La megafarmacia: un fracaso anunciado
Leopoldo Mendívil
Los primeros días de septiembre sabremos quienes serán los abanderados de las dos alianzas para la contienda presidencial en 2024; el tema nos tendrá bastante distraídos como para prestar suficiente atención a la discusión del presupuesto federal para 2024, a iniciar en por esas fechas.
Hay varios rubros a los cuales debiéramos poner mucha atención. Podríamos empezar por ver cuántos recursos solicitará el Ejecutivo para las famosas y costosas megaobras, con tal de inaugurarlas durante el primer semestre del próximo año. Pero sobre todo, fijarse si esas son ya las últimas partidas presupuestales que requerirán.
Hay una última ocurrencia presidencial que creo que le costará un ojo de la cara a los contribuyentes; me refiero a la megafarmacia que se planea ubicar en la Ciudad de México para surtir a todo el país.
Don Andrés Manuel tiene una visión simplista de los proyectos y una confianza mesiánica en su palabra; si se le ocurre una idea, pues la resuelve mentalmente, sin profundizar en los requerimientos y procedimientos para que tenga éxito. Una vez verbalizada su idea, pues sigue la lógica de “hágase la luz y se hizo”.
Yo que más quisiera que su idea funcionara, pero lo veo improbable. Me explico:
Cuando AMLO desbarató el sistema de compras de medicamentos, no cayó en la cuenta de que también hizo trizas el sistema de distribución. Varios de los laboratorios importantes no cuentan con infraestructura de distribución, porque había otras empresas –las concentradoras- encargadas de tal tarea para varios laboratorios. Dichas concentradoras entraban a las licitaciones con una oferta específica de medicamentos, incluyendo la distribución a farmacias de hospitales, centros de salud y hasta los modestos consultorios en zonas poco pobladas.
Desde 2020, este país sufre de desabasto y es fecha que no se soluciona. En las mañaneras, una y otra vez nos dice López Obrador que ya está resuelto el problema, pero la realidad indica otra cosa. También hace tres años, el inquilino de Palacio Nacional tuvo otra epifanía: encomendar la distribución de los medicamentos a la paraestatal Biológicos y Reactivos de México, S.A., BIRMEX.
Como he comentado en otras entregas, BIRMEX estaba dedicada a la producción de vacunas. Y todo pasó: dejó de producir inmunológicos, no armó la infraestructura y la logística de distribución, y se metió en un lío de malos manejos administrativos (ver BIRMEX: entre la ineficiencia y la corrupción, 06/10/22). Vamos, ni el IMSS la pudo contratar por el servicio caro y deficiente que ofrecía.
¿Qué va a pasar con BIRMEX? Vaya usted a saber.
Lo que el presidente nunca consideró es que con el servicio de las concentradoras, las distintas dependencias del sector salud NO requerían de almacenes, ni de flotillas de distribución. Le enlisto algunos requerimientos a calcular en los gastos de operación de la megafarmacia:
1) Renta o compra de un mega local o varios cercanos para las bodegas, personal, mobiliario de almacén y de oficina, sistemas de refrigeración, energía eléctrica y agua, sistema informático y papeleo para controles de entradas y salidas, atención a las unidades de salud, empaque, servicios de vigilancia, seguros contra daños y robos.
2) Camiones, motocicletas, choferes, gasolina, peajes, refacciones, vehículos con refrigeración y seguros.
3) Capacitación de todo el personal, particularmente en logística y manejo de productos delicados.
Y todo esto tiene que funcionar como relojito 24/7.
Como ve, mi estimado don Erasmo, no es enchílame la otra y debe costar un mundanal de dinero. Desde luego, las concentradoras cargaban el costo del servicio al precio final, pero el sector salud se ahorraba muchas preocupaciones como a continuación le describo.
Hay otro problema adicional. Cada centro de salud tiene una suerte de cuadro farmacológico dependiendo de su nivel de especialización; la obligación de las concentradoras era mantener dicho cuadro satisfecho de manera PERMANENTE. Si faltaba algún medicamento, el responsable de farmacia solo tenía que llamar por teléfono a la concentradora y ésta lo debía surtir en cuestión de horas, so pena de multa.
Ninguna concentradora, incluso después de años en el mercado, tuvo la capacidad de cubrir todo el país. Así que cabe la pregunta: ¿de verdad la megafarmacia va a contar con los recursos, procedimientos y logística para llevar, como dice el presidente, cualquier medicamento a cualquier punto de México?
No pretendo ser ave de mal agüero, pero la megafarmacia será un fracaso más en los servicios de salud. Que las ideas del presidente fracasen es lo de menos; lo de más son los enfermos que seguirán colgados de la brocha.
Como ve, diputado González, esto de gobernar no es para iluminados.
Es para la gente con sentido común.