. En porcentaje la población con carencia de acceso a servicios médicos aumentó de 16.2% en 2018 a 39.1% 2022.

En comparación con otros países, México también es de los países con menor cobertura, de acuerdo con datos de la OCDE.

Fuente: Estadísticas de salud de la OCDE 2023.

Precios de medicamentos frente a la precariedad salarial

Los medicamentos que analizó la Celag son los de mayor consumo y para las enfermedades con mayor prevalencia en la región. En pocos casos los insumos para la salud se comercializan por arriba de la media regional.

Por ejemplo, el antibiótico Amoxicilina cuesta 3.07 dólares en México mientras el costo promedio en Latinoamérica es de 2.66 dólares. La Levotiroxina, que trata el hipotiroidismo, cuesta 16 dólares frente a una media de 11. En contraste, el paracetamol, el Losartán (recetado para hipertensión arterial) y la insulina son más baratos en el país.

Por separado, el Instituto Farmacéutico (Inefam), un centro de análisis especializado en la industria de medicamentos, también ha realizado sus propios comparativos. “En precios, México está a la mitad de tabla, ni es el más caro ni es el más barato”, expone Enrique Martínez, director general del organismo.

Es decir que aunque los medicamentos en México no son tan caros, los sueldos precarios los encarecen. De acuerdo con el estudio de la CELAG, los mexicanos necesitan trabajar cuatro horas más que el promedio latinoamericano de ocho horas para poder comprar los insumos médicos.

“Si el medicamento le sale en 20 dólares, pero tiene un sueldo de 50 dólares, pues realmente va a ser un costo muy importante. Eso es lo que sucede en México, la relación salario-medicamento es muy mala, es de las peores del mundo. El precio del medicamento no es tan excesivo, pero comparativamente con lo que gana el mexicano promedio, sí es muy elevado”, ilustra.

Es más complicado cuando se trata de medicamentos nuevos, innovadores, de patente, y para enfermedades de alto costo, como el cáncer, que suelen venderse a precios más elevados, fijados por la empresa dueña del producto con la finalidad de recuperar la inversión en investigación y desarrollo.

“Hay algunos medicamentos que el precio máximo al público es de 5,000 pesos. ¿Qué mexicano puede pagar 5,000 pesos por un medicamento? Generalmente, el que puede hacer esto se cura en Houston. Sí está muy alejado del mercado nacional y muy pocas personas pueden pagar esto”, indica Castañeda.

Para estos fármacos de patente, se realizan negociaciones entre el gobierno, las farmacéuticas, el sector salud y los seguros privados, sostiene, a fin de encontrar un punto medio: que el paciente pueda tener el medicamento y la compañía recupere su inversión.

“Algunos medicamentos que son de especialidad, para enfermedades complicadas en su atención, se tienen que atender por las instituciones públicas de salud debido al alto costo como para que una familia lo pueda desembolsar”, agrega Enrique Martínez.

Medicamentos en México y Estados Unidos

En comparación con Estados Unidos, los precios de los medicamentos son hasta 172% más baratos en México, al punto que varios norteamericanos viajan a los estados de la frontera para adquirir fármacos, menciona Castañeda. En ciudades como Tijuana, Nuevo Laredo y Ciudad Juárez es común este fenómeno.

Washington registra los precios más altos de medicamentos en el mundo, sobre todo, por la limitada regulación estatal, señala Castañeda.

El pasado 12 de mayo, el presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva para obligar a las farmacéuticas a reducir sus precios entre 30% y 80%. El magnate dio 30 días a las compañías para aplicar una reducción voluntaria y les solicitó aumentar los precios en el extranjero.

A decir de Enrique Martínez, director general del Inefam, cumplir esa medida sería complicado porque los precios de los medicamentos consideran diversas variables, como investigación, desarrollo, producción y distribución. Sin embargo, considera que esta medida es otra de las estrategias de Trump para obligar a los terceros a una negociación.

“Un recorte de este tamaño no está considerando diversos aspectos, como temas de producción, de operación, de importación, de cadenas de suministro, la afectación a cadenas globales para la producción”, explica.

El director general de Inefam advierte que forzar la bajada de precios sin considerar estos aspectos podría provocar problemas en la producción y una posterior escasez de insumos.

Aunque esto afectaría también a otros países, Martínez ve una ventaja en México: 70% de los productos farmacéuticos son de producción nacional, por lo que no ven un impacto considerable. El verdadero problema para el país está en lograr que sus compras públicas de medicamentos sean eficientes.

Con información de Expansión Política

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