Woldenberg e INE se agandallan el mitin y desplazan a Claudio X.

 Carlos Ramírez

Invitados por la centralización del tema electoral en la marcha del 13 de noviembre, el INE y José Woldenberg impusieron el discurso central de la propuesta del domingo, se agandallaron la bandera de lucha contra el Plan B de reforma electoral e inclusive se apropiaron de manera arbitraria de los símbolos fotográficos de la manifestación.

En una edición urgente de unas cuantas páginas –84–, el expresidente electoral Woldenberg publicó un librito en Ediciones Cal y Arena de la revista Nexos para venderlo el próximo domingo en el mitin en el Zócalo. El pequeño panfleto, titulado Izquierda y democracia, lleva como fotografía de portada el evento del 13 de noviembre en el Monumento a la Revolución donde apareció Woldenberg como orador oficial en nombre del bloque político del INE que encabezan José Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón, quienes en abril próximo terminarán su gestión en el Instituto y pasarán a retiro dorado con pensiones multimillonarias.

La apropiación de la movilización ciudadana contra el Plan B del presidente López Obrador tuvo también otro invitado especial apenas el domingo anterior: con el conocimiento de que su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, sería declarado culpable de las acusaciones de asociaciones con el narcotráfico mexicano, el expresidente Felipe Calderón publicó en el periódico Reforma un largo documento en el que propuso la unidad de la oposición para las elecciones del 2024 o la creación de un nuevo partido opositor, pero enmarcando su propuesta en el mitin del próximo domingo en el Zócalo, convocado por el bloque Coparmex-Claudio X. González-coalición PRIANREDE-INE y pequeñas corrientes de élites destripadas en los actuales partidos de oposición bajo membretes de frentes o coaliciones.

El intento de asunción de liderazgo opositor a partir de su condición de expresidente de la República fue otro movimiento oportunista de Calderón, en tanto que su victoria en el 2006 fue producto de irregularidades electorales operadas por el entonces INE de Luis Carlos Ugalde como consejero presidente impuesto por la alianza Elba Esther Gordillo por el PRI y Fox-Calderón por el PAN, lo cual establece el criterio de que el frente anti Plan B se basa en personalidades e instituciones que tienen manchas de irregularidades electorales en modo de fraude.

La agenda del mitin del domingo que tiene ya como liderazgos a Woldenberg, el  INE y Calderón se centra en puntos concretos del Plan B y los señalamientos de que esconderían la posibilidad de un fraude electoral en el 2024, pero con la experiencia de que las irregularidades electorales ya no se encuentran en el robo de urnas, la manipulación de las boletas electorales o el acarreo de votantes, sino, como se demostró en el 2006, a través de la manipulación del conteo computacional que benefició a Calderón a través de un contrato a su cuñado Hildebrando Zavala.

En el fondo, todos los liderazgos reales de la marcha del 13 de noviembre y del mitin del próximo domingo tienen sus propias agendas, entre las que destaca la intención de los actuales consejeros dirigentes del INE de mantener el cacicazgo de burocracia dorada que administra Woldenberg y que ha convertido al organismo en un bloque ideológico de perfil salinista contra la propuesta del presidente López Obrador; y desde luego se tiene que registrar el hecho de que el expresidente Calderón apresuró la publicación de su largo artículo en Reforma el domingo pasado para tratar de blindarse contra el dictamen de culpabilidad criminal contra su poderoso secretario de Seguridad Pública y desde entonces pieza clave del calderonismo.

El oportunismo –muy a la usanza de la política estudiantil universitaria– de Woldenberg con su librito armado con artículos publicados en los medios y su discurso del 13 de noviembre busca la intención de desplazar el trabajo político y económico invertido por Claudio X. González y la Coparmex para construir un frente plural.

El librito de Woldenberg no necesita de lecturas estratégicas sino solo de un repaso superficial de los textos para entender que Woldenberg dejó de representar algún tipo de izquierda y se estacionó en el espacio ideológico priista-maoísta de la reforma electoral de 1990 que impuso el entonces presidente Salinas de Gortari para seguir manteniendo el control estratégico del proceso electoral.

La argumentación del INE-Córdoba-Murayama-Woldenberg es falaz: si democracia es respetar el voto de la mayoría institucional que aprobó el Plan B en base a las reglas institucionales, entonces la dictadura se impone cuando una minoría burocrática como la el INE quiere impedir decisiones institucionales para imponer su voluntad autoritaria.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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