Con la fuerza del silencio piden paz

Antonio Quevedo Susunaga

El pasado viernes, alrededor de 20 mil ciudadanos sinaloenses, miembros de organizaciones sociales, gente que se vistió de blanco salió a marchar silenciosamente, de la Lomita a la plazuela de la Catedral, por la Obregón, para exigirle sin ruidos ni palabras al gobernador Rubén Rocha Moya que desean la paz, que termine con la persecución política, las acusaciones difamatorias y los ataques sin fundamento que han dañado a muchas personas y familias.

Esta marcha silenciosa y vestidos de blancos, tiene el objetivo de calmar nuestro entorno social, de enviarle un mensaje a las autoridades estatales, que en el 2021 fueron elegidas, que tengan momentos de calma, de reflexión, que aprendan a dialogar y trabajar con un auténtico espíritu de servicio para lo que fueron escogidas. “La fuerza del silencio” es el mismo método que uso en su momento, el Cardenal Robert Sarah para calmar la persecución, los hechos de violencia y gente que no desea acudir a las armas para defender su derecho.

Y si esto no lo entienden las autoridades estatales, que recuerden aquel momento nefasto, violatorio de la constitución cuando el panista Felipe Calderón Hinojosa, despojó al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, del auténtico triunfo que había obtenido con el voto de los mexicanos, pero para evitar hechos de violencia más lamentable, López Obrador llamó a sus seguidores a “tomar las calles de Reforma en forma silenciosa, para evitar la violencia que estaba prendida con alfileres”. Esta forma silenciosa fue la mejor forma de evitar la violenta.

De esa manera silenciosa, con la que marcharon los ciudadanos, también marcharon miembros del PAS, encabezados por Héctor Melesio Cuén, que le ha pedido en repetidas ocasiones al gobernador que detenga la persecución, contra él, y en contra de su familia y como también esta misma petición la hecho el rector doctor Jesús Madueña Molina, que está siendo acosado con toda la fuerza de las instituciones como es el Congreso del Estado, la Fiscalía General de Sinaloa, la Auditoría Superior del Estado, aunque saben que no tienen competencia para auditar a la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Lpropuesta de diálogo planteada en repetidas ocasiones por el rector Madueña Molina no han sido escuchadas, no han querido ser escuchadas, ha pesado más las ambiciones de poder político, de llevar a la cárcel a los universitarios que lo hicieron llegar al poder de la gubernatura, que respetar la Ley. El pleito contra los alcaldes, que no han estado de acuerdo con Rocha, Jesús Estrada Ferreiro, cuyas acusaciones aún no quedan claras, que fue destituido para imponer a su ahijado.

En el caso de Guillermo Benítez, lo acusó, luego lo protegió y luego lo encadenó a un proceso penal, cuyas repercusiones no sabemos si alcanzan al exgobernador Quirino Ordaz Coppel, debido a que se habla de negocios con el alumbrado de Mazatlán como la remodelación del Centro Histórico de ese puerto.

En esta marcha del silencio y por la paz, no hubo discursos, no hubo señalamientos personales, hubo ofendidos por el gobierno que salieron a manifestar con la “fuerza del silencio” la más profunda de las protestas en contra de las autoridades estatales. La gente está cansada de tanto derramamiento de sangre entre bandas de narcos, contra gente desplazadas que son despojados de sus propiedades para quedarse con ellas, por delincuentes que gozan de la protección.

Las acciones de las autoridades estatales están encaminadas a crear inestabilidad en la UAS, a que los estudiantes salgan a la calle, a tomar la Avenida Obregón, igual que López Obrador tomó Reforma, o que tomen el palacio de gobierno como muchas veces lo intentaron algunas fuerzas políticas, todo esto con el alto riesgo de que haya violencia.

Gobernador Rubén Rocha Moya, los sinaloense quieren paz.

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