Ultraderecha al acecho
Javier Rosiles Salas
La ultraderecha espera agazapada en México. Su momento estelar no será en 2024, pero está generando, desde ahora, las condiciones para que lo sea en siete años. En Europa y América Latina su presencia es cada vez más fuerte. ¿Podría gobernar la ultraderecha en México en 2030? A veces los límites entre la posibilidad y la probabilidad lucen difuminados.
“Dios te salve María, llena eres de gracia…”, reza José Eduardo Verástegui Córdoba durante una transmisión en vivo a través de su cuenta de Tik-Tok. Mucho tuvo que pasar para que el actor de Televisa estuviera en esa posición de contrición.
“Me voy a ligar a esa chava. Yo me ligo a esa chava fácil. Voy a ir acá, voy a ir a un concierto acá, me le voy a quedar viendo y me la voy a ligar. Le voy a decir: Ale, Alejandra, hola, soy Manuel”. Decía hace años durante su participación en la telenovela mexicana “Soñadoras”.
Ahora el que sueña es él, con la posibilidad de convertirse en presidente de la República. Su destape no ocurrió en México, sino en Estados Unidos. Fue su amigo y jefe Donald Trump quien fungió como destapador: llamó a Verástegui “posible presidente de México” durante el lanzamiento de la película “Sonido de libertad” el pasado 20 de julio, en la que actúa y es productor.
Verástegui ha sido un duro crítico del presidente de México: “tu problema, López Obrador, es precisamente que estás en la Luna. Desconectado. Evidentemente no sabes lo que el pueblo piensa. Quien se pasa a diario muchas horas en un programa que nadie ve llamado La Mañanera, no tiene tiempo de gobernar”.
También ha descalificado con severidad al polo opositor, especialmente a Acción Nacional: “los parásitos del poder mataron al PAN con una escopeta Xóchitl calibre 666”. De manera que para Verástegui la única derecha es la ultraderecha y se forja fuera de cualquier partido mexicano.
“Nosotros somos la verdadera derecha. Y aunque hay quienes dicen que también lo son, en realidad son lobos disfrazados de ovejas. Los conservadores somos la verdadera derecha, y nunca vamos a negociar con quienes no defiendan a la familia y la vida antes de la concepción (…). De nosotros, para allá, todo está a la izquierda”. Morena y el PAN embutidos en un solo costal.
El fundador de la asociación Viva México construye una narrativa de corte populista colmada de referencias a la religión católica. De los siete partidos políticos con registro como las siete plagas a su llamado al “basta ya de tibios”, en clara alusión al libro del Apocalipsis, capítulo tres, versículos 15 y 16: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
La figura que le permite a Verástegui aspirar a la Presidencia de la República es la de la candidatura independiente. Fueron 32 las personas que manifestaron su intención ante el INE de participar en el proceso de 2024. Sólo nueve casos se decretaron como procedentes, entre ellos el de Verástegui.
Tiene hasta el 6 de enero, día de los Reyes Magos, para cumplir con los requisitos que le permitan contender. Entre ellos recabar, a través de una aplicación móvil, el apoyo de 968,158 personas, el equivalente al 1% de la lista nominal de 96 millones 815,831 registros. Una campaña para la que no recibirá recursos públicos, por lo que deberá conseguir privados, en una cantidad no mayor a 42 millones 963,333 pesos.
“Renunciar a los mismos de siempre”; “edificar el México que todos queremos”; “crimen del aborto”; “renunciar a la apatía de participar en política”; “renunciar al silencio que estimula a la casta política de siempre a seguir haciendo de las suyas”; “renunciar a la ideología de género”; “movimiento de amor”, “construir el sueño mexicano”. Son algunas de las frases con las que Verástegui busca el respaldo ciudadano.
Es probable que Verástegui aparezca en la boleta electoral en 2024, aunque es mucho menos probable que pueda ganar los comicios. Pero su apuesta es de mediano plazo, su lucha es por comenzar a reunir los apoyos hoy para competir en las postrimerías del sexenio que se avecina.
La ultraderecha mexicana apuesta por el fracaso de la Cuarta Transformación y la flojedad de la oposición. No existe hoy ningún personaje en la política nacional que pueda desmarcarse con credibilidad de los partidos políticos, salvo Verástegui. Es un verdadero outsider que puede hablar de las macas y decepciones de la clase política sin ruborizarse.
En 2024 hay más en juego de lo que se cree. Sería el momento en el que se abra una puerta a una opción que podría deslumbrar a un amplio sector del electorado mexicano frente a la turbiedad de las candidaturas tradicionales. ¿A rezar?