Marcelo especula: ¿Frente Amplio o MC?
Pedro Mellado Rodríguez
El registro oficial de candidatos a la Presidencia de la República se realizará, según establece la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, entre el 15 y el 22 de febrero del 2024. Por esa razón, Marcelo Ebrard Casaubón, exsecretario de Relaciones Exteriores en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, prolongará lo más que sea posible su controversia contra la dirigencia de Morena, en su protesta por el resultado de la consulta interna para designar Coordinador de los Comités para la Defensa de la Cuarta Transformación, proceso en el cual fue derrotado y en el que resultó triunfadora inobjetable la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Marcelo prolongará esa controversia con un solo propósito: mantenerse vigente en los medios de comunicación, convencionales y digitales, para continuar con su precampaña soterrada, cultivando dos posibles salidas que satisfagan su pretensión de ser candidato presidencial y estar en la boleta el domingo 2 de junio del 2024.
Marcelo esperará pacientemente a que el Frente Amplio por México decida cuándo defenestrar a su cada día menos visible y menos atractiva precandidata, Xóchitl Gálvez Ruiz, con un cambio de jinete a mitad del río, para ofrecerle la postulación al exsecretario de Relaciones Exteriores.
El silencio ominoso de las dirigencias partidistas de PAN, PRI y PRD, que han callado frente a los cuestionamientos severos que se han expresado sobre la autenticidad y probidad de Xóchitl Gálvez Ruiz, es el signo evidente de la claudicación, de la turbación de ánimo ante la fragilidad discursiva e ideológica de su precandidata, es la más abominable señal que manifiestan quienes eluden su responsabilidad y no quieren ensuciarse las manos ni meterlas al fuego por la abanderada del Frente Amplio por México, que naufraga sola, con entusiasta ligereza y suprema temeridad, en aguas turbulentas y plagadas de tiburones.
Pero Marcelo también pretendería alargar indefinidamente sus reclamos y conflicto con Morena, porque eso le permitiría estar vigente en medios de comunicación y mantener encendida la esperanza de que, en el último momento, por allá por el mes de enero del 2024, podría invocar al genio de la lámpara, que le concediera el deseo de hacerlo candidato presidencial por el partido Movimiento Ciudadano.
Marcelo será un tercero en discordia en la contienda presidencial. Tendrá espacios suficientes para influir y colocar en buenas candidaturas o encaminar en la perspectiva de atractivos empleos, a quienes forman su círculo de leales más cercanos, que probablemente sean menos de una centena. Pero, abrigado por el Frente Amplio por México o por Movimiento Ciudadano, podría repartirles a sus leales algunas posiciones de elección popular o de designación en los gobiernos que conserven el Frente Amplio por México o Movimiento Ciudadano.
En cualquiera de esos dos escenarios, Marcelo Ebrard Casaubón estará compitiendo para llevar a su agrupación de respaldo a un papel secundario en el escenario nacional, muy lejos de Morena y sus aliados. Si su candidatura presidencial fuera finalmente impulsada por el Frente Amplio por México, quien se fortalecería sería el PAN, con la suma entusiasta de un segmento importante de clase media. Igual sucedería si finalmente fuera candidato de Movimiento Ciudadano.
Pero difícilmente Marcelo Ebrard podría erosionar los fuerte pilares de la estructura de apoyo de la Cuarta Transformación, que responde incondicionalmente a López Obrador y que seguramente hará Presidenta de la República a Claudia Sheinbaum.
La primera gran batalla de Marcelo Ebrard será en la Cámara de Diputados de la Federación, entre octubre y noviembre, cuando tendrá que aprobarse el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, espacio en el que sus seguidores pretenderán convertirse en una piedra en el zapato de Morena y sus aliados, obstaculizando la integración de una mayoría que pueda aprobar el gasto para el próximo año, de la administración que encabeza López Obrador.
No es casualidad que las declaraciones de guerra de los diputados que siguen a Marcelo Ebrard se hayan publicado en los periódicos de Grupo Reforma, la organización editorial más ásperamente crítica del Gobierno de la Cuarta Transformación.
La información publicada el jueves 21 de septiembre del 2023 en los periódicos de Grupo Reforma fue premonitoria de la discordia: “Marcelo Ebrard y un grupo de 33 diputados afines a él advirtieron ayer al coordinador de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, que no se dejarán intimidar y pidieron ser tomados en cuenta en el dictamen del Presupuesto de Egresos 2024. El Diputado Daniel Gutiérrez Gutiérrez indicó que informaron a Mier que crearán un bloque en la Cámara. ‘El objetivo es fortalecer el trabajo legislativo, fortalecer la división de Poderes’, aseveró el legislador morenista”.
Ya sembrada la semilla de la insidia, el miércoles 28 de septiembre del 2023, los periódicos de Grupo Reforma publicaron en su edición digital el segundo capítulo de los amagos de traición: “Diputados de Morena afines a Marcelo Ebrard acordaron promover cambios al paquete económico de 2024, para lo cual podrían negociar con la oposición, si en su bancada no aceptan los ajustes. ‘En lo general vamos a votar a favor, y en particular vamos a analizar de manera minuciosa partidas, sectores y, sobre todo, vamos a modificar el Presupuesto a favor de los mexicanos’, dijo ayer Daniel Gutiérrez, Diputado morenista por Oaxaca, coordinador de finanzas públicas en la fracción mayoritaria”.
El Diputado morenista Daniel Gutiérrez aseguró que los legisladores simpatizantes de Marcelo Ebrard Casaubón tienen la fuerza necesaria para lograr los cambios en el Presupuesto de Egresos 2024 que propondrán al pleno, que podrían ser mayores a 20 mil millones de pesos.
Morena y sus aliados de PT y PVEM tienen actualmente 275 diputados federales, suficientes para lograr la mayoría simple de 251 legisladores que se necesita para aprobar el Presupuesto de Egresos 2024. Con la merma potencial de 40 diputados aliados a Marcelo Ebrard, la fracción morenista podría reducirse a 235 legisladores. Le faltarían 16 para recuperar la mayoría simple con la que se aprueba el Presupuesto de Egresos.
Lo que probablemente no han considerado Marcelo Ebrard y los legisladores que le siguen es que en este momento el PRI tiene 69 legisladores y el Partido de la Revolución Democrática otros 15. Muchos de ellos están considerando abandonar las naves que sus capitanes, Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”, dirigente del tricolor, y Jesus Zambrano Grijalba, del Partido de la Revolución Democrática, llevan con frenético afán hacia el naufragio. Y muchos de ellos no estarían dispuestos a ser las víctimas fatales de una nueva y trágica representación del hundimiento del Titanic.
Marcelo Ebrard verá seguramente cumplido su sueño de estar en la boleta electoral en el 2024. Pero la nueva realidad que enfrentará la oposición en el 2024 será muy diferente a a la que reflejan los esperanzadores números que presumen de los comicios intermedios del 2021. Entonces el PAN logró el 18.24 por ciento de la votación; el PRI sumó 17.73 por ciento y el PRD el 3.64 por ciento. La suma porcentual de los tres representa un 39.61 por ciento. Enfrente, Morena y sus aliados PT y PVEM sumaron el 42.76 por ciento.
El Frente Amplio por México sueña que con la suma del 7.01 por ciento que logró Movimiento Ciudadano en el 2021 alcanzarían el 2024 el 46.62 por ciento de los votos para derrotar a Morena y sus aliados.
Dejan de lado una situación real y cruel para sus alegres sueños: en 2021 Morena y sus aliados no lograron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, pero a cambio de ello le arrebataron a la oposición 12 de 15 gubernaturas. En 2022 Morena ganó a la oposición cuatro de seis gubernaturas y en 2023 le arrebató al PRI la joya de la corona: Estado de México. Entre el 2021 y el 2023 Morena le ha ganado a la oposición las contiendas por 17 de 23 gubernaturas. Y llegarán, Morena y sus aliados, a la elección presidencial del domingo 2 de junio del 2024 con el Gobierno de 23 de las 32 entidades del país.
Frente a ese dominio administrativo, territorial y de influencia político electoral sobre más del 70 por ciento de la población del país y de los potenciales votantes de toda la República, el destino del Frente Amplio por México y de Movimiento Ciudadano, con Marcelo Ebrard o sin él, sería disputar un segundo lugar, que tendría el amargo sabor de ser equiparable a la tercera posición en un podio donde el espacio para el ganador de la medalla de plata quedaría prácticamente desierto.
Sí, Marcelo Ebrard Casaubón estará en la boleta de la elección presidencial del 2024. La duda es si será por el Frente Amplio por México o por Movimiento Ciudadano. Lo que si es claro es que, en cualquiera de los dos casos, estará luchando por una segunda o tercera posición, muy distante de la candidata de Morena.
Y quizá, más adelante, Marcelo se anime a formar un nuevo partido político o quizá a encabezar a Movimiento Ciudadano, para tender puente de plata rumbo a la jubilación del dueño de la franquicia naranja, Dante Delgado Rannauro.
Marcelo Ebrard especula en el mercado político de futuros, con singular frialdad y pragmatismo, como si realizara operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener enormes beneficios, aprovechando las variaciones de los precios y los cambios.