Las sentencias no politizan. Se cumplen

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

La sentencia dictada por el Jugado Primero de Distrito en Sinaloa, declarando inconstitucional diversos artículos que transgredían la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa, deberá cumplirse en sus términos.

La sentencia impone el imperativo de que terceros extraños a la Universidad Autónoma de Sinaloa, no se entrometan porque hacerlo estarían violando la autonomía de la referida Casa de Estudios. La UAS no sobornó, no utilizó ninguna estrategia de complicidad con el juzgador federal porque son autoridades que se apegan a principios esenciales como el de lealtad y respeto a la Constitución Federal y a los principios de legalidad, objetividad, probidad y profesionalismo en el ejercicio de la función judicial.

Causan lástima y coraje a la vez, las expresiones injuriosas de Feliciano Castro Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, al calificar de ignorante en el conocimiento de la ley y cómplice de las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa, al Juez de Distrito que dictó la sentencia, al reiterar ese testaferro del Gobernador, que la Ley de Educación Superior de Sinaloa no es violatoria de la autonomía universitaria.

Castro Melendrez, investigado por el homicidio de Atilano Román, mensajero de la ignorancia y uno de los artífices de la persecución política contra el Rector Jesús Madueña Molina y otras autoridades de la UAS, es un perverso entrometido de lo que la comunidad universitaria de la Casa Rosalina deberá llevar a cabo. Reformar o no la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa es un asunto interno de la UAS, y no del Congreso del Estado.

Feliciano Castro, el que se creyó reformador de la Ley Orgánica de la UAS, se quedó y así se quedará, como uno de los enemigos de la comunidad universitaria rosalina, al mancillar con sus expresiones difamantes la honorabilidad de la Casa de Estudios que lo jubiló, que le paga inmerecidamente por difamarla, deberá ser declarado un personaje non grato, entre otros, en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Que le quede claro a los señores del gobierno, que el régimen de protección que tiene la Universidad Autónoma de Sinaloa en el artículo 3°, fracción VII de la Constitución Federal, permanecerá vigente y con la fuerza necesaria para enterrar la Ley de Educación Superior de Sinaloa, por inconstitucional y violatoria de la autonomía universitaria.

Gobernador, a usted lo engañaron, cuando afirmó en una de sus semaneras, que los tribunales de amparo no admitirían el amparo que promoviera la Universidad Autónoma de Sinaloa porque no demostraría su interés jurídico ni legítimo para ampararse contra la Ley de Educación Superior de Sinaloa. Pero ahora se da cuenta que las afirmaciones que le impusieron lo golpearon en su cara. El amparo fue admitido y la Ley declara como inconstitucional. Desde un inicio, las luces de la victoria ya iluminaban el camino de la defensa universitaria, usted no lo quiso admitir.

Enójese con sus asesores o despídalos porque son los causantes de su derrota. El Rector Madueña Molina no tiene la culpa por salir exitoso en la defensa de la UAS porque esa es y será su responsabilidad. El golpe fue contundente, les sofocó las entrañas. El enojo los hizo saltar de la silla, la temblorina les tiró la tasa de café y poco faltó para el desmayo. La sentencia los abofeteó.

La comunidad universitaria rosalina, no tiene urgencia de reformar la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa. el gobierno perdió la oportunidad que tuvo y no la aprovechó. Los tiempos de reforma si es que se dan, serán determinados en la Universidad Autónoma de Sinaloa y por su comunidad universitaria. Todo intento conciliador y armonizador, fue rechazado por el gobierno del Estado. Por tal motivo, el derecho que pudo tener le ha precluido. Vendrán otras sentencias.

Las sentencias no se utilizan con fines políticos, son el resultado de un litigio provocado, arbitrario y perverso, por el rechazo de una Ley violatoria de la autonomía universitaria y que pretendía arrodillar a las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa. El beneficio que se obtiene con la sentencia es demostrarle a la comunidad universitaria y al pueblo de Sinaloa que la honorabilidad de la institución Rosalina es un valor esencial en la formación profesional de la juventud sinaloense, partidaria de la rendición de cuentas y de la transparencia institucional. El triunfo es de la comunidad universitaria y de los Padres de Familia que le han depositado su respaldo y su confianza. El vuelo del águila seguirá firme y seguro hacia la cúspide.

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