AMLO y el error de Lázaro Cárdenas
Juan Manuel Asai
¿Dedazo y encuesta son sinónimos? El sentido común dice que no, pero como el quehacer político mexicano se despliega en una realidad alterna el presidente López Obrador los usa indistintamente, como si tuvieran el mismo significado.
Un día dice que el pueblo decidirá al candidato presidencial de Morena por medio de una batería de encuestas y al otro asegura que no cometerá el mismo error de Lázaro Cárdenas a la hora de elegir a su sucesor. A diferencia del Tata, él no permitirá zigzagueos en el camino de la 4T.
Como es un personaje singular el presidente no cree que está siendo incongruente, porque en realidad lo que quiere decir es que habrá un dedazo fulminante pero avalado por una encuesta. La idea es que pueda afirmar, cuando el proceso concluya, que él y el pueblo llegaron a la misma conclusión. Una feliz coincidencia, dirá.
Esto del cinismo en los destapes presidenciales no es nuevo. Cuentan que don Fidel Velázquez, entonces líder del sector obrero del PRI y socarrón como ninguno, se apersonó en Los Pinos para escuchar de boca del presidente en turno el nombre de quien sería el candidato presidencial del PRI. Una vez que se dijo el nombre, don Fidel contestó: “Nos leyó la mente señor presidente, nosotros también queríamos a ese candidato”. Así el dedazo y la encuesta de AMLO para elegir a su sucesor, que en este caso será sucesora.
El presidente alardea de su conocimiento de la historia mexicana. Por eso se refirió a la sucesión del general Lázaro Cárdenas quien cometió el error de nombrar como sucesor al general Ávila Camacho y no a Francisco J. Múgica quien cuentan las crónicas políticas era su sucesor natural porque fue artífice de las principales políticas públicas del régimen cardenista.
El presidente revivió ese episodio para explicar de manera pública por qué, sin decir los nombres, la ganadora de la encuesta será Claudia Sheinbaum y no Marcelo Ebrard. El presidente supone que el canciller se correría al centro, sería más moderado, parecido a Ávila Camacho.
Al decirlo incurrió en un montón de supuestos que no tienen asidero con la realidad. Por principio de cuentas parte del supuesto de que encabeza un gobierno de izquierda, lo que es falso. Su agenda no incluye las principales banderas de la izquierda a nivel mundial, como las causas de las mujeres o la protección del medio ambiente, entre otras. Es un gobierno populista, de perfil autoritario, que es otra cosa.
El presidente dice que no quiere que en el 2024 regrese la oligarquía, cosa que no puede ocurrir porque nunca se ha ido. Los multimillonarios del régimen de Enrique Peña son los mismos del gobierno de López Obrador y ahí seguirán el próximo sexenio, gane quien gane.
Otro error del tabasqueño es suponer que Claudia hará de su gobierno una calca del gobierno de López Obrador, lo que es hasta una falta de respeto. Una cosa es que como estrategia la jefa de Gobierno de la CDMX repita en las tardes lo que el presidente dice en las mañanas, aunque sean disparates, y otra suponer que no tiene sus propias convicciones y su proyecto para el país. Si gana la elección la doctora Sheinbaum zigzagueará todo lo que crea conveniente.
Como señal de los verdaderos alcances de su gobierno, de todos los héroes de la patria con los que le gusta compararse, al presidente López Obrador solo le queda un personaje histórico que ni a héroe llega: el general Plutarco Elías Calles. El mérito de don Plutarco fue haber sido considerado unos años jefe máximo del régimen, porque puso unos títeres en la presidencia. Hasta que apareció el general Cárdenas y lo mandó a la…finca de Palenque.