Muy obvios los ataques contra la UAS y Cuén: Manzanarez
Álvaro Aragón Ayala
Para que el gobierno pueda desarrollar una persecución y criminalización política y disfrazarla de lucha contra la corrupción, se requiere de una estructura ad hoc proclive a la operación de perversidades y de una plataforma periodística o herramienta informativa que se preste a difundir hechos falsos con la carátula de trabajos de “investigación periodística”. El apareamiento de estos entes, el gubernamental y el informativo, son claves para enderezar procesos de linchamiento público.
El periodista Felipe Manzánarez ilustró que desde que el gobierno del estado de Sinaloa decidió invertir, contratar y pagar mensualmente un millón y medio de pesos a Noroeste, este órgano informativo empezó a “deslizar” su línea editorial y emprendió una campaña contra la UAS y contra el maestro Héctor Melesio Cuén Ojeda. “Basta leer su columna institucional, las editoriales, algunos de sus articulistas, las ocho columnas y las portadas del periódico, un día sí y otra también, cuestionando, criticando”, dijo.
Es pues Noroeste el órgano periodístico que Rubén Rocha Moya escogió para desatar la criminalización del Rector de la UAS, Jesús Madueña Molina y Cuén Ojeda. Con la empresa editorial, el gobernador firmó contratos millonarios de publicidad pese a que este medio de comunicación es copropiedad de Manuel Clouthier Carrillo, enemigo declarado del presidente Andrés Manuel López Obrador. A la fecha el periódico ha recibido más de 18 millones de pesos del gobierno rochista.
Y no solo eso, el periodista Felipe Manzanarez denunció que Rubén Rocha Moya se convirtió no únicamente en el financiador del periódico Noroeste, sino en su publicista y reveló que el gobernador mantiene un extraño contubernio con Manuel Clouthier Carrillo, propietario de este diario. “Antes, hay que recordarlo, Noroeste era el paladín, exhibía los medios de comunicación y sus contratos con el gobierno del estado. Los publicaba como notas importantes. Exhibía a los periodistas y los calificaba de ‘chayoteros’”, puntualizó.
Sostuvo que incluidos los contratos de “publicidad”, el tema de fondo “es el contubernio que existe entre el gobierno del estado de Sinaloa y Noroeste, entre Rubén Rocha Moya y Manuel Clouthier Carrillo. La verdad es que son muy obvios en esta campaña para atacar, difamar y desprestigiar a la Universidad Autónoma de Sinaloa, a su director jurídico, y al presidente del Partido Sinaloense (…) Ya se comenta en los cafés, en las pláticas de amigos, en el WhatsApp, que al leer Noroeste en estos días viene olor a el Diario de Sinaloa, de la época de los 80 y viene un olor al Sol de Sinaloa de la década de los 90. Así está hoy Noroeste”.
El gremio periodístico, la clase política y la sociedad informada de Sinaloa sabía en la época de los 80 que el Diario de Sinaloa era propiedad del gobierno del Estado y publicaba solo lo que el gobernador en turno o el jefe de prensa estatal decidían. Desde ese medio se linchaba a los opositores al régimen de gobierno; a su vez, el Sol de Sinaloa de los años 90 se nutría para el pago de la nómina de su personal y la impresión de sus ejemplares de un subsidio mensual del gobierno del Estado.
El gobierno de Rubén Rocha Moya tiene entonces en Noroeste su plataforma para el desarrollo de su tarea de persecución y criminalización y la publicita en sus Semaneras, aunque no hay ninguna duda de que el contrato millonario para que difundan los ataques a la UAS y Cuén no corresponde a la penetración del medio de comunicación, ni a la de su tiraje ni a la de sus plataformas digitales. La experiencia revela que en las campañas electorales Noroeste no sirven ni siguiera para ganar una sindicatura, menos una alcaldía y mucho menos la gubernatura. De ese tamaño es su pequeñez.
La estructura gubernamental de apoyo a la plataforma de Noroeste la integran el propio secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, llamado el verdadero poder en Sinaloa; Ismael Bello responsable de la sustracción de la información confidencial del SATES de Madueña Molina, Cuén Ojeda y su familia, para diseñar los ataques; la titular de la Fiscalía General de Justicia, Sara Bruña Quiñonez, la auditora Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera y el titular de la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica Hermes Medina Cázarez.
Todos se reúnen a diario con Enrique Inzunza para enterarse de que documentos van a esculcar o adulterar para hacerlos aparecer como sospechosos o parte de alguna operación irregular, para después seleccionarlos y armar un “esqueleto informativo”, el cual es supervisado por el secretario general de Gobierno, que al final indica que publicar o borrar como si el periódico Noroeste fuera de su propiedad y no existiera otro tema en la agenda periodística de Sinaloa que el estar atacando a la UAS y a Cuén Ojeda.
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