2024, año electoral (en el mundo)
Gaspard Estrada*
Este 2024 será sin duda un año electoral. México elegirá a su futura presidenta de la República, así como a sus representantes en el Congreso y en numerosas gubernaturas y alcaldías. Pero no sólo nuestro país tendrá elecciones: casi la mitad de la población mundial irá a las urnas. De Estados Unidos a la India, pasando por República Dominicana, Uruguay, Brasil, Portugal o Senegal, todos los continentes tendrán procesos electorales determinantes en los próximos meses.
Evidentemente esto no quiere decir que el funcionamiento de estas democracias sea uniforme –en varios países, como Irán o Rusia, no se tratarán de elecciones libres, sino de procesos de legitimación de sus dirigentes–. No obstante, los resultados de estos ejercicios tendrán profundas consecuencias en el orden político internacional.
Empecemos por América Latina.
La elección presidencial mexicana será sin duda fundamental para determinar el rumbo de la región latinoamericana. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se llevaron a cabo algunas iniciativas importantes hacia Latinoamérica, como el relanzamiento de la CELAC o el anuncio de la fabricación conjunta de medicamentos contra la covid-19 junto con el gobierno de Alberto Fernández, en Argentina, a partir de 2020. Sin embargo, poco se ha avanzado en la institucionalización de los mecanismos de integración regional, en particular para financiar grandes proyectos de infraestructura y así detonar el crecimiento económico y social.
Frente al incremento de los flujos migratorios provenientes de Centro y Sudamérica hacia Estados Unidos, la necesidad de conseguir aumentar los puestos de trabajo bien remunerados parece fundamental (así como encontrar una salida política estructural a la crisis que vive Venezuela desde hace demasiado tiempo).
También será importante darle seguimiento a las elecciones presidenciales en El Salvador, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela que se realizarán en febrero, mayo, julio, octubre y diciembre de 2024, respectivamente.
Si bien la tendencia de alternancia en el poder presente en la mayoría de los países de la región desde el inicio de la pandemia –y, por ende, de victorias electorales de la oposición– no ha dado muestras de fatiga, será interesante ver si se confirma:
Al día de hoy las encuestas dan muestra de una clara ventaja del oficialismo en México, El Salvador y República Dominicana, mientras que las candidaturas de la oposición parecen tener mayor empuje en Panamá, Uruguay y Venezuela (en este último caso, si el poder permite participar en el juego electoral a la lideresa de la oposición, María Corina Machado).
En Brasil se harán elecciones municipales durante octubre. Si bien el panorama político de este país es altamente fragmentado (más de 20 partidos tienen una bancada en la Cámara de Diputados), está claro que los medios de comunicación y la clase política interpretarán sus resultados en función del desempeño del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por el presidente Lula, y de los partidos de su coalición en las capitales de los 27 estados de la federación brasileña, con un foco especial en São Paulo, la capital del estado más grande de Brasil.
En Estados Unidos la batalla electoral (y financiera) entre Joe Biden y Donald Trump será más decisiva que nunca, no solamente por su impacto en el futuro de la democracia norteamericana, sino por sus consecuencias globales. Un eventual regreso al poder del dirigente republicano podría traducirse en un aumento sin precedentes de fuerzas antidemocráticas de extrema derecha, que han perdido fuerza a escala internacional desde la salida del poder de Donald Trump en 2020, de Matteo Salvini en 2021 y de Jair Bolsonaro en 2022.
Desde esta perspectiva el crecimiento electoral de la extrema derecha europea en los últimos meses, ya sea en España, Portugal o Francia, es de mal augurio para las elecciones legislativas europeas que se realizarán durante junio, y que renovarán la totalidad de los escaños del Parlamento Europeo. Si estas encuestas no se equivocan (lo que ha venido sucediendo con cierta frecuencia últimamente), por primera vez las dos principales fuerzas políticas europeas, el Partido Popular Europeo (centro derecha y derecha), y el Partido Socialista Europeo (centro izquierda) no dispondrán de la mayoría absoluta para cogobernar, como ha sido el caso desde la fundación del Parlamento en 1979, teniendo que negociar con el grupo parlamentario de extrema derecha.
Si la extrema derecha echa raíces en Estados Unidos y en Europa, el panorama global cambiará de manera drástica durante los próximos años. Vladimir Putin se sentirá libre de mantener su invasión frente a Ucrania, al tiempo que las políticas antimigrantes se desarrollarán tanto en Estados Unidos como en Europa. Sin duda, 2024 será un año de definiciones.
*Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) de Sciences Po, en París, Francia.