El ejército controlará la venta de turbosina
Mauricio Flores
Aeropuertos y Servicios Auxiliares, la entidad a cargo actualmente y encargada de abastecer turbosina a la aviación comercial y privada, está a punto de desaparecer: fuentes allegadas a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes que lidera Jorge Nuño, aseguran que la próxima movida del gobierno federal será traspasar a esa entidad a las fuerzas armadas como un colofón al decreto que firmó el miércoles Andrés Manuel López Obrador para que los servicios de seguridad navegación aérea del país pasen al control de la Secretaría de la Defensa Nacional a cargo del general Crescencio Sandoval conforme a la nueva ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano que aprobó por mayoría el Partido Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados.
Vaya, para ser una mayoría legislativa -y un presidente- que entre sus promesas de campaña en 2018 estuvo la de “regresar al ejército a los cuarteles”, es un sinsentido asignar cada vez mayor cantidad de tareas a las fuerzas armadas que realizaban previamente entidades públicas con personal civil, con funcionarias y funcionarios de carrera. El argumento, como en otras que han ocurrido a lo largo de los últimos 4 años, es que la participación de castrense es la única capaz de detener la corrupción de los civiles “heredada del pasado neoliberal” y recuperar de esa manera el control sobre procesos administrativos, servicios y suministros que eran objeto de pillaje y/o colusión para actividades ilegales.
ASA, como tal, es la única entidad autorizada para la venta de combustibles para aviones. Los aviones y avionetas utilizadas por los diversos cárteles del crimen organizado se han abastecido de un mercado negro que existe tanto en México, en América Latina y Estados Unidos, así como en México con o sin ASA de por medio.
Así, sí las fuerzas armadas mexicanas reciben el control en el acopio y distribución de combustibles aéreos, entonces tendrían que verse reducidas de manera automática la operación de las aeronaves utilizadas por el crimen organizado a sea para mover sus mercancías como para trasladar con mayor velocidad a sus altos mandos.
Si ello sucede, será afortunado para la república; sí por el contrario, se mantiene la operación de aviones que trasladan mercancías ilegales o sus propios mandos, la señal ominoso será que alguna razón no se habrá afectado al crimen organizado y que el decreto no habrá pasado de buenas intenciones.