El consenso en la 4T
José Blanco
Entre amenazas de conmoción transcurre la República construyendo las condiciones para extender los beneficios del primer tramo de la 4T, al siguiente tramo. Morena casi ha resuelto su diseño para transmitir el poder político al relevo esperado. Claudia Sheinbaum es garantía de continuidad, algo imprescindible para las mayorías. El “segundo piso” de la 4T –así lo refiere Claudia– es continuidad con cambio; con el cambio que se desprenda de la actualización de los diagnósticos del estado de una nación donde la pobreza y la desigualdad siguen siendo la prioridad número uno. Con el cambio, asimismo, derivado de la mirada de una mujer que tiene ideas propias, ideas de mujer, en primer lugar.
Marcelo Ebrard, un servidor público de primer nivel, actuó de modo discordante con la posibilidad de suceder al presidente López Obrador. El Ebrard de la breve campaña política resultó un desconocido. Era otra persona, con líneas programáticas propias y distintas de las prioridades del programa de gobierno de la 4T. Su estilo político, genuino o fingido, fue del todo ajeno a los valores de la sencillez y de la autenticidad que han distinguido al líder de la 4T, con quien se identifican las mayorías. Más aún: de modo deliberado, Ebrard no apostó a esas mayorías. La seriedad y la gravedad de la bandera “por el bien de todos primero los pobres”, fue suplida por la gringada “sonrían, todo va a estar bien”. Resulta incomprensible que, así, creyera que podía ganar. Fuera del consenso de la 4T, hoy por hoy, nadie puede ganar. Y la imagen de Marcelo empeoró al mostrarse disconforme con los resultados que apuntaban las encuestas: sus reclamos resultaron sin asideros, y su postura laxa e inverosímil.
Al escribir este artículo, ignoro cuál fue la postura pública que debió presentar Marcelo ayer lunes. Fuera de Morena, no tiene adónde ir, políticamente. Con Movimiento Ciudadano podría robar algunos votos a Morena, dividir la votación de la oposición de derecha, y beneficiar así a Morena. Podría, sí, emprender la construcción de un partido con sus orientaciones ideológicas. De otra parte, como simple ciudadano, no comparto la opinión según la cual Marcelo tiene (o debería tener) un lugar dentro de Morena, no después de ver su actuación, sus tesis políticas distantes de Morena.
Por mucho tiempo han permanecido sociológicamente distintos 1) los sectores que conforman las mayorías populares y 2) los sectores de las clases dominantes y de las clases medias. La imposibilidad del capitalismo para desarrollarse a plenitud en los países periféricos mantiene esos sectores como distintos; esa condición estructural crea un tipo de sociedad diferente al tipo de desigualdad capitalista observable en los centros dominantes. En la literatura convencional, son esos los países “subdesarrollados”, con un núcleo “moderno”, capitalista, similar al capitalismo desarrollado, y un área socioeconómica que permanece en el “atraso”. La imposibilidad de un establecimiento pleno del capitalismo surge de sus propias crecientes tendencias concentradoras y centralizadoras, en marcha durante las sucesivas olas de su internacionalización, y nace, asimismo, de los pueblos y comunidades en una lucha de resistencia frente a la operación de un capitalismo que conlleva pulsiones colonizantes en los territorios y espacios sociales comunales; ocurre así en un gran número de los países periféricos.
Los sectores 1) y 2) no sólo son distintos desde el punto de vista económico, también lo son desde la perspectiva política. El sector 2 está compuesto, política y jurídicamente, por individuos ciudadanos; los miembros del sector 1 están revestidos de los mismos atributos político-jurídicos, y son esa medida “ciudadanos” pero, más profundamente, están interconstruidos como miembros de una cultura comunitaria. Son menos “individuos” que los del sector 2; son, más, miembros instituyentes de una comunidad. En México, y en otros muchos países, el número de personas del sector 1, el sector popular propiamente dicho, es muy grande, no es extraño que se les denomine “mayorías”.
Desde luego, no hay una separación de tajo entre el sector 1 y el 2. La cultura comunitaria, y la individualista, son gradientes. La cultura de comunidad puede existir en toda la extensión de la palabra o, en el otro extremo, en algunos individuos, con sólo algunos rasgos comunales. A los obreros asalariados, parte también de las mayorías, intentaré describirlos más adelante. Los sectores 1 y 2 poseen muy distintas sensibilidades al discurso político. Hoy en México se ha ido constituyendo un sector de las mayorías enormemente sensible al discurso de Morena elaborado por Andrés Manuel López Obrador en décadas de interacción política con ese sector.
Estar dentro del consenso de Morena es estar dentro del discurso del gobierno de la 4T, e incluye la figura del Presidente. Es ahora que comienza el difícil tránsito a un estado de cosas donde debe conservarse ese consenso, sin la presencia de Andrés Manuel.