Caso Genaro: Calderón sí supo siempre de sus narcovínculos

Carlos Ramírez

Si las acusaciones contra el exsecretario calderonista de Seguridad Pública, Genaro García Luna, señalan vínculos con el narco desde hace más de quince años, entonces una de las derivaciones más candentes del juicio en Nueva York estaría involucrando la responsabilidad de Felipe Calderón Hinojosa como presidente de la República para encumbrarlo y sostenerlo en la posición más importante de combate al narcotráfico y el crimen organizado.

Las pistas se pueden encontrar en el libro Las cinco vidas de Genaro García Luna, escrito por dos investigadores del Colegio de México (Guadalupe Correa-Cabrera y Tony Payan) en 2020 y avalado por el reconocido especialista Sergio Aguayo. Se trata de una investigación sobre el funcionario que enfrenta un juicio en Nueva York y se basa en dos líneas muy profesionales: una larga entrevista con el propio inculpado antes de ser arrestado y de entrevistas con funcionarios y especialistas que lo conocieron, algunas de ellas manteniendo el anonimato, pero acreditando su validez en el profesionalismo de los autores.

El libro de 117 páginas, que estuvo mucho tiempo abierto a consulta digital y ahora se vende en librerías y en el propio Colegio de México, hace revelaciones en la página 36:

“Según estas versiones, que incluyen las recientes declaraciones del general en retiro Tomás Ángeles Dauahare –subsecretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Calderón–, el (hoy) expresidente mexicano tenía pleno conocimiento sobre las actividades de García Luna y sus vínculos con el narcotráfico. En una entrevista reciente con medios de comunicación, Ángeles Dauahare asegura que él mismo alertó personalmente y por escrito al expresidente de México sobre el hecho de que su entonces secretario de seguridad Pública estaba involucrado con la delincuencia organizada.

“Sin pruebas concretas –pero se supone que se ventilarán en Nueva York– hay quienes dicen que Genaro García Luna protegió a “la gente de Sinaloa” desde su paso por la AFI. Alguien nos recordó el episodio de cuatro sicarios del Cártel del Golfo que fueron secuestrados, interrogados y torturados mientras los videogrababan en Acapulco, Guerrero, en 2005. Se dice que “la AFI de Genaro, en lugar de turnar el caso a la Policía Ministerial, entregó los sicarios a la Barbie, es decir, a los Beltrán Leyva”.

“Este tipo de preferencia y protección a “la gente de Sinaloa”, según algunas versiones, se extendió a distintas partes de la República Mexicana. Algunos también dicen que “se le dijo a Calderón sobre las amistades peligrosas de Genaro antes de que lo nombrara y aun así Calderón lo eligió”. También se dice que “terminaron laborando en la SSP y la Policía Federal varios personajes cercanos a García luna que habían trabajado con el en la AFI y que supuestamente tenían relación con la gente de Sinaloa y protegieron a ese cártel. Nada de esto, a la fecha, se ha comprobado de forma fehaciente”.

La designación de García Luna como secretario de Seguridad presenta muchos elementos oscuros o inexplicables. Los investigadores Correa-Cabrera y Payan, por ejemplo, entrevistaron a Jorge Tello Peón, ex director del CISEN, sobre el nombramiento y éste dijo que “Calderón nombró a García Luna al frente de la SSP porque creía que lo podía “manejar, pensaba que no lo iba a cuestionar. Genaro era el operativo de confianza”. Atribuye esta decisión a la falta de conocimiento sobre el tema de Calderón y dice que “cuando no se tiene cultura en un tema, no se elige bien al personal”. El nombramiento de Calderón se decidió en una terna en la que estaban Tello y Miguel Ángel Yunes Linares.

En sus conclusiones, los investigadores plantean una de las cuestiones más importantes del arresto de García luna, luego de haber sido el funcionario consentido por todas las agencias de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares de Estados Unidos. Y se preguntan si en el juicio en Nueva York se podría revelar qué sabía el Gobierno de EU sobre las narcorrelaciones de García Luna y cuándo lo supo y “si ya conocía de los delitos de los cuales acusan al exfuncionario mexicano cuando le otorgaron una tarjeta de residencia, pues cabe cuestionar el papel de Estados Unidos en esta especie de doble juego”. Es decir, si el Departamento de Justicia que hoy acusa a García Luna a través de la DEA ya sabía de sus actividades ilícitas y cómo es que el FBI, también del Departamento de Justicia, dio luz verde para que se le otorgara la residencia permanente en el país.

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