La crisis petrolera de la 4T
El gobierno de Morena, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, enfrenta la más grande caída en las reservas de petróleo en la historia y también la menor producción de aceite desde 1980 con 1.5 millones de barriles de petróleo diarios y todo porque se insistió en que fuera Pemex la única entidad capaz de producir hidrocarburos.
Al final del sexenio, la administración anterior le entregó un plan quinquenal de licitaciones para exploración y producción y los resultados de tres rondas de licitación así como un programa completo que incluía qué se tenía que hacer hasta 2019, de esa forma se tendrían inversiones continuas hasta 2021-2022 y es obligación de la Secretaría de Energía hacer el plan para el periodo 2020 a 2024, pero decidieron desobedecer el mandato.
El plan quinquenal 2020-2024 que se tenía que hacer en conjunto con la Secretaría de Hacienda, la Comisión Nacional de Hidrocarburos y el Fondo Mexicano del Petróleo no se hizo por berrinche presidencial y se pagan las consecuencias, el precio del petróleo mexicano alcanzó en mayo 2022 los 113 dólares por barril, hoy es de 70 dólares, y México no tiene la capacidad de aprovecharlos a pesar de que el costo de producción es de unos 20 dólares por barril y todo porque dejó de invertir en exploración y producción, dejó de pagar a contratistas y tuvo los accidentes más grandes en su historia.
El plan quinquenal no es responsabilidad de Pemex, de hecho, la estructura legal de la empresa productiva del Estado le permite, si la Sener hace su trabajo, acceder a nuevas áreas e información disponible, esto es importante, el principal afectado de que no haya plan quinquenal es Pemex.
El presidente decidió que este plan no se hiciera a pesar de que los datos sobre las áreas que pueden ser explotadas en favor de la Tesorería de la Federación que cobra los derechos e impuestos. Las últimas cifras presentadas en el plan quinquenal derivado de la reforma energética y que está basado en la constitución señalaba la cantidad de áreas que se pueden explotar en diferentes lugares, por ejemplo, en aguas profundas, hay 1,000 Km; aguas someras, 400 Km ; terrestres no convencionales, 300 Km ; y terrestres convencionales, 200 Km .
Con la cancelación del plan quinquenal se perdieron otras cosas que la apertura permitía, por ejemplo, la reforma energética permitió que se incrementara cuatro veces la información sísmica en 3D realizada en México, hoy no se tienen nuevos datos, o al menos no hay forma de saberlo.
Otro tema que se perdió fue la transparencia y el manejo de la información especializada, incluso para Pemex que decidió cerrarse y ahora en Pemex Exploración y Producción las cuentas no les salen. De las primeras tres rondas de licitación se definieron 502 áreas propicias para la inversión y se adjudicó el 29% de la superficie de licitación en nueve convocatorias, la aversión al sector privado provocó que se regresara una buena cantidad de áreas.
La realidad es que la producción privada, pese a los deseos presidenciales y la cerrazón de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, es exitosa con los pocos contratos que siguen vivos, sus 200 mil barriles diarios son mejor negocio que cualquier proyecto iniciado por la 4T.