Seis claves para entender el éxito del Frente Amplio por México
Horacio Vives Segl
El domingo concluyó el proceso mediante el cual la oposición política y social al régimen definió que Xóchitl Gálvez será la candidata que le disputará al régimen la Presidencia de la República en las elecciones de 2024. Aquí las claves del proceso que llevaron a la revalorización ciudadana de la oposición partidista del Frente Amplio por México, integrada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).
El surgimiento de la “marea rosa”
Desde noviembre del año pasado, una primera manifestación de protesta en defensa del INE y de la democracia pluralista, tomó Reforma en la Ciudad de México y se reprodujo en decenas de ciudades de todo el país para impedir la aprobación de una reforma constitucional en materia electoral francamente autoritaria y regresiva. Ese impulso sin precedentes por parte de la sociedad civil, se repitió en febrero de este año, con una concentración en el Zócalo capitalino para respaldar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que invalidara seis leyes electorales, aprobadas por Morena y sus aliados legislativos. Esa energía social derivó en un imperativo para que los partidos políticos, principales vehículos en la postulación de candidaturas, abrieran sus procesos de selección de candidaturas opositoras.
Encuentro entre sociedad civil y partidos políticos
Si bien se veían con recelo, el proceso de crecimiento y mantenimiento de la marea rosa los fue acercando. Las organizaciones de la sociedad civil –que tienen fines sociales que les dan origen y caracterizan- vieron la relevancia de poder incidir políticamente en la postulación de candidaturas, específica y principalmente, en la presidencial. Los partidos políticos de oposición, que atravesaban en conjunto críticas en su capacidad de articulación de intereses ciudadanos y que estaban en la mira por su reciente desempeño electoral, encontraron en las organizaciones de la sociedad civil, el bono de credibilidad que les hacía falta.
Mecanismo de participación ciudadana
Las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos acordaron un instrumento decisorio que en tan solo 67 días, contemplaba mecanismos de respaldo, transparencia y consulta ciudadana. Fue así que se emitió una convocatoria para que perfiles de la sociedad civil como de extracción partidista pudieran inscribirse para iniciar una competencia de contraste de personalidades y proyectos. El proceso fue avanzando con el requisito de obtener 150,000 respaldos ciudadanos, dispersos en al menos 17 entidades de la República, someterse a estudios de opinión para que avanzaran los perfiles mejor evaluados, así como la realización de un foro nacional y cinco foros regionales para debatir ideas y contrastar perfiles. Hacia mediados del proceso, quedarían cuatro aspirantes: Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes. De la Madrid fue eliminado al conocerse el primer estudio de opinión y Creel declinó en favor de Xóchitl Gálvez. A estas alturas del proceso, era notorio que la senadora panista iba consiguiendo los respaldos adecuados para imponerse en la contienda.
Legalidad del proceso
Ante la insuficiencia de un marco legal que regule específicamente las elecciones primarias de los partidos, se constituyó un frente y el convenio respectivo fue presentado para ser valorado y aprobado por la autoridad electoral, el INE. A diferencia de un proceso fuera de control, que el oficialismo detonó al término de las elecciones legislativas de 2021, las organizaciones y partidos frentistas fueron particularmente escrupulosos en detonar un proceso inédito, austero y legal para poner a competir a los distintos perfiles aspirantes a responsable de la coordinación del Frente Amplio por México.
Comité Organizador
En ausencia de una autoridad como tal, la buena voluntad entre organizaciones y partidos dio lugar al establecimiento de un Comité Organizador, con representación de los partidos, pero con mayoría ciudadana, para tomar las decisiones de un proceso inédito, donde la principal legitimidad se sustentaba en la voluntad de los actores políticos para arribar a acuerdos y en el prestigio electoral y de militancia en organizaciones de la sociedad civil de quienes serían los comisionados y el secretario técnico del Comité Organizador. Para generar una estructura territorial en todo el país, se establecieron 32 comités estatales, con representación de los partidos, las organizaciones de la sociedad civil y coordinados por un especialista electoral.
La capacidad de respuesta del Comité Organizador y ajuste ante las eventualidades que se sucedieron (la puesta en funcionamiento adecuado de la plataforma de registro y la resolución ante la inconformidad de aspirantes perredistas) fue determinante en la conducción del proceso hasta las etapas finales.
Los resultados
Muchas lecciones para ser consideradas. En primer lugar, el aprendizaje para realizar elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (como las PASO en Argentina). Algo que no es menor, es la puesta en práctica de valores democráticos: dejar de lado intereses personales y de partido para privilegiar una agenda mínima de consensos en beneficio de un interés superior; la aceptabilidad de la derrota de algunos contendientes; la generosidad en la declinación de Santiago Creel y de Beatriz Paredes; y que ante las diferencias que naturalmente se presentaron con algunos aspirantes y dirigentes de los partidos, se hayan amortiguado y resuelto en el ánimo de privilegiar el bien común superior.
Finalmente, que Xóchitl Gálvez, un perfil propuesto e impulsado desde la sociedad civil haya generado un consenso y acuerdo entre los partidos políticos frentistas pone hoy a la oposición en un lugar mucho más competitivo de cara a las elecciones de 2024. Su historia, relato y desempeño político motiva e inspira. Da ilusión y esperanza. Y en contraste, pues nada más hay que ver el desaseo e incapacidad para levantar las encuestas programadas entre las lamentablemente llamadas “corcholatas”, el dispendio de recursos y las acusaciones mutuas que se han hecho entre los contendientes. Todo esto, en una simulación para justificar la decisión de un solo hombre en la selección de su eventual sucesor –o con mayor precisión, sucesora- por dedazo presidencial.