La coartada de Rubén Rocha

Álvaro Aragón Ayala

Rubén Rocha Moya elaboró una coartada con el estatus de “hipótesis del autosecuestro” para intentar escapar de las acusaciones enderezadas en su contra que lo ubican como el responsable del “levantón” y desaparición de Luis Alonso García Corrales, secretario de organización del Partido Sinaloense, y su amigo Francisco Cerón Beltrán. El plagio beneficia política y electoralmente al gobernador y a su candidato al Senado de la República, Enrique Inzunza Cázarez, y a un tercero, Juan de Dios Gámez Mendívil, aspirante a la presidencia municipal de Culiacán.

El gobernador enloqueció con la excesiva concentración de poder y en su instintivo quehacer gubernamental revela el perfil psicopatológico de una persona dispuesta a realizar acciones demenciales con tal de imponer sus caprichos. Las “explosiones” esquizofrénicas en “las semaneras” contra directivos del Partido Sinaloense describen una obsesión enfermiza por “borrarlos del mapa”. La “hipótesis del autosecuestro” revela el diseño de un plan criminal con la fabricación premeditada de una coartada para escapar de cualquier investigación federal.

Antes del “levantón”, Luis Alonso García trabajaba en la potencialización de un plan político-electoral encaminado a lograr el triunfo de Paloma Sánchez Ramos, candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México” al Senado de la República, y de Erika Sánchez, aspirante a la presidencia de Culiacán, lo cual enloquecía Rubén Rocha, Enrique Inzunza y a Juan de Dios Gámez. En función de secretario de organización del PAS, Luis posee información confidencial de primer nivel de los proyectos electorales y de sus operadores pasistas.

“El levantón” y desaparición tiene la marca registrada del gobernador: en el 2021, un comando armado privó de su libertad al secretario de organización del PRI estatal, José Alberto Salas Beltrán, de quien, a base de amenazas de muerte, sacaron información sobre el plan de movilización para el día de las elecciones y los nombres de sus operadores, a quienes después plagiaron. El estilo es el mismo. Los delincuentes apoyaban en aquel entonces a Rubén Rocha, pero ahora cerraría la nueva operación criminal con su coartada con el rango de la “hipótesis del autosecuestro”.

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