El chisme de las tortillas
Álvaro Aragón Ayala
¿Por qué las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa no le contestaron al gobernador Rubén Rocha Moya por el montaje propagandístico armado con una supuesta factura de compra de tortillas de 18 millones de pesos para las casas de estudiantes, dijo el mandatario, documento pagado en el 2020, en plena etapa de pandemia cuando los albergues estudiantiles estaban cerrados?
De hecho, no lo consideraron prudente pese a que tesorería y la contraloría general de la UAS tienen el dato exacto sobre la derrama de esa cantidad de dinero. Esos recursos, ya auditados en el 2021, fueron canalizados al pago de un pasivo del 2018 y 2019 que tenía la UAS con proveedores y prestadores de servicios que hacían posible el funcionamiento de 16 casas de estudiantes que alojaban en esos años a más de mil alumnos.
Que el pago se realizó cuando las casas de estudiantes estaban cerradas. Sí. Por indicaciones del entonces Rector Juan Eulogio Guerra Liera, el tesorero de la UAS Manuel de Jesús Lara Salazar, realizó en el 2020 el pago del pasivo (deuda) de 18 millones de pesos con el dinero ahorrado por el cierre de los asilos estudiantiles y la cancelación de otros servicios a raíz de la pandemia. Se cubrió el pago con recursos propios de la universidad ya que ni el gobierno federal ni el estatal otorgan subsidios para el sostenimiento de los albergues.
¿Por qué no contestar, entonces? En la Universidad Autónoma de Sinaloa prima la idea de que el “ataque” de las tortillas, la fabricación de demandas penales, la intentona de la Auditoría Superior del Estado por auditar el presupuesto federalizado y los ingresos propios de la institución y el discurso machacón de la “legalidad” de la Ley de Educación Superior del Estado, son parte de una campaña de descrédito en los que no hay que “enredarse” demasiado cuando sobresale el chisme verdulero. Lo de las tortillas fue eso, un chisme.
Efectivamente, sobre la UAS proliferan los montajes. El periodista Juan Manuel Partida Valdez, líder de la Asociación de Periodistas de Sinaloa -que agrupa a más de 100 comunicadores- reveló precisamente que una de las aristas de Rubén Rocha Moya es la creación de montajes. “A los enemigos les inventan, hacen montajes, y a los amigos los vuelven buenos. Hay casos muy emblemáticos. Eres cuate te ayudo; no eres cuate te friego. Así funciona la justicia”, dijo.
El analista Ernesto Hernández Norzgaray fue preciso al referirse a las tortillas del escándalo al considerarlo “la última bomba mediática” del gobernador Rubén Rocha, luego de que seguramente asombrado vio al gran contingente de la máxima casa de estudios que tomaron las calles de la capital del estado durante del Día del Trabajo exigiendo respeto a su autonomía y a la ley.
Se trata –sostuvo Hernández- de poner en entredicho la solvencia moral de los directivos de la universidad, “ablandarlos” mediáticamente y crear la percepción de corrupción para que el Congreso del Estado haga valer las reformas que ha votado mayoritariamente, que la Auditoría Superior del Estado haga la supervisión de cómo se manejan los recursos públicos que por ley recibe del gobierno sinaloense y que la Fiscalía, si fuera necesario, ponga tras las rejas a funcionarios universitarios.
Lo paradójico es que la ASE no está facultada para auditar a la UAS y la Fiscalía no puede fincar delitos, solo que lo haga en la ilegalidad dándole credibilidad a los montajes. Y es que quienes repitieron y repiten lo de las tortillas, escenario que partió de una de las conferencias semaneras de Rubén Rocha, se olvidaron que los más de mil estudiantes que habitaban en el 2018 y el 2019 los albergues no solo consumían tortillas, sino carne, leche, huevo, pan y otros alimentos, y de que necesitaban en sus cuartos, camas, colchones, aires acondicionados y abanicos, etc.
En fin. El chisme de las tortillas se disipa con todo y que sirvió al gobierno de Rubén Rocha para desencadenar una verdadera guerra sucia digital y presencial contra las autoridades de la UAS y de paso contra el dirigente estatal del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, a quien a toda costa intentan desacreditar y sacarlo del juego electoral del 2024. Los montajes están sirviendo para armar alharacas y falsos escenarios. Es cuanto.