Confianza internacional respalda el rumbo económico de México
Edgar F. Garza Ancira
El anuncio de crecimiento realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el desarrollo económico de México que pasa del 0.2 por ciento a 1.0 por ciento, se debe en gran medida a la disciplina fiscal y la estrategia económica implementada por el gobierno, pese a un panorama internacional lleno de incertidumbre y desafíos, como la política arancelaria de Estados Unidos.
Nuestro país, tiene en marcha el Plan México, que contiene las acciones concretas orientadas a fortalecer nuestra economía desde sus cimientos. La inversión en infraestructura es un pilar fundamental, con proyectos que no solo conectan regiones y facilitan el comercio, sino que también generan empleos y dinamizan las economías locales, junto a las obras de transporte y conectividad que están transformando la logística del país.
El impulso a la soberanía energética, que busca garantizar la autosuficiencia de México en un recurso vital para la industria y el desarrollo, nos protege de las fluctuaciones de los precios internacionales y asegura un suministro estable para la producción nacional.
La protección social y el fomento a la industria nacional son, a su vez, elementos que fortalecen el mercado interno y crean un entorno de equidad. Cuando la gente tiene poder adquisitivo y las empresas locales prosperan, la economía se fortalece desde abajo. La estabilidad macroeconómica que se tiene con un peso fuerte y una inflación controlada, aunado a la fuerte conexión con la economía de Estados Unidos y un sector industrial robusto es un activo invaluable que nos distingue en la región y que ha sido clave para que el FMI confíe en nuestro futuro.
Para capitalizar este impulso se debe mantener un entorno de certeza jurídica y facilitar los procesos para atraer capital nacional y extranjero, especialmente en sectores clave como la energía y la tecnología. Además de reducir la dependencia de un solo socio comercial y fortalecer las relaciones con otras regiones para mitigar riesgos y destinar mayores recursos a proyectos de infraestructura que mejoren la competitividad del país y faciliten la logística para el comercio.
Esta revisión positiva indica una mayor confianza en la capacidad del país para atraer inversión, lo que es fundamental para el proyecto de Nación que busca un México más justo, equitativo y próspero.
La clave de este reconocimiento reside en la percepción de que las políticas actuales están logrando una estabilidad macroeconómica, creando un entorno propicio para que se generen más empleos y salarios más dignos. El crecimiento, aunque pareciera modesto, permitirá impulsar una mayor prosperidad para la gente, contribuyendo a la meta de reducir los niveles de pobreza y desigualdad y a garantizar un mayor acceso a servicios de calidad, lo que representa beneficios tangibles para la población.
