Enrique Inzunza no es investigado por la Fiscalía…

Álvaro Aragón Ayala

Más allá de la hipótesis del móvil político ¿Quién o quiénes construyeron la narrativa popular en el sentido de que Rubén Rocha Moya es el autor intelectual del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda y que ahora “identifican” como conspirador al ex secretario general de Gobierno y actual Senador de la República, Enrique Inzunza Cazarez? No fue la Fiscalía General de la República ni los agentes del Centro Nacional de Inteligencia.

Más aún, ninguno de los dos, ni el gobernador ni Enrique Inzunza figuran en las investigaciones federales y sus nombres no aparecen tampoco en la carpeta de investigación de la FGR que se elaboró en torno al crimen del fundador del Partido Sinaloense y ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa

¿De dónde se sacó entonces la versión? ¿Quién construyó esa relatoría y con qué propósito? Para efectos judiciales, penales, en la indagatoria para dar con los autores intelectuales y materiales de un asesinato las leyendas urbanas y el chismerío publico carecen de valor. Para la FGR sólo cuentan las pruebas, las evidencias, los hechos.

El artículo “No fue Rubén Rocha el autor intelectual” del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda desencadenó una serie de conjeturas, unas defendiendo la investidura del gobernador y otras denigrándolo. El autor del artículo fue calificado de maromero y de haber recibido indicaciones del alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, para atacar a Enrique Inzunza, cuyo nombre no aparece en el artículo ni es señalado de nada. 

Bien. Se precisó que la conclusión o el desenlace de la indagatoria policial y judicial (realizada por la Fiscalía Federal y el CNI) no encaja en la narrativa “popular” construida para endilgar al gobernador la autoría del asesinato con la intención de hacerlo caer, que pida licencia al cargo o sea desaforado. Que la coyuntura en que fue perpetrado el homicidio dio margen a la emisión de diversas relatorías, pero la única verdad es que el conspirador se pudiera mover entre los Poderes Fácticos o en las esferas políticas con planes rumbo al 2027.

Que “no fue ni es el gobernador” el responsable, es el colofón (final) de las pesquisas de la Fiscalía General de la República y del Centro Nacional de Inteligencia y de otros órganos de investigación política, en cuyas indagatorias surge el rostro y nombre de un personaje al que Cuén Ojeda calificaba como el “operador” y controlador de instancias de Poder en pleno ejercicio de un ambicioso proyecto futurista.

Cobra interés la pregunta: ¿Quién o quiénes se mueven en los Poderes Fácticos -en el llamado también Estado Profundo- y/o en las esferas del Poder con planes rumbo al 2027? No, no es Enrique Inzunza Cazarez el que se desliza en el submundo de la política. El Senador y ex secretario general de Gobierno es figura pública visible. Opera a la luz. No en las sombras. Sí, si se mueve en las esferas del Poder con planes futuristas, pero no es el único. Tampoco es el único al que Cuén Ojeda calificaba como “operador” y controlador de instancias de Poder.

Aquí hay un dato interesante: el crimen ocurrió cuando Héctor Melesio Cuén, en sus redes digitales, acusaba al gobierno de cualquier agresión que le llegara a ocurrir a él y a su familia, lo cual creó, de acuerdo a las investigaciones de la FGR y del CNI, las circunstancias o el “ambiente perfecto” que habría de ser aprovechado por el autor intelectual para dar la orden de eliminarlo, sabiendo que el principal sospechoso sería precisamente Rubén Rocha.

Cuando en una investigación criminal se habla de “operador” ¿Cuáles son las características que abordan las autoridades de la Fiscalía General de la República y del CNI para definir este perfil? En los complots son personajes poco votados que manejan una cuota importante de poder. Manejan informalmente las fichas del poder -desde atrás de la escena, claro- y casi siempre están en el centro de las decisiones, sean grandes, como un importante acuerdo político, o pequeñas.

Su arte es el manejo del secreto. Su territorio, el poder informal. Su clave, los contactos que manejan. Unos pueden exhibir un máster en el exterior y otros no terminaron ni la primaria. Algunos se mueven en el nivel más alto de la política; otros pululan en el más bajo. Habitan las primeras, segundas y hasta las decimocuartas líneas de la política. Juegan en las grandes ligas y también en las inferiores. 

Entonces, para la FGR y el CNI, se generaron las circunstancias o el “ambiente perfecto” para asesinar a Cuén Ojeda, tal vez con el propósito de que se culpara al gobernador Rubén Rocha y quizá también a Enrique Inzunza, quien acababa de alcanzar un estatus de Senador, un cargo superior al de fundador del PAS que había obtenido una diputación federal plurinominal. No se entiende, pues, por qué eliminar un rival menor en tamaño político.

Y no, no, aparece ni el gobernador Rubén Rocha Moya ni Enrique Inzunza Cazarez en ninguna indagatoria policial o judicial. No figura el nombre del Senador de la República en la carpeta de investigación que la Fiscalía General de la República armó en torno al asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda. Inzunza no opera en las sombras. Siempre ha sido y es un personaje público visible. La narrativa popular,el mitote, no tiene ningún valor probatorio en una investigación de tipo criminal.

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