Cuando matan a un General
Alexei Chévez Silveti
El asesinato en Zacatecas del General José Silvestre Urzúa, coordinador de la Guardia Nacional (GN) en la entidad, tras un enfrentamiento contra civiles armados en el municipio de Pinos ha golpeado fuertemente en el ánimo de la GN y la Sedena.
Llegar a ser General en nuestras fuerzas armadas conlleva un muy largo camino y una trayectoria impecable, constantemente revisada por el alto mando de la Sedena quién para aprobar la promoción a este grado, le presenta cada año la lista de ascensos para su aprobación al Presidente de México.
El ser considerado para esta patente y grado implica una hoja de servicio donde se deben reflejar cualidades y capacidades probadas en múltiples tareas y misiones que realizan día a día nuestros mandos y soldados. El llegar a ser General no sólo es tener la antigüedad y méritos, también significa haber tomado una serie de cursos y estudios en el Heroico Colegio Militar, Escuela Superior de Guerra, El Colegio de Defensa Nacional, y diversas instituciones en el extranjero, a lo largo de muchos años. Además de competir por este ascenso con casi 900 coroneles, personal que en su mayoría cuenta con los mismos méritos.
Un General es un soldado que ha sido probado día a día a lo largo de años y ha sobresalido en cada asignación que se le ha encomendado. Sus dotes de mando y liderazgo se ponen a prueba y los resultados que entrega son observados y evaluados por sus superiores, los errores a ese nivel no son tolerados ni olvidados.
El mando se puede ejercer de muchas maneras, no hay una sola forma de hacerlo. También cada operativo es de una naturaleza diferente, un buen líder sabe que la mejor manera de ganarse el respeto de la tropa es el estar siempre al frente de ella. La moral y desempeño se elevan cuando el mando está con ellos compartiendo el riesgo y no sentado en el cuartel. El mandar desde el frente permite tomar las decisiones de manera rápida y oportuna minimizando riesgos al personal o modificando la manera con la que se lleva la operación.
Será altamente debatible si su actuación fue o no la adecuada, si los altos mandos deben participar en los operativos exponiendo su vida, qué directivas hay sobre ello y cuáles fueron las órdenes que se dieron para realizar esa misión por el alto mando, si la inteligencia con la que se contaba fue suficiente, etc.
En la realidad, cualquier operación por muy cuidadosa que se planee, siempre tiene un desarrollo diferente al original y conllevan un alto riesgo, el General Urzua lo sabía, era parte de su trabajo. Él junto con los 1 900 elementos bajo su mando exponen la vida cada día al salir a la calle para combatir al crimen.
La pérdida del General José Silvestre Urzúa Padilla es un muy duro golpe para la moral de nuestras fuerzas armadas. Es también la primera baja de un Comisario que sufre la Guardia Nacional y su muerte pega a todos sus elementos.
El ejército mexicano tiene poco más de 540 Generales en activo, donde sólo 4 son mujeres.
Mis oraciones están hoy con ellos y la familia Urzúa.