“No podría contestar eso”
Jaime Guerrero Vázquez
La nueva secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez, inició su gestión con el pie izquierdo. Ante una pregunta elemental (¿cómo le enseñarían matemáticas a un niño con el nuevo plan de estudios?), respondió con un contundente: “no podría contestar a eso”. Por supuesto, podría argumentarse que la funcionaria todavía no estaba empapada de todos los detalles de su asignatura, pero el tema era básico. Este gobierno ha presumido su nuevo plan de estudios. De hecho, es la estrella en materia de educación, así que no había excusa para no contestar a eso.
Además del controvertido plan de estudios para preescolar, primaria y secundaria, que se aplica en 30 escuelas de cada entidad como un programa piloto, hay tres programas prioritarios en la Secretaría de Educación Pública: las becas para el bienestar Benito Juárez, la escuela es nuestra y las universidades para el bienestar Benito Juárez que resultan ser 145 y nadie sabe dónde están ni cuáles son sus planes de estudios, carreras o cuerpo docente.
Sobre esto último, en una mañanera reciente, el presidente López prometió que próximamente se daría a conocer su ubicación. Hasta la fecha no ha cumplido con su oferta. Se han destinado 4 mil millones de pesos para atender a 64 mil alumnos en universidades que sólo unos pocos saben dónde se encuentran, si es que existen.
Más allá de lo oscuro que resultan estos programas prioritarios y el nuevo plan de estudios, hay otros problemas relacionados con la educación que necesitan ser atendidos: deserción escolar, rezago educativo, condición psicosocial de los alumnos y situación de las escuelas y los materiales. A partir de la pandemia y el largo periodo sin clases presenciales se hace necesario evaluar lo anterior. Adicionalmente, la crisis económica resultante, que no ha podido ser superada, agravó las cosas. A decir de varios expertos, la educación a distancia resultó un fracaso debido a la desigualdad económica, la falta de elementos adecuados para darle seguimiento (computadoras, móviles, buen internet) y un deficiente desempeño pedagógico.
Empecemos por el problema de la deserción. Al parecer no hay un dato único al respecto. La organización Yo También (dedicada a la discapacidad, inclusión y accesibilidad) analizó el Informe de Labores de la SEP 2021-2022. Se habla de menos maestros, cierre de escuelas, caída en la entrega de materiales y, por supuesto, de menos alumnos. Señala esta organización que 847 mil alumnos en todo México dejaron de tomar clases. El cálculo es brutal: cuatro mil niños y niñas desertaron diariamente en 190 días hábiles del ciclo escolar.
Pero hay otros datos. En marzo de 2021, el INEGI publicó los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto de la covid-19 en el país y señaló que más de cinco millones de estudiantes no se inscribieron al ciclo escolar por razones relacionadas a la crisis desatada por la pandemia.
Hablando de otros datos, el pasado 2 de septiembre el presidente López redujo la cifra a 520 mil alumnos que habían desertado, sobre todo por razones económicas. ¿De cinco millones a 520 mil de un ciclo escolar a otro? Es muy posible que muchos de esos millones se hayan recuperado, pero no se saben los datos reales. Es urgente que se cumpla la promesa que hizo el mandatario de que se hará una contabilidad, pero también hay que instrumentar un programa de reincorporación. Habrá que analizar las causas de la deserción y poner un remedio.
En cuanto al rezago educativo, un informe del gobierno de los Estados Unidos, publicado el pasado 1 de septiembre, subraya que el nivel de matemáticas y de lectura en alumnos de 9 años cayó drásticamente entre 2020 y 2021. El nivel de matemáticas bajó una media de 7% y el de lectura descendió un 5%. Como suele suceder, este rezago se agrava en alumnos de minorías raciales y étnicas. Los estudiantes negros fueron los que sacaron peores notas, con un retroceso de 13% en matemáticas, frente al 5% de los blancos y el 8% de los latinos. En lectura, la caída fue uniforme: el 6%.
¿Cuál es el rezago en México? En enero de este año, la secretaria Delfina Gómez instruyó a que docentes realizaran una valoración diagnóstica de aprendizajes de alumnos en matemáticas y lectoescritura. Además de que el método es cuestionable, a siete meses de esa orden no conocemos los resultados. Mexicanos Primero ha documentado que en lectura los alumnos empeoraron hasta un 23 por ciento de un ciclo escolar al otro.
Como cereza en el pastel, la UNESCO dio a conocer que México ocupa el lugar 107 entre 108 evaluados en índice de lectura. ¿Dónde está la república de (e)lectores de PIT II?
Estos son algunos de los retos de la secretaria Leticia Ramírez. Creo que tampoco podrá contestar a todo esto.
El Economista