¿Crecimiento ante la oportunidad ‘geoeconómica’?
Armando Ríos Piter
De la misma forma en que la economía estadounidense ha registrado una dinámica que pocos preveían a finales del año pasado, la economía mexicana mantiene un ritmo positivo. De acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica del INEGI, la economía nacional tuvo un avance de 0.4% mensual en abril, luego de una caída de 0.1% en marzo. Cabe señalar que las perspectivas respecto al crecimiento han tenido importantes modificaciones a lo largo del año. Mientras que en diciembre de 2022, el consenso registrado por la encuesta del Banco de México hecha a expertos registraba una proyección del 0.9% de incremento anual para 2023, las señales cambiaron. Un ejemplo de ello es la encuesta más reciente publicada por Citibanamex, que ahora anticipa un crecimiento del 1.9%.
La relocalización de cadenas de suministro –“nearshoring”- se mantiene como una oportunidad “descomunal para México y, de capitalizarla, esta podría ser la década del país”, señaló el global managing partner de McKinsey & Company. La consultora ha señalado que el fenómeno de “reubicación de proveedurías” ya se traduce en una mayor demanda de componentes para la industria automotriz local, reflejándose en el arribo de nuevas inversiones, expansiones de centros de producción y más requerimientos de compra. En paralelo, la reactivación de los inventarios estadounidenses también ha acelerado la producción. Por esta razón, es de esperarse que durante los próximos meses se incremente el PIB local en lugares como Aguascalientes y otras entidades productoras de automóviles, que sufrieron durante los meses de la pandemia por la ausencia de “chips” provenientes de Asia.
En este contexto, la composición del Producto Interno Bruto enfrenta importantes retos. En principio, el consumo ha evidenciado una desaceleración importante, comparada con la dinámica experimentada los últimos años. Las cifras del Inegi revelaron que el gasto de los hogares en México apuntó a una disminución en los últimos dos meses. De hecho, el Indicador Oportuno del Consumo Privado avanzó 2.1% anual en marzo y 2.2% en abril, que representarían las tasas de crecimiento más bajas en dos años.
Por su parte, la inversión privada se ha retraído ligeramente. De acuerdo también con el Inegi, la actividad industrial, uno de los motores de la economía mexicana, se contrajo 0.9% mensual en marzo, ante un menor dinamismo de la industria manufacturera y la minería. En el Encuentro Industriales 2023, empresarios y organizaciones señalaron que entre las principales preocupaciones de la Iniciativa Privada están la falta de infraestructura, la inseguridad y el insuficiente abastecimiento de servicios como agua y electricidad, lo que podría frenar el potencial en la atracción de inversiones bajo el esquema de nearshoring.
Lograr el crecimiento que hoy se avisora por la coyuntura ‘geoeconómica’, para distintas regiones del país, reclama una sólida política industrial, acompañada de inversión pública inteligente, que impulse las economías local y nacional, de la mano de la iniciativa privada.
Por ello, es fundamental entender y dar seguimiento a la situación que guarden las finanzas públicas. Para mejorar la infraestructura, los bienes y servicios públicos que hoy se requieren, será fundamental fortalecer los ingresos del Estado y eficientar el gasto. La recaudación a los grandes contribuyentes se ubicó en 549,613 millones de pesos en el primer trimestre del 2023, lo que significó una contracción anual de 8.1% en términos reales, de acuerdo con el Informe Tributario y de Gestión del SAT. Al mismo tiempo, la política monetaria deberá profundizar el control de la inflación, toda vez que la canasta alimentaria se disparó un 40% según el Coneval, al mismo tiempo que evite que las tasas limiten el crecimiento.
Para finalizar, cabe recordar que México desplazó a China desde 2018 como primer exportador de tráileres al mercado de Estados Unidos y su participación creció desde 33.8% en 2012 a 53.2% en 2022, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio. Sirvan estos datos para recordarnos que vivimos un momento de oportunidades a nivel global. Se requieren decisiones inteligentes y visionarias en materia fiscal y monetaria, que impulsen el desarrollo estretégico nacional. Al mismo tiempo, se necesita una política industrial que defina “trajes a la medida” estado por estado, para aprovechar las vocaciones regionales y la integración logística territorial.